Ya he escrito en otras oportunidades sobre los «memes», ese producto de Ingeniería Social que consiste en construir una versión de un hecho cualquiera, generalmente falso o mentiroso para «distribuirlo» en el entramado social hasta que se consolida como una verdad asumida que nadie discute. Ya me extendí, también, sobre el uso que los Illuminati han hecho de los mismos. Y aquí presento otro ejemplo: el mito de los sacrificios humanos entre los antiguos anahuacanos. Hoy, mexicanos. Algo que creo trasciende la utilidad que podría haber tenido en su momento para quienes fueron sus responsables y cuyas implicaciones repercuten aún hoy.
Básicamente, la idea está tan instalada que nadie la discute: mayas, toltecas, aztecas, mexicas, numerosas etnias de lo que en esos tiempos se conocía como Anahuac practicaban regularmente (algunas fuentes insisten: monstruosamente) el sacrificio humano tanto como forma de devoción religiosa como de control político a través del terror. Y hasta se sostiene que las Xochiyaoyotl («guerras floridas») fueron instituidas exclusivamente con el objetivo de «recolectar» cautivos para ser sacrificados.
Lo que vengo a sostener aquí, empero, es el producto de lo reflexionado y estudiado en mis viajes a México. Lo que los hermanos indigenistas me pidieron encarecidamente que difundiera (también me pidieron que diera a conocer su monoteísmo ancestral en contra de un supuesto politeísmo, concepto también arraigado, pero de eso ya he escrito), lo que justificó la represión física, psicológica, cultural y emocional de millones de personas a través de cinco siglos.
En el momento de explicar las razones de este intento revisionista, conviene repasar, rápidamente, el argumento en contrario: es decir, en qué se basan quienes afirman livianamente que aquella existió. Dichas fuentes son las siguientes:
- Crónicas de cronistas militares
- Crónicas de cronistas eclesiásticos
- Códices (textos gráficos)
- Frisos en murales
Crónicas
Desde las incursiones de Hernán Cortés, todas las expediciones militares y administrativas contaban con cronistas que llevaban un registro de los hechos, contabilidad de los ingresos generados, relación de las conductas del personal de tropa y oficiales, etc. El punto es que como sabemos, la historia la escriben los vencedores y es interesante señalar que pese a que los cronistas militares y clericales estaban hermanados en el mismo objetivo, son sólo los primeros los que relatan haber sido testigos de estos hechos y, por cierto, en cuanto se analizan en detalle sus declaraciones las inconsistencias son evidentes. Bernal Díaz del Castillo, soldado y cronista, por ejemplo, dice haber sido testigo de un sacrificio en el Templo Mayor de Tenochtitlán, haber visto como se extraía el corazón aún latiendo de la víctima mientras… ¡se encontraba en Tlacopán, a siete kilómetros de distancia! Por más que en esos tiempos no existiera polución ambiental ni edificaciones, por más que Castillo estuviera de pie en el tope de un teocalli, es imposible distinguir estos detalles a siete mil metros en línea recta… Pueden ustedes chequear mi referencia; figura en su libro «Historia General de las cosas de la Nueva España» y me preocupa seriamente que ningún historiador «convencional» lo haya expurgado. Por cierto, el doctor en Etnología Peter Hassler sostiene que toda fuente que trate de presentar evidencia de sacrificos humanos es espúrea y aquellos, inexistentes a la luz de la investigación científica, y la propia antropóloga Eulalia Guzmán (que participó en la exhumación de los restos del último tlatoani, Cuautémoc) afirmó que la historia de los sacrificios son cuentos de terror para niños, sin pruebas que los avalen. Razón de más para preguntarnos por qué la persistencia no sólo de su afirmación, sino la poco prolija y responsable revisión de tales evidencias.
