Introducción y sinopsis
Para quien esté interesado en los datos duros -o no guste de las prolongadas lecturas, inevitables en investigaciones como ésta- sucintamente, esto es lo que hemos descubierto:
Escenarios
- El 22 de diciembre de 2023, durante el Solsticio, destinamos tres grupos de trabajo al amanecer a tres puntos específicos: El Zapato (en la meseta homónima), la Piedra Bola (visible desde ruta 38, en las alturas de Los Mogotes, proximidades del río Dolores) y el “centro ceremonial” (mal llamado “pucará” dentro del hoy predio privado de “Pueblo Encanto”, dentro del ejido urbano de Capilla del Monte. Aquí tomamos en cuenta dos puntos: la cima del mismo y el monolito de acceso, llamado “Intihuatana”. Tras éste, un segundo, conocido por nosotros como “Monolito 2”, también en consideración.
- Recuérdese que descubrimos (o cuando menos fuimos los primeros en informar de ello) otra roca significativa, que denominamos “Cabeza de Tres Ojos”, próxima la Piedra Bola, y que participa de varias alineaciones descubiertas.
- A partir de los hallazgos, trabajamos sobre las posiciones determinadas por el GPS de nuestro dron, para proyectarlas en el plano y empleando plataformas de cálculo disponibles on line, cotejar nuevos alineamientos.
Hallazgos
- En los solsticios de diciembre hay un alineamiento perfecto Cabeza de Tres Ojos – Piedra Bola – Cima del centro Ceremonial – salida del Sol (por sobre la cima del cerro Overo).
- En los solsticios de junio hay una alineación perfecta El Zapato – Centro ceremonial – salida del Sol.
- En los equinoccios de setiembre otra alineación precisa Intihuatana – Monolito 2 – cima del Uritorco – salida del Sol.
- En esta misma fecha, hay una alineación El Zapato – cima del Uritorco – salida del Sol.
- En los solsticios, el Sol “corona” la piedra superior de El Zapato (tengo una hipótesis personal sobre este hecho que explicaré al final).
- El Zapato – Piedra Bola – cima del centro ceremonial dibuja un triángulo rectángulo perfecto. Este triángulo tiene 88* 46¨ , y si tomamos El Zapato – Cabeza de Tres Ojos – Cima del Centro Ceremonial es de 88* 70¨ : yo en la escuela primaria con transportador y escuadra obtenía triángulos rectángulos tan perfectos.
(están en curso investigaciones para determinar otras posibles alineaciones secundarias)
Ya se encuentran en trámite las formalidades sobre propiedad intelectual de este descubrimiento porque, como ustedes saben, algunos “investigadores serios y científicos” que dicen ser tan poco amigos de las “primicias” tardan nada en apropiarse de los trabajos de otros. De todos modos, aquí están los datos “duros”, irrefutables, a disposición de todos para que revisen y hagan las críticas que crean oportunas.
Desarrollo
Muchas veces me pregunté cómo sería cuando llegara el momento de escribir estas líneas. No para dar por finalizada una investigación, no; en realidad, oscilaba entre la incertidumbre de cuáles serían los resultados finales de tanto tiempo y esfuerzo y -lo que viene- a qué dará paso. Un camino que comenzó en 2006 (dieciocho años ya) y que no podría haber culminado felizmente si no fuera por el apoyo, presencia y entusiasmo de todo el equipo del “Proyecto Zona Uritorco” y el Instituto Planificador de Encuentros Cercanos, así como del portal “Al Filo de la Realidad” (todos los cuales serán necesaria y justamente mencionados al final de esta nota).
