Tal vez para algunos lectores volver a remitirme al querido país hermano de Uruguay y sus connotaciones metafísicas resulte un tema remanido, pues, como se indica en los links al pie de este artículo, lo hemos desarrollado numerosas veces. Sin embargo, nuevas observaciones van surgiendo que, supongo, hacen de interés para el estudioso (quizás no para el lector simplemente “voyeurista” regresar sobre el particular.
Va de suyo que mucha gente amiga de ese lindo país se sentirán quizás extrañados y hasta molestos por el título ya que, como ellos saben, es un enclave energético pero jamás “menos pensado”. Pidiendo quizás innecesarias disculpas por ello, señalo que lo he usado porque, a nivel seguramente de muchos de nuestros seguidores en todo el mundo hispanoparlante, al pensar en “enclaves energéticos” tenderán a poner su atención en países como Egipto, México, India, Perú y un largo etcétera, pero posiblemente no en el “paisito” (como cariñosamente -y con razón- le llaman sus ciudadanos) rioplatense, apretado entre Argentina y Brasil. Y con cierto cinismo debo decir que ello es más mérito de la explotación turística que de la literatura o divulgación esotérica. Sin ir más lejos: muchos de ustedes -si ya no lo han hecho- soñarán con hacer sus propios “viajes espirituales” a cualesquiera de esos sagrados territorios ya mencionados, pero, ¿cuántos de ustedes han considerado seriamente visitar Uruguay, con la expectativa de maravillarse de percepciones supranaturales?. Buena parte en estas percepciones tuvo mucho gente amiga a quien siempre estaré agradecido. Comenzando por ese hermano de la Vida que es Jorge Guaraglia, la querida y dinámica Verónica Franquez, Richard Karlen, Patricia Sobrado, Giselle Erba y Carlos Rodríguez, este último preclaro referente de la “movida” esotérica en su ciudad, Piriápolis.
Sin embargo, la magia de Uruguay está allí, esperándonos. Remito una vez más a los artículos que he escrito: el trabajo del alquimista Julio César Stelardo, quien transmite una historia mística que aunque improbable (en el sentido de “no aportarse pruebas”) da sentido a la sacralidad del lugar, remontándolo a 50.000 años atrás, en que una generación de sabios asiáticos habría emigrado a esas tierras. La maravilla visual y espiritual que es Piriápolis, bello pueblo balneario creado por otro alquimista uruguayo, excéntrico y millonario, llamado Francisco Piria, atendiendo desde el plano de distribución de los terrenos originales hasta los detalles en la construcción y decoración de numerosos edificios fundacionales en función de plasmar enseñanzas esotéricas, alquímicas, masónicas, templarias y rosacrucianas. La fuerte impronta de personajes históricos que no solamente no disimularon sus filiaciones societarias iniciáticas sino que sometieron decisiones, desde edilicias hasta políticas, a esas enseñanzas, y un largo listado que no enumeraré aquí para no ser redundante y ya que está disponible en todos los artículos cuyos enlaces adjuntamos.
Solo permítanme detenerme en algo que he relatado circunstancialmente en alguna ocasión, y es que sugestivamente, Uruguay en general y Montevideo, su ciudad capital, en particular, tiene una “tradición” esotérica y espiritualista significativa, pues observamos que el número de sociedades, asociaciones, centros de retiro, fundacionales y organizaciones espiritualistas de toda laya es altísima, así como enorme el número de integrantes que suman, si consideramos cifras porcentuales frente al común de la población y en comparación con cualquier otro país sudamericano. Tampoco voy a repetir aquí la percepción personal, vivencial y por lo tanto intransferible, pero ineludiblemente contundente, que para cualquier persona intuitiva y sensible tiene el deambular por tierras uruguayas, y no digamos ya acercarse a los centros energéticos, espirituales o esotéricos mencionados. Se percibe la energía en el ambiente, en un territorio que, paradójicamente, no nos ofrece ni montañas imponentes, ni selvas exóticas, ni páramos desérticos infinitos. Por el contrario, una geografías de campos ondulados, intensamente verdes, donde ninguna altura excede los 600 metros sobre el nivel de mar, de gente respetuosa, tranquila y formal (ya sé que muchos amigos uruguayos me dirán que no es así, que hay índices que preocupan, que siempre hay dificultades, pero permítanme humildemente responderles que tras caminar, largo y tendido, por muchos otros países esas características que veo en los uruguayos no son comunes en muchas otras nacionalidades).