Y es esperable que sean los cronistas militares los que afirmen que los cráneos se apilaban a un lado de la piedra de sacrificio mientras al pie de las pirámides los cuerpos decapitados se acumulaban como heces, así como la sangre corría por las escalinatas y las calles como arroyuelos (lo que además significaría que los autóctonos tenían la sangre bastante diluida, porque, como sabemos, ésta coagula casi inmediatamente al contacto con el aire). Es esperable porque difundir tamaña infamia en el pueblo iletrado y crédulo de la Europa de entonces ocultaba y disimulaba las propias atrocidades que en nombre del Rey y la Cruz se estaban haciendo: el expolio, las masacres, las violaciones, la destrucción cultural. Se necesitaba demonizar al indígena para que todo fuera permitido, para que nadie osara cuestionar los métodos sanguinarios de militares y clérigos sedientos de riquezas. Obsérvese, por otra parte, que los cronistas clericales cuidan sugestivamente de no hacerse responsables de haber visto lo que escriben. Dicen que «dicen que…». Por ejemplo, Diego de Landa propala, poco antes de la monstruosa destrucción masiva de códices mayas que él mismo ordenó, la especie que se le había relatado que este pueblo arrojaba decenas de hombres vivos a su muerte en los cenotes (pozos naturales de agua dulce). Ahora bien. Esos «cenotes» eran, en el Yucatán, la única fuente de agua potable de estos pueblos (avanzadísimos en sus conocimientos médicos y prácticas profilácticas, por otra parte). ¿Imaginan ustedes a los mayas siendo tan estúpidos de envenenar con cadáveres la fuente del agua que debían consumir? Ciertamente, se han encontrado restos óseos en los cenotes, pero es imposible determinar si, por ejemplo, no fueron depositados allí como ofrenda luego de haber sido descarnados, natural o artificialmente.
Algo similar ocurre en Teopanzolco, Cuernavaca. Allí, se afirma, en la Fosa de los Muertos, se encontró los restos de una cuarentena de personas. Se los supone sacrificados. ¿Por qué? Porque en sus vértebras se encuentran huellas de cortes filosos, por lo que se les supone decapitados. Pregunto: ¿no pudieron haber sido decapitados después de muertos, como parte de un particular rito mortuorio? Suponer que porque presentan esas marcas así fue como se acabó con ellos es como suponer que los arqueólogos del futuro, al hallar urnas funerarias con las cenizas de nuestros parientes, sostengan que quemábamos sacrificialmente a nuestros seres queridos…
Códices
Es interesante señalar que la mayor parte de los códices que tenemos hoy en día son del tiempo de la conquista, es decir, escritos y dibujados por indígenas aculturalizados, convertidos a la fe católica. De allí, es dable suponer que deberíamos tomar con pinzas tales ilustraciones. Obsérvese que, incluso, han cambiado su estilo ancestral, adoptando una técnica muy propia del medioevo europeo… pero aun así, las ilustraciones de supuestos sacrificios humanos aparecen aislados y sin entrar en detalles. Alguien podría afirmar que es porque los escribas indígenas cristianizados sentían vergüenza de explayarse sobre las macabras costumbres de sus ancestros. Con el mismo criterio, yo podría decir que es porque lo hacían a desgano, presionados por los clérigos. Y voy por más. ¿Necesariamente porque los dibujos parezcan mostrar sacrificios «deben ser» sacrificios?.
Frisos y Murales
Una reflexión similar podemos hacernos con las imágenes en paredes de templos y teocallis. Vuelvo a hacer la pregunta: ¿serán lo que nos hicieron creer que son? ¿De qué estoy hablando?.
Estoy hablando de Símbolos y Alegorías.
Tomen cualquier libro de Alquimia europea de esos tiempos. Abundan en imágenes alegóricas, es más, se habla del «descuartizamiento de la virgen», del «asesinato y consumición de la mujer tras la boda»… ¿Realmente creemos que los alquimistas medievales sostenían que para alcanzar la Gran Obra debíamos descuartizar una virgen (si conseguíamos alguna) o, tras casarnos, matar y alimentarnos del cuerpo de nuestra mujer? Por supuesto que no. Recordemos que una confusión similar sufrió en tiempos de persecución el propio Cristianismo, cuando entre la plebe romana se hizo correr la versión de que sus devotos devoraban el cuerpo de su Sumo Sacerdote y bebían su sangre en todos sus rituales. Vino y hostias, y la metáfora de la misa, pero claro, el pueblo romano no tenía o no quería saberlo. Realmente, cuando apedreaban y denunciaban a cristianos, lo hacían convencidos de brindar un servicio social: a su entender, eran antropófagos, después de todo.