También me resulta en cierta forma gracioso que, aún no habiendo hecho el anuncio “oficial” del descubrimiento con las pruebas que corresponde (tomen este trabajo como tal) tengo el placer de haber comenzado a irritar a algunos “académicos”. No merecen ni La mención: digamos que sus “argumentos” es nuestra falta de titulación científica, o que -quizás observando desde la comodidad de sus aposentos con aire acondicionado gracias a alguna arcana cualidad telepática- no sabemos proceder correctamente en el terreno o, aún, no llegamos ni a la categoría de ”aficionados”. Sí, es cierto: a título personal no soy “científico”, apenas un escritor de textos esotéricos, un aventurero relator de podcasts, un facilitador de tradiciones exóticas. Digan lo que quieran. Pero el hecho es que los datos, la información, la evidencia, la reunimos nosotros, irresponsables que gastan el dinero de sus bolsillos sin exigir subvenciones de dineros públicos para estas prospecciones, quitando tiempo a la familia y entregando, casi como una ofrenda a la tierra, esfuerzo, sudor y desvelos sólo por pasión. Así que a esa cohorte de resentidos, envidiosos y mediocres (cuyo “afecto” y aceptación, afortunadamente, para nada necesito) sólo diré (y termino): digan lo que quieran, enrédense en sus sofismas… pero las evidencias son fruto de nuestro esfuerzo.
Al resto de los lectores: gracias por la catarsis. Uno es humano e imperfecto, también.
Otra salvedad antes de continuar. Cuando comenzamos a difundir las primeras aproximaciones a estos resultados, en la comunidad de Capilla del Monte aparecieron algunos críticos furibundos que se burlaban de estas hipótesis bajo la premisa que por estar en terrenos privados de una familia con la que ellos parecían tener desavenencias, por carácter transitivo todo resultaría apenas un truco comercial para vender entradas al lugar (hablo del predio “Pueblo Encanto”, ubicación de uno de los puntos relevantes, el “Centro Ceremonial” -antes llamado “pucará”-) Quiero sólo simplificar que, al margen de sus opiniones personales o chismeríos de pueblo, los datos están y sólo sus críticas serán consideradas de atención si pueden refutar esos datos.
Un rápido repaso
Bien, pero… ¿de qué hablamos cuando hablamos de una civilización megalítica al pie del Uritorco? Mi contacto con el tema comienza en el año 2006, cuando conozco a Carlos Lusianzoff, entonces administrador y propietario de “Pueblo Encanto”. Pocos meses antes, Carlos -con quien, con el pasar del tiempo, afirmaríamos una sólida amistad- había contratado de su bolsillo al arqueólogo Darío Iturriza, de la Universidad de Catamarca, para que realizara un relevamiento con miras a la puesta en valor (de tener algún valor arqueológico) de lo que desde entonces se llamó “pucará”. La palabra “pucará” designada una avanzada militar o fortificación, generalmente de altura que tiene el control y vigilancia de los caminos (habitualmente en el Incanato). Rápidamente nos quedó claro que esto no era un “pucará” como tal (incluso, Carlos gustaba de jugar con el mesopotámico término de “zigurat”).
Para quienes no conocen la zona, una ambientación. Estamos en el llamado Valle de Punilla, al norte de la provincia de Córdoba, Argentina, a cien kilómetros de su homónima capital, al pie del cerro Uritorco, mítico punto de aparición de OVNIs y entidades paranormales (éste es otro tema: los que la juegan de escépticos dirán aquí algo como “¡qué casualidad que justo allí haya aparecido esto!”. Sobre ello y al término, daré dos respuestas). La familia Lusianzoff había adquirido en 1976 el predio que pasaría a llamarse luego “Pueblo Encanto” y darle diversos destinos (como la habilitación de cabañas vacacionales). En 2005, Carlos decide limpiar de maleza una formación rocosa ubicada dentro de los límites del mismo y, cuando lo hace, observa que las “piedras”, aparentemente amorfas y azarosas, tenían distribuciones y características llamativas. Contrata entonces al arqueólogo citado y llegan a la conclusión que se trata del aprovechamiento de una orografía natural aprovechada por alguna cultura desconocida -sobre su filiación escribiré después- a la que se le estima 8.000 años de antigüedad. Sobre el mismo he escrito numerosos artículos, grabado podcasts y videos disponibles en nuestro portal, de manera que no seré redundante aquí conmigo mismo.