Como dije, voy a llamar la atención de ustedes sobre otro ítem. Y que se trata del número significativo -cuantitativa y cualitativamente- de personalidades, muchas veces internacionales, del mundillo esotérico que han elegido Uruguay para radicarse o, cuando menos, sentar reales durante un tiempo para llevar adelante sus intereses intelectuales. Y lo que haré a continuación es resumir ese listado, deteniéndome a abundar en algunas figuras que quizás no son popularmente las más conocidas.
Comenzando con el propio Francisco Piria -sobre los que aquí no abundo, pues encontrarán mis anotaciones personales en los artículos abajo linkeados, o simplemente googleándoles), su discípulo Humberto Pittamiglio, el ya citado Julio César Stelardo, Mordejai Shishani (cabalista judío que echó escuela en Montevideo), Antenor Del Monte (patriarca de la Masonería uruguaya) Roberto Grimaldi (enorme , diríamos hoy, “influencer” del rosacrucismo Heindeliano), Boris Cristoff (famoso astrólogo al cual nos hemos referido en muchas ocasiones y con el que nos uniera una afectuosa amistad hace muchos años atrás) pero hasta aquí, esto no llamaría la atención de nadie: a fin de cuentas cualquier lector, en cualquier país, podría elaborar su propia lista de esoteristas y espiritualistas vernáculos. Sin embargo, sé que algunos enarcarán una ceja con cierto asombro por los párrafos que continuarán, al enterarse -en algunos casos, de manera absolutamente documentada- cómo otros, unos muy conocidos y otros no tanto a nivel masivo, pero sí altamente respetados en los círculos profundamente conocedores, todos ellos extranjeros, eligieron Uruguay para vivir un tiempo o radicarse, como dije, hasta el final de sus vidas.
Es un hecho obvio que cualquier referente en este terreno -donde generalmente las decisiones personales de vida están subordinadas a propósitos, proyectos o fines espirituales, y no a demandas de orden mundano- si decide irse a vivir a otro país, tomará en cuenta referencias que tienen que ver, justamente, con aspectos espirituales o energéticos. Si viaja por el mundo, suelen elegir los países que visitan en orden a esas preferencias, ya sea para realizar vivencias, contactar hermanos de Camino o clavar la pica de nuevas tareas y emprendimientos. Y esta lista incluye, por ejemplo, a:
- Jadwiga Pasenkiewicz, quien nació en Kijow, entonces Unión Soviética y se graduó en Sociología e Historia en la Universidad de Varsovia, Polonia. Residió muchos años en Italia, especializándose en Antropología, y volcó sus investigaciones, a caballo entre lo místico y lo científico, en libros como “Los Soberanos de los Mundos Perdidos” y “No Eran Extraterrestres”. Se radica en Montevideo, donde reside hasta su fallecimiento.
- Paul Brunton (1898-1981) nació en Londres como Raphael Hurst, y más tarde cambió su nombre por el de Brunton Paul y luego Paul Brunton. Era un filósofo, místico, viajero, y gurú británico. Dejó una carrera periodística para vivir entre yoguis, místicos y hombres santos, y estudió las enseñanzas esotéricas de Oriente y Occidente. Dedicando su vida a una búsqueda interna y espiritual, Brunton se sintió impelido a comunicar a los demás sus experiencias acerca de lo que aprendió en Oriente. Uno de sus principales dísculos fue Jeffrey Masson -que referiré a continuación- a partir de radicarse por su consejo en Montevideo, le invitar en varias ocasiones. Y, extrañamente y pese al conocimiento que Brunton tenía en el ambiente esotérico a partir de libros como “El Egipto Secreto” y “La India Secreta”, no hace ninguna presentación, pública, ninguna conferencia, ninguna reunión de iniciados, sino apenas “recorrer y visitar” distintos lugares de Uruguay.