Así que aquí estamos en una situación similar. Comparen la brutalidad del códice europeizante con un friso original donde además de la riqueza del colorido –que no es lo que nos importa– sobresale la «mesura» de la representación. Suponer que esos cuerpos en el suelo están prestos a ser sacrificados y devorados es como suponer que las ilustraciones alquímicas que siguen a continuación deben interpretarse literalmente.
Sin duda estos epígrafes de ilustraciones les parecerán a ustedes la mar de absurdo. Y lo son. Tanto como las interpretaciones «oficiales» de una historia que nos muestra a los anahuacanos como devoradores de carne humana y sacrificadores de sus congéneres. Y no hablemos de las imposibilidades técnicas. Como esos relatos donde se afirma que se abrían los pechos con un golpe de cuchillo de obsidiana y se extraía el corazón aún palpitante… Cualquiera que haya tenido oportunidad de ver esvicerar un animal de algún porte sabe cuán difícil es aún con las herramientas modernas abrir el tórax, cortar los huesos que cubren la caja torácica, extraer el corazón sin dañarlo (y menos aún que palpite en la mano, como en las películas de terror clase B). Pero la imagen es impactante y vende bien. Que lo diga Mel Gibson cuando decidió producir «Apocalypto«. Y aquí uno debería preguntarse el porqué de un éxito de taquilla cuando es una falacia de cabo a rabo. Sus protagonistas transitan los finales del siglo XV o comienzos del XVI (como se observa cuando sobre el final son testigos de la llegada de los españoles) pero… hablan en maya, civilización que ya había desaparecido 600 años antes. Proponen un estado despótico que arrasa las tierras y sus habitantes, obsesionados por las edificaciones ciclópeas en medio de una orgía permanente de sangre y terror, cuando se sabe que jamás han aparecido los restos, los cementerios, los entierros colectivos que siquiera abonen tal despropósito. Y uno (yo) se pregunta si este Gibson, católico conservador militante, no está siendo funcional a otros intereses, detrás de este buen negocio.
¿Qué intereses? Nuestros amigos, los Illuminati de siempre. Porque sospecho que desde el bosquejo de la Gran Mentira, allá por el siglo XVI, había otras inteligencias y otras intencionalidades. Esa época no era nuestra época donde, tibiamente, podemos protestar, informarnos, tenemos Internet y hacemos manifestaciones, despotricamos en la TV o escribimos libros con nuestras ideas. En esa época cada uno pasaba sus miserables pocos años de vida mirándose el ombligo, concentrado en la supervivencia o la opulencia, dependiendo de lo que le hubiera tocado en suerte en esta vida. Si el Rey o el Papa exterminaban un millón más o menos de personas que andaban desnudas en algún confín del mundo, a nadie importaba. Semejante operación de prensa, entonces, tenía otro fin: no ese presente, sino este futuro. Los tiempos que vendrían. Sostengo que quienes crearon el mito de los sacrificios humanos no lo hicieron para sus coetáneos, sino para nuestras generaciones.
¿Y por qué?
Porque ellos, y los supongo Illuminati, sabían que en algún momento el indigenismo reclamaría sus fueros. Que la curva de la Historia permitiría a los pueblos originarios reivindicar sus derechos, sus tierras, su cultura, su dignidad. Y que haciéndolo, no comprarían fácilmente ser parte del engranaje que los Poderes en las Sombras han digitado para nosotros y, temo, nuestros descendientes. Observen a los indígenas: mientras que cualquier occidental de blanca piel y cabello claro camina radiante de felicidad con su iPod, sus Nike y sus Ray Ban, ellos nos miran al pasar y sonríen, educada pero irónicamente. Sufrieron demasiado, y transmitieron de abuelo a padre a hijo su sufrimiento como para permitirse morder el anzuelo del consumismo frívolo… Así que miremos con otros ojos esos códices y esos murales. Y comprendamos lo que son: enseñanzas alegóricas y simbólicas. Tan alegórico o simbólico, por ejemplo, como la representación de la iniciación masónica donde el iniciado pasa por encima de un «cadáver»… ¿Realmente se arroja a su paso los restos mortales de alguien? Cuando le decimos a un amigo «no pierdas la cabeza», ¿es que tememos que ésta caiga de sus hombros? Cuando digo «te hablo con el corazón en la mano», ¿esvicero a alguien próximo para extender mi diestra con el músculo cardíaco en ella? Pero todo este lenguaje metafórico, alegórico y simbólico, incorporado al uso y costumbre cotidiano desde hace siglos, no parece que lo viéramos entre los indígenas. Claro: son pequeños, de piel oscura y andan desnudos…
Hola Gustavo, qué decir a tu exposición… siempre relatás con tanta lucidez tus investigaciones, que poco se puede agregar.