Durante mis ya arcaicas y largas caminatas por la región, fui gestando la sospecha que este “centro ceremonial” no era una anomalía histórica aislada. Este trabajo, hoy, se centrará en poner de relevancia el conjunto de alineaciones, pero obviamente regresaremos en algún momento sobre ese punto en particular, por estar además asociado a otro enigmático personaje que supiera sentar sus reales a metros del mismo: Odilio Estévez. Pero sobre su “castillo morisco” y sus enigmas también he escrito mucho y podrán consultarlo en el mismo espacio virtual.
El asunto es que en esa búsqueda los lugareños llamaban la atención sobre la “Piedra Bola” (que por cierto es todo un punto de referencia desde el Centro Ceremonial) y el llamado “el Zapato”. De manera que cuando conformamos (en marzo de 2022) el grupo “Proyecto Zona Uritorco” (integrado formalmente, además del suscrito, por Emanuel Giúdice, Marcelo Metayer, Alberto Marzo y Adrián Varela, a quienes se sumaron, en diciembre de 2023, David Fernández, Alexis Weisheim y Néstor Santana, colaborando circunstancialmente también Fabio Cepeda) comenzamos un largo proceso de recopilación de datos, cruce de información de quienes habíamos trabajado en terreno y viajes grupales de investigación. Formalmente, un primer viaje como grupo en mayo de 2023 (luego del cual comenzamos a adelantar información de estas curiosidades geométricas que estábamos encontrando) y, finalmente -por ahora- en diciembre de 2023, cuando dotados de buen equipo (el dron y GPSs, entre otros) relevamos cuidadosamente los puntos que habían llamado nuestra atención para llegar a las conclusiones que en el principio de esta nota he presentado.
Lo que estimamos haber descubierto, entonces, es un elaborado y extenso (pues de unos a otros puntos, en forma lineal y recordando que estamos hablando de una orografía escabrosa, existen algunos kilómetros en ciertos casos) complejo de alineaciones geométricas, en principio (porque pueden aparecer otras en sucesivos relevamientos) vinculadas a fechas como Solsticios y Equinoccios, posiblemente con fines calendáricos. Y esto plantea ya dos interrogantes:
- ¿Qué tipo de calendario, con qué fines?. No creo que agrícola. La región es dura y poco fértil; los cultivos practicables no pueden alcanzar a cubrir grandes superficies y las especies locales (algarroba, mistol, chañar) pueden ser vistas en su momento de cosecha simplemente con tocar y comer alguno de sus frutos. Posiblemente haya sido un calendario con fines astronómicos o religiosos.
- Debe pensarse en la logística que significa acarrear, tallar, levantar, mover grandes rocas, darles cierto acabado, alinearlas. Debe pensarse en una sociedad importante, compleja, estratificada, con jefes, sacerdotes, artesanos, agricultores, soldados, porque en primer lugar, deben ocuparse quizás centenares de años de observaciones, primero mientras se advierte la importancia de observar los ciclos del cielo, luego en observar los regulares de los que no lo son, y luego de la correspondencia entre algunos de ellos y sus necesidades. Y después que una casta o clase de “observadores” hace su trabajo (porque no puede atenderse al mismo tiempo la cosecha, la recolección, la guerra, la caza, la alfarería, la astronomía, sino debe haber un segmento de individuos dedicados a ellos y no solamente manumitidos sino respetados por el resto de la comunidad), no solamente una clase trabajadora que ejecute las indicaciones arquitectónicas sino una clase dirigente que planifique y ordene el trabajo, una clase campesina que se ocupe del alimento de todos, vestimentas, utensilios, y una clase guerrera que proteja al conjunto. La extrema complejidad de una sociedad tal excede la idea de grupos tribales y clanes familiares dispersos que habitualmente se adjudica a la región.
¿Quiénes fueron?
