K’A’R’: El héroe olvidado de la Atlántida (primera parte)

    Hace algunos millares de años, durante el gran éxodo hacia el Oeste de las hordas procedentes de Asia, las Cícladas y el litoral vecino al Asia Menor vieron aparecer una nueva nación a cuyos miembros el historiador Tucídides llamara “carios”. Se sabe muy poco de ellos; que tenían una avanzada civilización y que venían migrando, lentamente, desde mucho más al Este aún. Algunas fuentes suponen que simplemente buscaban dar la vuelta al mundo. Sea como fuere, esta civilización tenía profundas relaciones con la cultura fenicia, la cretense, la súmero babilónica y, enfrentando las críticas más acérrimas, su huella se encuentra en la América precolombina, muy seguramente como recuerdo de su dispersión de un punto intermedio entre su asentamiento históricamente aceptado (al sudoeste de Turquía) y sus avanzadas extremas hacia el Este. Y como señalaremos en la segunda parte de este trabajo, pueden haber sido los carios los emisarios que llevaron a la Caverna de Los Tayos buena parte de los tesoros legendariamente allí ocultos.

Muchos historiadores piensan que los carios no dejaban de tener relación con los pelasgos y, como éstos, no eran de origen ario. El hecho de que los fenicios se llamasen a sí mismos “el pueblo de Caru” permite suponer que ellos también se relacionaban de alguna manera con los carios de Tucídides, tanto más cuando tenían muchos puntos comunes. Los fenicios eran semitas y los carios quizás constituían una rama de esa raza.
Antiguas tradiciones nos refieren que algunos milenios antes de nuestra era los carios constituyeron un Estado gobernado por un mago, cuyo nombre, rodeado de misterio, no nos ha llegado. Sólo sabemos que ese nombre se componía de tres palabras “tabú”, cuyas iniciales eran K, A y R. Se empleó la palabra K’A’R’ (Kar, Car) formada por esas tres iniciales para designar al dictador – mago; las tribus agrupadas bajo la autoridad de Kar llegaron finalmente a darse el nombre de carios. Y que se llame “mago” (del caldeo “maguii”, “sabio”) a Kar da a entender una fuerte influencia, por lo menos, en el recuerdo, de la cultura sumeria.
Kar fue el primer legislador de su pueblo, introdujo el monoteísmo (que milenios después su pueblo abandonó), fundó la ciudad de Halicarnaso (Hali-Kar-Nassos, o “el Jardín Sagrado de Kar”). Durante su vida, su imperio se dividiò en dos partes: Caria, con su capital Halicarnaso y Cara, verosímilmente un estado vasallo. Hubo una época en que Fenicia (o “tierra de los carus”) formaba parte igualmente del imperio cario y, por consiguiente, los tres estados de Caria, Car y Caru se hallaban agrupados bajo la misma autoridad.
Diodoro considera al reino de Kar como una verdadera Edad de Oro en la historia de la Humanidad. Los carios, bajo la dirección del misterioso mago, hicieron gran número de descubrimientos y de inventos útiles y sus navíos surcaron todos los mares conocidos de la época. Esta descripción, por otra parte, concuerda muy bien con la tradición atlante.
Kar, que era un hombre de estado notable, concluyó y propuso alianzas con muchos países del Asia Menor y tratados comerciales con Hobros (Chipre), Creta, Sicilia y Cerdeña. La más conocida de esas alianzas fue la Unión Caria (Caria, Troya, Ion, Fenicia y Creta) contra el enemigo común, los aqueos, pero evidentemente fue establecida algunos siglos después de la muerte de Kar, en la época de la guerra de Troya.