Sí comento lo que siento: tristeza, al ver cómo desde hace tiempo se acude a la mentira para habilitarse en ocultar lo horrible de sus acciones, en verdad duele, cómo los inocentes en éste caso los aborígenes, han sido víctimas como nosotros de la negrura de ciertas personas.
El silencio de algunos investigadores puede ser complicidad, o falta de contacto con el sentimiento de Amor en los seres. Frialdad que quizá se genere en pos de ser científico y no un ser humano que investiga por la ciencia, quizá…
Gracias hermano por tu sensibilidad, gracias, por ello también te honro. Lilianna.
Gracias por aclarar las cosas Gustavo.
Lo que veo en esto es: Que los muertos no hablan, y los vivos, sólo escuchamos lo que nuestros guías o líderes nos dicen… es decir, a 100 años de tu muerte, alguien puede enseñar que Tú eras en vida [física] alguien muy diferente de lo que realmente fuiste… y por supuesto, las personas de ese entonces, si no son verdaderos científicos que buscan ENSERIO La Verdad, simplemente lo aprenderán y lo aceptarán así. De hecho, a mí me sucedió lo mismo [y ¿a quién no?] con este mismo tema, pues creí por un breve momento, que los habitantes de esta América, anteriormente hacían ciertos sacrificios humanos… hasta que, investigando, dejé de lado esa creencia.
Pero sucede lo mismo cuando eres pequeño, y acetas que los 3 reyes magos existen, o que existe Santa Claus o Papá Noel…
El confiar ciégamente, y por tanto no cuestionarnos lo que nos enseñan, es La Trampa.
En fin, hablo de todo esto en Mis 3 Primeros Libros, y discúlpame si soy insistente, es que En Verdad me gustaría que los leyeras… Ya te había comentado al respecto, y ahora te reitero la amable invitación:
Mi web es http://www.valoratealmaximo.com Cuando puedas, dale una «pantallada» [en vez de decir una «hojeada», jeje], y si quiéres leerlos, envíame un email [a la dirección de email que queda oculta en este comentario], y te envío el enlace de descarga, ¿te parece?
Perdón por mi extensión, y en Verdad muy agradecido por tus artículos!
Un Sincero Abrazo nuevamente Gustavo!
Voy a tu páginaa buscar ese material Rodrigo, eso sí: dame tiempo para su lectura 🙂
Un abrazo
Así pasa con muchas cosas… Pero si lo digo me van a matar y a prejuzgar. También después de leer mucho e investigar el tema, uno llega a conclusiones que van en contra de lo que cree la mayoría, e incluso puede en algunos casos, hasta ser peligroso para la «salud legal»
Ok Gustavo! te había enviado un email a una direccion tuya de yahoo pero no me dijiste que no te llegó… ¿podrías enviarme a mi email (el email con el que dejo este comentario) una dirección de email donde pueda enviarte el enlace de descarga? Gracias por tu tiempo, y por supuesto no hay drama, pues una vez que lo tengas, sé que lo leerás cuando puedas. Otro abrazo Gustavo.