Estoy convencido que no se trata de los grupos étnicos conocidos como “Hênia” y “Kamiare”, mal llamados “comechingones”. De éstos, justamente, se afirma que su “modus vivendi” era como el señalado: pequeños grupos, familias extendidas, que vivían de la caza y la recolección y una agricultura muy incipiente. Su destreza como constructores llegaba a la construcción de viviendas semisubterráneas (por eso sus enemigos históricos, los “Sanavirones”, los llamaban “Comechingones”, porque en dialecto sanavirón “K´chingóm” significa “vizcacha”, un gran roedor subterráneo de estas pampas; era un título despectivo). Tampoco ajusta la fecha: si la presunción es que estamos ante un horizonte cultural de mínimamente 8.000 años, los Henia ocuparon la zona hace 5.000. Tenemos entonces un desfasaje de tres milenios.
¿La cultura Ayampitín? Podría coincidir en tiempos históricos, pero seguimos limitados, por lo que sabemos, por su “tecnología”: los Ayampitìn se distinguieron por mejor cerámica y algunos tejidos, no mucho más. Sospecho fuertemente que es una cultura, una civilización aún desconocida, y sobre ello continuamos indagando.
Así que -como parte del equipo descubridor- propongo que le llamemos “Civilización Erahenén” (ya que en dialecto “henia”, significa “lugar de rocas”).
Reflexiones sobre “El Zapato”
Conozco esta formación rocosa, referencia turística inevitable del lugar, desde muy pequeño, cuando viajábamos con alguna frecuencia de vacaciones con mis padres, dando por sentado su formación natural y la subsiguiente pareidolia. Y, como tantos, la observé, fotografié, caminé a su alrededor cientos de veces sin observar detalles obvios que con el tiempo fuimos precisando. Los comento, invitando a quien ya la ha visto, repensarla con nuevos ojos:
- Se trata de dos rocas distintas: una el “zapato” y otra, la base o pedestal. Si son distintas, es que alguien subió la primera sobre la segunda. Y si hizo tremendo trabajo, es por algo.
- Es un “zapato” porque desde siempre nos dijeron que veamos un zapato. Pero, aún más cuando se observa en detalle, es evidente que se ha retocado y manipulado en tiempos recientes (puede observarse un muy mal aplicado trozo de cemento a ese efecto) para “acentuar” el aspecto de zapato. La pregunta es: ¿qué vieron quienes la elevaron a ese pedestal y, posiblemente, la retocaron para darle cierta apariencia?
Con lo cual, vamos al punto que quería compartirles.
Debo esta observación a mi querido amigo Alex Chionetti (escritor, explorador argentino – norteamericano, miembro del “Club de Exploradores” de Nueva York), quien me señaló que en su momento el mítico investigador y escritor peruano Daniel Ruzo (criptógrafo, fotógrafo, poeta y descubridor de la meseta de Marcahuasi y la Cultura Masma) le había comentado -y cree guardar recuerdo que lo dejó escrito en alguna de sus obras- la extrañeza del mismo al conocer por fotografías una zona de Argentina (Capilla del Monte) y señalar lo que, según el pionero peruano, “parecía la diosa Tueris”. Es muy interesante: Ruzo nunca viajó a Argentina, supo ver esa imagen y no sabía que se llamaba “El Zapato”, por lo que no estaba contaminado por la imaginación colectiva: el vio otra cosa. Y esa cosa lo asociaba con la conocida diosa egipcia, la diosa – hipopótamo, diosa de la fertilidad.
Ahora, miren de nuevo “El Zapato” pero pensando en Tueris…
Sí, ya es. Es una locura. Pero atención; no estoy diciendo que los egipcios anduvieron por Sudamérica (aunque, ¿por qué no?). No necesariamente. Por ejemplo, propongo dos alternativas:
- Un “concepto simbólico” fue migrando de cultura en cultura y de geografía en geografía a través de siglos hasta recalar aquí. No seré el primero en señalar las “anomalías arqueológicas” de las que está repleta nuestra América (recuerden la “Fuente Magna” con grabados cuneiformes sumerios en el Museo del Oro de La Paz, Bolivia) y estoy dirigiendo mi atención a la presencia, en el sur de la provincia de Buenos Aires, de otra “cultura megalítica desconocida” que puede estar emparentada con esta que aquí señalamos. O los “túmulos” de piedra y cuarzos de origen desconocido en Uruguay (Misteriosos túmulos ancestrales en Uruguay).