Aquí debemos advertir que la historia de Kar refuerza el concepto de considerar la “Atlántida” como la erupción del volcán submarino frente a la isla de Santorini, que arrasó la civilización minoica y que, poco más o menos, es cronológicamente coincidente con la guerra de Troya (alrededor del 1.300 antes de nuestra era para la misma, 1.600 años antes de nuestra era para la erupción volcánica), de donde deviene suponer que la dispersión de los navíos carios en todas direcciones del orbe puede haber sido el “reflejo” de la catástrofe mediterránea, ya sea para poner grandes distancias con el traumático punto de origen, ya sea buscar nuevos recursos consumidos durante ese holocausto. Sugerentemente, recordemos que el Éxodo bíblico, de haber ocurrido, se sitúa en torno al 1.400 antes de nuestra era… Por cierto, fue alrededor de esta fecha que reinara Akhenatón (y su nuevo culto monoteísta) en Egipto.
La acción cultural de Kar radicó en la difusión de los caracteres carios, de métodos de alfabetización perfeccionados, tratados de comercio, etc. Kar envió también por todas partes sacerdotes misioneros y “cariátides”, es decir, sacerdotisas (con el tiempo, la expresión “cariátide” se circunscribiría a las columnetas arquitectónicas con representaciones femeninas).  La hegemonía económica de los carios sobre los pueblos prehistóricos del Mediterráneo, debida a la actividad del legendario Kar, estaba ampliamente justificada por su superioridad cultural. Es interesante destacar que ese sacerdote enigmático, dictador, fundador de una religión nueva y reformador social apareciò en las costas del Mediterráneo casi al mismo tiempo que otros líderes análogos, como Zoroastro en Persia y Manú en Babilonia.
Parece que los carios fueron un pueblo muy emprendedor y que sus expediciones comerciales les llevaron más allá del Mediterráneo; esta hipótesis estaría justificada por el gran número de términos geográficos o de otra clase que contienen el fonema “kar” o “car”, algunos de los cuales se han conservado hasta nuestros días:

–    Karnak (Egipto)
–    Carnac (Francia)
–    Cabo y monte Carmelo
–    Caramania (parte de la antigua Siria)
–    Ciudad de Carpassos (Chipre). Esta ciudad caria construyó ya en época remota una categoría de navíos de gran porte que podían transportar hasta ochocientos pasajeros y enormes cantidades de mercaderías. Esos barcos llevaban por su origen el nombres de “carpassios” y ese vocablo sufrió a través de los siglos diversas transformaciones, hasta llegar a nosotros en varios idiomas contemporáneos bajo la forma de karbas, barkas (ruso), bark, (inglés), barque (francés), barco (español), carabela y en ruso tambiémn korabl, korabel.
–    Isla de Cárpato
–    – montañas Cárpatos
–    Khartum (Sudán) que se traduce como “la obra de Kar”; es notable que la terminación “tum”, obra, corresponde al antiguo verbo germánico “thun” o “tun” (hacer) y que en nuestros días la lengua alemana posea una serie de palabras que terminan así: “Reichtun” (riqueza), “Irrtun” (error) y que todas ellas contengan la idea de algo realizado, cumplido.
–    Carnutum (Galia): “allí donde la ley sagrada fue dada por Car”.
–    Cara (Abisinia): significa “vía sagrada”.
–    Mel-Kart (dios del comercio entre los fenicios) Melcart en Grecia se transforma en Mercurio.

Kar envió emisarios en grandes grupos a todas partes del mundo, por lo que la palabra “caravana” puede tener allí su origen.