Aparte de los argumentos que usted nos da, quisiera agregar que además la concepción de la muerte de los anahuacanos no tenía nada que ver con la judeo cristiana, por lo que los sacrificios humanos tenían otra connotación. La sabiduría tolteca sobre la muerte es algo que se debería estudiar más a fondo. Ya López Austin en su libro «Cuerpo humano e ideología» proporciona buena información pero se extraña un análisis profundo de esa otra visión de la muerte. Desde luego mucho más sana y cercana a los ciclos naturales que el aún persistente tabú o la creencia Waltdysneana de que la muerte es algo horrible y a toda costa se tiene que superar !por la ciencia! Para los anahuacanos, LA FORMA de pasar a ese otro estado de la existencia (nada deja de existir o desaparece en el aire, sólo se transforma, E=M por la velocidad de la luz al cuadrado). La forma era lo más importante. No el hecho de morir, ya que todos hemos de hacerlo. Más no todos tenemos una forma de morir digamos «exitosa». Accidentes, asesinatos, enfermedades no eran formas nobles de morir o de alcanzar otro estado de conciencia. Ser sacrificado, morir de parto, en la batalla, era ya otra cosa. Los Anahuacanos tenían simlemente otro concepto de la muerte en su totalidad: filosofica, religiosa, social. Otros valores,otra forma de pensamiento, una sabiduría de milenios, heredada de culturas altamente desarrolladas. No olvidemos que cuando a Galileo en Europa lo querían quemar por sostener que la tierra se movía, los astrónomos anahuacas ya sabían contar el paso de Venus por las pléyades, los ciclos de la luna, del sol, calculaban con exactitud los eclipses, las conjunciones favorables para sus ritos y sobre todo para la agricultura, el almacenamiento, la distribucion.
Es mucho lo que habría que escribir sobre la cultura del MAIZ. Sólo quería agradecerle su estudio con este comentario.
Saide Sesín MArtínez
Hola, yo, mas que creyente de la inexistencia de los sacrificios, estoy convencido completamente que no hubo tales…Si vamos al punto de vista linguistico, la palabra sacrificio no existe en la lengua nahuatl, SACRIFICIO ES UN TERMINO HISPANO, tergiverzado y convertido de mala fe al contexto indigena como el horror que nos han querido enseñar desde tiempos de la conquista. La verdad es distinta, ni los anahuacas hacian «sacrificios» ni mucho menos eran canibales. LOS ESPAÑOLES, EN SU POBRE CONCEPCION DE LA CULTURA, CREYERON QUE CUANDO LLEGARON A LAS ISLAS CARIBE Y VIERON A LOS NATIVOS INTRODUCIENDO CADAVERES EN OLLAS, ERA POR SACRIFICIO Y PARA PRACTICAR ANTROPOFAGIA, PERO LO QUE LOS IMBECILES NUNCA ENTENDIERON ES QUE, LA CULTURA INDIGENA, TENIA Y TIENE ENORMES VINCULOS CON LA TIERRA MISMA, «LA OLLA (DE TIERRA O BARRO) REPRESENTA EL VIENTRE MATERNO, Y MAS AUN, EL VIENTRE DE NUESTRA MADRE TIERRA» el vinculo con la naturaleza de los indigenas esta arraigado hasta en las entrañas…ERAN MEDICOS EXTRAORDINARIOS, AUN, HOY EN DIA, SE PRACTICA ESA MEDICINA CON ESTUPENDOS RESULTADOS. Su matematica no tenia par en ningun lugar de la tierra, solo basta ver las construcciones que nos legaron, las cuales, mas que teocaliis (Recito de creacion) eran relojes solares, lunares y se usaban como calendarios para cosechas, calculos astronomicos, calculos de partos y embarazos o para no tenerlos, canales energeticos entre muchos miles de usos, NUNCA PARA SACRIFICIOS.
Volvemos al hecho del canibalismo…de haber sido cierto, por mero sentido comun podemos deducir que «HABRIAMOS GANADO LA GUERRA DE CONQUISTA» pues segun los cronistas, fuimos vencidos entre otras cosas «por hambre» que los anahuacas en su desesperacion se comian hasta sus escudos de guerra, PERO QUE IDIOTEZZ!!!!! Si los anahucas eran canibales, por que comer cuero viejo si habia mucha carne en los cadaveres muertos en batalla? TAN FACIL HUBIERA SIDO USAR A LOS ESPAÑOLES O A LOS CAIDOS PARA ALIMENTARSE, PERO NO SE HIZO, puesto que el canibalismo no existia en nuestra cultura.