- Esta segunda alternativa sonará más cercana a los oídos educados en las profundidades de la iniciación esotérica. ¿Si se tratara de un “conocimiento” expresado en símbolos que “descendió” sobre distintos pueblos desde planos superiores sutiles independientemente de su ubicación geográfica y momento histórico?
Una observación refuerza mi certeza no solamente en la importancia simbólica de este monolito sino también en su “eco” egipcíaco (con las prevenciones que señalé anteriormente). Estuve ahí al amanecer del 22 de diciembre de 2023, observando si se establecía alguna orientación interesante de esta roca con el orto helíaco. Primero, como se ve en la foto, me llama la atención que la primera aparición es en la “punta del zapato”. En realidad, en el vértice del triángulo entre el perfil del “zapato” y el cerro Overo. Pero a medida que pasaban los minutos, el Sol comenzaba a ascender (por supuesto no lo hace perpendicular al horizonte sino con una “deriva” dada por nuestra distancia al Ecuador) como “recorriendo” el perfil del “zapato”. No pude entonces dejar de recordar la hipótesis de otro amigo e investigador, el doctor Antonio Las Heras, para quien el “zapato” era un “moai” (sí, como los de la Isla de Pascua) visto de perfil mirando el cielo; la sensación era que el sol se deslizaba acariciando ese rostro. Pero ocurre que, luego, nuestro dron recorrió el lugar, “mirando” desde arriba al “zapato” y ya no tenía aspecto de moai; sólo una roca amorfa.
Por supuesto, no se trataba que el Sol se moviera “sinuosamente” siguiendo el contorno de ese hipotético “rostro”. Más bien como que destacaba en la barbilla, a la altura de los “ojos” y en la “frente”. Pero esto sí me llamó poderosamente la atención: cuando la trayectoria del Sol continuó, no sólo no la apartó del “zapato” hasta último momento sino que, en ese último instante, se ubicó bien centrado sobre la parte superior. Y recordé la ceremonia de coronación de Ra.
En el antiguo Egipto, las grandes estatuas de los dioses eran colocadas por fuera de algunos templos de forma tal que, al amanecer, el ascender del Sol las iluminara desde atrás, creando una especie de “halo” o “corona” alrededor de sus cabezas. Y algunas de ellas, especialmente queridas y consideradas, eran particular y cuidadosamente dispuestas de manera que ese efecto se produjese durante los Solsticios: cuando ese efecto ocurría, se decía que Ra “coronaba” esa estatua: es lo que tenemos aquí. Interprétenlo como quieran.
¿Porqué “justo” en Capilla del Monte?
Me anticipo a la crítica, seguramente entre mordaz y cínica, que alguien hará: “Qué casualidad, Gustavo, que justo en Capilla del Monte, lugar que tanto se promociona turísticamente por la supuesta aparición de ovnis y duendes, vengan a descubrirse estas evidencias de una “civilización desconocida””. Y ante esto, doy dos respuestas:
- Ajá. ¿Y qué culpa o responsabilidad tenemos nosotros en que estas alineaciones estén precisamente allí? Sólo las descubrimos, no las creamos. Y los datos están expuestos, son de dominio público en los gráficos que acompañan, como para que cualquiera revise y refute si está en condiciones de hacerlo.
- ¿Y si debiéramos pensar al revés? ¿Y si el imaginario colectivo, tan fértil en relatos ufológicos (no estoy cuestionando la verosimilitud fáctica de los mismos; estoy hablando de los relatos en tanto mitogénesis) se nutre del recuerdo arquetípico ancestral de la presencia de “desconocidos” que “como dioses” hicieron cosas impensables e incomprensibles para quienes vinieron después?