Mencioné que Kar instauró un culto monoteísta, a un Señor del Universo que no tenía otro nombre que la palabra “Pan”, formada, otra vez, por las iniciales de tres palabras secretas que constituían el apelativo del Ser Supremo. Más tarde, Pan ocupó un lugar en la mitología como el dios de toda la naturaleza visible, inspirador de su poder de creación. (El “panteísmo” señala como el nombre del dios pasó a la lengua griega) y más tarde aún, cayó a la simple categoría de sátiro o fauno (una manera política de las religiones posteriores de desplazarlo).
Este Pan era llamado a veces Tu – Pan, lo que significa (según el profesor Varnhagen), “el divino Pan” en las lenguas pelasga, fenicia y caria, pero el prefijo “Tu” tiene también el significado de “piadoso sacrificio”. Las imágenes de Pan representan generalmente a un fauno con barba de perilla y pezuñas y durante los primeros siglos de la era cristiana el clero, que deseaba combatir enérgicamente ese extendido culto, atribuyó esas características al diablo.
No puedo evitar mencionar aquí –aunque quizás sea totalmente ajeno al tenor de esta nota- que fue en la Arcadia griega donde nació el culto al macho cabrío como símbolo de la fuerza generatriz de la Naturaleza. Esa Arcadia de la cual el pintor francés Poussin tomó el nombre para su enigmático cuadro “Et in Arcadia ego”, que tanto apasionó al misterioso cura Saunière de Rennes-le-Chateau….

Et in Arcadia ego

No puedo, tampoco, evitar que mi reflexión vuele hacia una «Arcadia», legendario país de secretos filosofales. «arcaico». Pero, también, «Arcano». Y ARC es transliteración de CAR. Ark, arca….

La diosa  Cibeles, de la que se creía era la madre de Kar, fue llamada también Tu – Pama o Tu – Kera. Era generalmente representada como una madre con un niño en brazos, o a veces también sola, vestida con un largo manto y en la cabeza una especie de alta tiara. Imposible no ver aquí un antecedente de las imágenes de la Virgen que pulularían tantos milenios después.
Leemos en Diodoro que la primera expedición caria más allá de Gibraltar tuvo lugar alrededor del año 3.500 antes de nuestra era; luego los fenicios, así como los cartagineses, se aventuraron igualmente en el Océano Atlántico. Hoy es evidente que los viajes comerciales de los carios condujeron quizás a la colonización de algunas de las islas Caribes y del litoral septentrional de América del Sur. Pero podría ser también que los carios descendieran de un tronco americano y no hicieran más que visitar su madre patria. O que simplemente descendieran de los atlantes. A principios del siglo XX, los trabajos del profesor Schwennhagen, de Onffroy de Thoron y de Warnhagen han suministrado esas pistas (“Antigüedad de la navegación en Oceanía”, Onffroy de Thoron, Vol IV de los Anales de la Ciudad de Pará, 1905; “Antigua historia del Brasil”, Schwennhagen; “Más allá de la Atlántida”, Gustavo Barroso; “Las dos Américas” de Cándido Costa).
Onffroy de Thoron afirma haber descubierto pruebas de la residencia de los carios en Ecuador. Un científico colombiano, Miguel Triana sostuvo hace más de un siglo que los chibchas de Colombia descendieron de los caribes de las antillas y éstos a su vez de los carios. Triana basa su hipótesis en la similitud antropométrica que existe entre los cráneos más antiguos de Facatativa (Colombia), la de los caribes y una momia descubierta en Guatavita.
Es notable que en América Central y del Sur se encuentren toponímicos que poseen el prefijo “Car” o “Kar”. Además del mar Caribe y la etnia homónima, aún sobrevive en Honduras la etnia de los “caras”. Los pueblos Cariho, Caripuna, Caraya, Caranna están diseminados por centro y Sudamérica. La capital de Venezuela toma su nombre de los originarios del lugar, los “caracas”. Toda una serie de localidades del Brasil septentrional poseen en sus nombres el prefijo “car”: Cara, Carara, Carú, Cari, Cariri, Caraï, Caraïba, Cario, Cariboca, Carioca (que llevó a que los nativos de Río de Janeiro sean así conocidos, los “cariocas”), Cara – Tapera, Cariaco, Caralasca, Carova, Caricari, Cararaporis, Acaraí.