- Jeffrey Moussaieff Masson, es escritor, psicoanalista y místico, nieto del cabalista Shlomo Moussaieff (entre otras actividades, propulsor y fundador del barrio Bujariano en Jerusalén), amigo de Paul Brunton por cuyo consejo se radicó en Montevideo.
- Finalmente, recordemos que Guglielmo Marconi, de 1910 a 1911 instalado en proximidades de Punta del Este. Además de ser considerado el “padre de la radiofonía”, Marconi estaba en esos años entusiasmado con la posibilidad de comunicarse con extraterrestres, e instaló una base operativa donde realizó experimentos durante ese año en ese sentido (e, intuimos, y según también nos comentan estudiosos uruguayos, fue de los primeros en considerar lo que hoy conocemos como la “Anomalía magnética del Atlántico Sud”, sobre cuyos efectos en los planos sutiles no sólo de los seres humanos sino de la naturaleza de la propia realidad muchos investigadores (entre otros, la uruguaya Giselle Erba y el argentino Ariel Godoy) han enfocado grandes esfuerzos.
No consideraremos necesariamente enesta lista la visita que, justamente en la misma época, hiciera Albert Einstein, porque era parte de una gira internacional que también lo llevó a Argentina (en ocasión del Centenario de la Revolución de Mayo) y porque cualquier relación con lo esotérico es sólo una especulación más allá de ser una figura señera de los cambios impresionantes que sobrevendrían en el mundo científico. Pero déjenme agregar otro nombre: Helena Petrovna Blavatsky.
Sí, el “alma mater” de la Teosofía, sobre la cual no encontré registros ni referencias concretas, pero es un dicho “sotto voce” en los ambientes teosóficos uruguayos (y no solamente los teosóficos, también en los templaristas, que sugestivamente son en ese país muy fuertes, mucho más que en cualquier otro país de América, incluso en aquellos que por sus raíces anglohistóricas o francohistóricas podrían tener mayor afinidad) que cuando los biógrafos de Blavatsky refieren que durante unos años realizó un ”extenso viaje por Egipto, India y Sudamérica”, extrañamente no aclaran cuáles países de Sudamérica habría visitado. Por sesgo de aceptación se tiende a pensar en Perú pero ante la falta de referencias concretas todo se reduce a rumores y en ese sentido, los rumores dicen que pasó (y estuvo) en Uruguay.
Tal vez muchos de ustedes no se tomen el trabajo de leer los artículos cuyos enlaces proporcionamos, así que déjenme hacer hincapié en esta referencia: la sostenida afirmación que, durante unos años, el Grial (sí, ése Grial) habría sido refugiado en Uruguay. Esto habría ocurrido en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, cuando la historia (o leyenda, como prefieran) dicen que fuera retirado del monasterio benedictino de Montecassino poco antes que éste fuera destruido por un ataque aliado y llevado a Montevideo (concretamente, por la activa gestión de Umberto Pittamiglio, amigo personal de Eugenio Pacelli, es decir, el Papa Pío XII). Si les interesa particularmente este punto, les remito a mi artículo sobre este tan interesante personaje, titulada “El castillo de un alquimista”.
Así, entonces, sea esta también una invitación a los lectores a dirigir su atención, su curiosidad y -de serles posible- su tiempo y esfuerzo en conocer de cerca, hacerse sus propias preguntas y realizar (en el sentido de “hacer realidad”) sus propias vivencias de una tierra que es un enclave mágico inesperado.
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Muy interesante el articulo. Solo una puntualización: la foto en la que se lee al pie «Humberto Pittamiglio» pertenece en realidad a Baltasar Brum, politico uruguayo que fué Presidente de la República entre 1919 y 1923, y luego integró el Consejo Nacional de Administración entre 1931 y 1933, siendo derrocado por la dictadura de Gabriel Terra en ese año.
Gracias por la aclaración. Saludos.