Como señalé anteriormente, seguiremos trabajando. Sobre sus aún desconocidos autores, otras hipotéticas alineaciones, significados simbólicos. Sirva este artículo, mientras tanto, de presentación formal de la “Civilización Erahenén”.
¿Preferís escucharlo en podcast?
Relacionados:
Hola soy Roberto García y coincido con su teoría. Desde que conocí Capilla me interesó el tema y tenía la idea de jalonar en una Carta topográfica los puntos característicos. Me alegra saber que alguien se preocupa por investigar. Saludos a todos su equipo.
Gracias Roberto por tu apreciaciòn. El mapeo que hemos hecho intuyo que está incompleto, pues es posible que haya más puntos de anomalía que registrar. Y en esto, colaboramos todos los entusiastas. Gracias por tu interés y presencia.
ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO CON VOS… creo que alguna vez nos comunicamos por mail. (por la CUEVA DE TAYOS, etc) Un tiempo vivi en Capilla…(Hace muchos años…)Lo del Zapato-CABEZA, me lo sugirió ALGUIEN y solia comentarlo con visitas…
1.-Tuve la suerte de estudiar (fui docente) y viajar por Oriente…Bolivia-Peru-Mejico. Nunca pude viajar a Irak pero fui-soy un enmorado del SUMERIO y los Annunakis…aunque apenas pude comenzar a leer tabletas (que hoy estan a mano en fotos en la red) y conoci un centro que tenia acumuladas miless, que nadie podia leer por falta de estudiosos—L,a lectura de Zacharias SITĈHIN… me fue suficiente ya por esta reencarnacion…
2.- Conoci al prof BERNARDO GRAIVER,,, UN APASIONADO (algo exagerado pero comprensible (estudie bastante hebreo-arameo…)…y tengo su libro «HISTORIA…BIBLICA Y BIBLONICA» (UN DOCUMENTO INCREIBLE Y UNA EDICION DETALLADA TAMBIEN INCREIBE …5050 PAGINAS ENLOQUECEDORAS)
..
3.- Ahora entre la fisica cuantica yla IA….mas me afirmo en una EVOLUCION COSMICA INFINITA…y en la presencia humana multimilenaria sobre el planeta como especia humana en evolucion (que ya varias veces ha quedado semidestruida o eliminada…. COMO PARECE SER QUE PUEDE LLEGAR ESTE MOMENTO DE LOCURA PLANETARIA….
TE FELICITO POR TU PERSEVERANCIA DESDE HACE MUCHOS AÑOS Y QUE PUEDAS SEGUIR CON TUS INVESTIGACIONES…(Yo ya estoy arriba de los 90… HASTA AQUI LLEGUE…PERO MUY FELIZ por lo VIVIDO…Y SOBREVIVIDO A CINCO GOLPES MILITARES…..y estar compartiendo esto…un abrazo.
Gracias por tu aporte. Y el hecho que hayas conocido a Graiver es de un valor incalculable (pero eso ya lo sabés afortunadamente). Sería interersante que la gente pudiera conocer tu experiencia en ese sentido, de modo que sin compromiso te inito a que te comuniques por privado para compartir el relato de ese aprendizaje. Fuerte abrazo.
Impresionante…. estoy ansioso por ir a conocer en la zona del zapato el altar y la cabeza de tres ojos cerca de la piedra bola. Me apasiona todo esto. Me encantaría formar parte de tu grupo aunque solo sea para acercarlos a distintos puntos de interés por mi humilde conocimiento. Pero lo haría. Cuenten con migo. Gracias por tanto.
Gracias Mario por tu calidez y entusiasmo. Incidentalmente, es uno de los proyectos para este año crear la estructura que nos permita sumar a la gente dispuesta a colaborar. Y en cuanto a la Cabeza de Tres Ojos, bien, en el pdf que acompaña la nota tenés las coordenadas exactas, de modo que te será fácil llegar. Disfruta la experiencia! Un abrazo.