Y un lugar muy especial merece el investigador argentino Enrique García Barthe, quien ha profundizado no sólo en el trabajo de campo –como acompaña esta información- sino armadillo 1en el cartográfico, filológico, etc., demostrando con abundancia de pruebas la relación estrechísima entre la remota Grecia y América del Sur. ¿Unarmadillo 2 ejemplo?. Él rescata estos vasos zoomórficos del primer milenio antes de nuestra era realizados en las Cícladas, (vasallaje de los carios, como se ha demostrado) que muestran inevitablemente armadillos, animales que se sabe sólo existen en América.

Barthe

Y aquí debemos regresar al ambiente sudamericano –ya que mencionamos Brasil- donde se hizo fuerte una de las etnias de lingüística e historia más rica: los guaraníes (y, curiosamente, de las más desvalorizadas por el academicismo oficial). Dejaré para la próxima parte señalar la “conexión atlante” de los guaraníes, pero aquí permítaseme solamente señalar esto:
Desde Alaska a la Patagonia, era costumbre llevar plumas en la cabeza en situación de guerra. Igual que los carios. De hecho, los griegos tardíos adaptaron esa costumbre al confeccionar sus cascos con cresta sagital de plumas. Esta particularidad es, o bien una indicación del origen americano de los carios, o bien que carios y amerindios tienen un origen común: Atlántida. Bien. Los guaraníes refieren que su origen es el de siete tribus que huyeron de la “isla Caraíba”, luego que ésta fuera destruida por una hecatombe. (“Caraíba” significa “tierra de Car”). Esas siete tribus se daban el nombre de “Carí”, pero sus descendientes sacerdotales lo cambiaron a “Tupí” que significa “hijos de Tupán”, el Ser Todopoderosos que, según las creencias de los tupí-guaraníes, gobierna el mundo. Ese Tupán guaraní bien podría ser el Tu – Pan del que ya hemos hablado. Y Tupán está toponímicamente presente en “Tollán”, de donde una casta sacerdotal habría provenido para fundar la homónima ciudad que fuera segunda capital de la nación Tolteca en México, también conocida como Tula. Tula, allí donde desde siempre –y así también los denomina coloquialmente la historia oficial- avizoran el horizonte sus misteriosos “atlantes”…

(Continuará)

Atlante de Tula

El autor junto a un «atlante» de Tula

9 comentarios de “K’A’R’: El héroe olvidado de la Atlántida (primera parte)

  1. susana gonzalez dice:

    Qué increíble!!!!! No se me ocurren otras palabras para expresar todas esas historias que fragmentariamente hemos leído en novelas,particularmente egipcias.Es una maravilla.Gracias por despertar nuestras «¿intuiciones»?Es un tema para er-leer y re-pensar.Me fascinan estas cosas.Graciaaaassss……

  2. Blanca Azucena Torrealba dice:

    Gracias, excelente la información. Vivo en Venezuela, y sabemos por una Fuente poco conocida que nuestro pasado antiguo es muy poco conocido y se estaría remontando con el pasado antiguo de los Tepuyes, como El Roraima.
    No cabe duda que hay una relación directa con la Historia de los carios y su Héroe K’A’R…. Tal vez buscando en el lenguaje «Emesa » de donde derivaría el Emenita, pueda seguirse el rastro a esta palabra.
    Espero leer las 2da. Parte de este gran trabajo de investigación muy pronto!
    De Corazón a Corazón, Comunión!

  3. Maria Clara dice:

    Espectacular información, mi caro Gustavo. Me hizo regresar a mis tiempos de escuela en Brasil y todas las hermosas leyendas tupi-guaraníes… Ceci y Peri, Tupan…Guará…y me vino a la memoria la música «India»: bella mezcla de dios y pantera….
    Súper interesante presentación que despierta el interés para seguirte con la narrativa.
    Me uno al comentario de Blanca Torrealba sobre el Monte Roraima que se localiza justo en la frontera de Brasil con Venezuela… Aún tenemos tanto por descubrir en nuestra inmensa Amazonia común…

    Como todos tus trabajos, aquí va mi felicitación por mantenernos atados AL FILO DE LA REALIDAD…
    Gracias, somos UNO!

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