Jamas los españoles analizaron ni un apice nuestra cultura, solo llegaron a saquear, matar y destruir.
Imaginemos que nosotros no conocemos la cultura cristiana, y un buen dia llegamos a un viacrucis a Iztapalapa, y lo tomamos por literal, nos quedariamos con la concepcion de que cada año, en el cerro de la estrella, se crucifica a un hombre para el perdon de los pecados, o mas aun, como decian alla arriba, que en un futuro, los antropologos encontraran fotos de un viacrucis viviente, o videos, llegarian a esa conclusion…DESGRACIADAMENTE, los antropologos de hoy, por la mentira arraigada, encuentran una vasija, un piedra o un cuchillo y todo se usa para sacrificio, QUE ESTUPIDEZ, PERO ASI ES…SALUDOS
Es triste darnos cuenta, q en las escuelas donde van nuestros hijos, les enseñan hacer caracterizaciones d los supuestos sacrificios d nuestros ancestros, lamentablemente uno al ver esto no puede dar su opinión a otras personas q han crecido con esta idea y siguen regando esto a nuestras nuevas generaciones.
Está en nosotros que haci como nuestras tradiciones nos están rescatando, rescatar esa mala idea d los sacrificios, donde no pueden tomar un sacrifico o hacer las cosas con amor, cuando una madre soltera sacrifica su tiempo para trabajar y perderse la vida d sus hijos, o el esposo q tiene q trabajar en otro estado para llevar la comida a su familia y no puede estar con ellos mas q una vez al mes, eso en cuanto a lo terrenal, así podríamos dar muchos ejemplos d sacrificios, y haci como los hay terrenalmente, los hay espiritualmente, en ese tiempo lo más q se les pudo ocurrir a los europeos, es q tenía q haber sangre y cuerpos descuartizados.
Tristemente México tiene un mal plan d estudios para la enseñanza d nuestros hijos, ellos mismos ejercen la violencia por la creencia d los sacrificios en vez d investigar, haci como escuelas q llevan nombres y escudos Aztecas o Nauatl y lo más q enseñan son idiomas d otros países en vez d enseñar, nuestros dialectos o lenguas.
Me parece muy importante la publicación, esperando que la gente que la lea entienda, que esa es la verdad. No existían sacrificios humanos.
Muy buenas, me gustaría conocer que opinión tenéis de este documental ‘Secrets of the Dead’, un documental sobre la «masacre azteca» de unas 400 pñersonas. El filme sigue a la experta Elizabeth Baquedano.
Aquí tenési más propaganda al respecto, se trata del mismo descubrimiento: Huesos hervidos demuestran que aztecas se comían a sus invasores
http://www.20minutos.es/noticia/147609/0/CURIOSIDAD/AZTECAS/HUESOS
/#xtor=AD-15&xts=467263
Si conocéis algún enlace etc donde se rebata lo que Baquedano afirma, os agradecería me lo diérais a conocer.
Un saludo
Es una verdadera porquería el artículo del que haces mención: http://www.20minutos.es/noticia/147609/0/CURIOSIDAD/AZTECAS/HUESOS ya que ni siquiera saben como se llama dicha civilización, no era Azteca sino Mexica pero tenían que ser españoles los que quieren dictar la verdad, que no es más que una atrocidad infundada para justificar los miles de asesinatos y violaciones que vinieron hacer a esta nuestra tierra Mexica, que razón tenían nuestros abuelos Mexicanos al decir que los españoles destruían en el día a los Mexicas por medio de sus armas y en la noche destruían nuestra cultura a través de la pluma.
sin duda atroz pero cierto, ya que sigue la difamación, no nos queda que seguir difundiendo nuestra cultura.
saludos!!!!!!
Ivan, lo preocupante es que la leyenda rosa es indiscutible en España, en cuanto intentas rebatirla eres fulminado, y esta basura que enlacé es defendida por la mayoría de los españoles que se preocupan por estos temas. Es una justificación odiosa del genocidio que provocaron, pero que sigue siendo de lo más actual.
La verdad es que no acabo de comprenderlo