El monolito Bennet: ¿el botón de «Play» de otra dimensión?

 

Lo escribí en este mismo blog. Tiwanaku transmite, para cualesquiera que se tome el tiempo de meditar entre sus ruinas, la esencia inasible de las certezas indemostrables. Sentado en la Akapana, contemplando mi rededor, «supe» -cómo describirlo de otra manera- que era una máquina.

Lo cierto es que -meditaba una madrugada a solas, doblado sobre mi notebook- que si Tiwanaku es una máquina -seguramente con muchas de sus piezas extraviadas, trasladadas de sitio, yuxtapuestas o intercaladas malamente- debe haber algunas evidencias, palpables y concretas, que den la pista de cómo ponerla en funcionamiento. Por ello es que ya casi daba mi reloj las cinco y yo seguía repasando las fotos que tomara en mi viaje allá.

Recordé de pronto el relato de mi cicerone y amigo, el inefable Antonio Portugal Alvizuri, investigador adscripto del Instituto de Arqueología de Bolivia, profundo conocedor de los secretos milenarios del Altiplano y autor de tres libros enigmáticos, para llamarlos de algún modo: «La Chinkana del Titicaca: los túneles secretos del Lago Sagrado», «Ciudades Secretas en los Andes: los mensajes de los Seres de Luz» y «En Contacto con los Maestros Mayores». Antonio había participado en la relocalización de una pieza fundamental del lugar: el monolito Bennet, y me relató una historia fascinante.

En junio de 1932, el arqueólogo Wendell Bennet encontró, sepultado en el Templo Semisubterráneo de Tiwanaku, este monolito, en arenisca roja y de 7,30 metros de altura, que de allí en más llevaría su nombre.  Al año siguiente, se decide trasladarlo a la ciudad de La Paz, colocándolo en el Paseo del Prado, en plena avenida 16 de Julio.  Y pocos años más tarde sufre un nuevo traslado, esta vez al parue adyacente al estadio Hernando Siles.

Traslado del monolito en 1933
Traslado del monolito en 1933

Durante décadas, una historia fantasmagórica de asesinatos, suicidios y catástrofes tanto individuales como colectivas (recordemos que a las pocas semanas de su descubrimiento se desató la cruenta Guerra del Chaco, entre Bolivia y Paraguay), inundaciones, sequías históricas y en lo local, una tasa impresionante de suicidios y asesinatos ue parecía seguir a la estela allí donde fuera. El monolito Bennet se transformó, definitivamente para el pueblo, en una «kencha», un objeto maldito, donde los espíritus enfocaban su enojo por el traslado.

Si la actividad nefasta se redujera a murmuraciones y extrañas coincidencias, seguramente no ameritaría una página en las crónicas paranormales. Pero la cuestión va mucho más allá. Enfrentando la burla pública, muchos vecinos -especialmente en la época en que estaba junto al estadio- aseguran haberlo «oído llorar».  Existen crónicas de «fantasmas» rondándolo, de personas que lo han tocado y vivieron horas o días después experiencias angustiantes.

El monolito durante su localización en el Paseo del Prado
El monolito durante su localización en el Paseo del Prado

Si aunque más no fuera una parte de lo que se decía del monolito Bennet fuera cierto, tendríamos que enfocarnos nuevamente en él.

Podemos discutir si los hechos son una propiedad intrínseca del monolito, o éste se ha convertido en lo que en Parapsicología llamamos «punto de anclaje».

Supongamos que muero no creyendo en la vida después de la muerte. Del otro lado del umbral, no tomo conciencia de que ahora sí he fallecido y, después de todo, había un más allá, ya que el “tomar conciencia” es, perogrullescamente, un acto de la mente conciente, la cual depende del buen funcionamiento del neocórtex o corteza cerebral, precisamente lo primero que empieza a descomponerse al morir.
En lo que sobrevive de mí, el “darme cuenta” de las cosas es casi un acto sonambúlico, inconsciente. Y si mientras estuve vivo, pongamos como tonto ejemplo, una de las cosas más queridas por mí fue mi pipa, pues después de muerto, donde vaya esa pipa, irá adherida mi remanencia psíquica que, en el plano emocional, al morir el cuerpo “corrió” a impregnar lo que era su referente emocional. Esto explica las “obsesiones” que los residuos psíquicos, las remanencias psíquicas de personas fallecidas  pueden hacer de lugares –las famosas “casas encantadas”-, personas u objetos –los considerados “embrujados”-. Pues bien, al objeto, lugar o persona al que se adhiere la remanencia psíquica lo llamamos técnicamente “punto de anclaje”. El monolito Bennet bien peude ser, entonces, el punto de anclaje de las remanencias psíquicas de sus cultores tiwanakotas.

Monolito junto al estadio
Monolito junto al estadio

También -y de allí el título de este trabajo- podemos suponer que su emplazamiento (el original, obvio), su orientación, ciertos rituales y condiciones tal vez astrológicas, se conjugaban como las piezas de esa metafísica maquinaria de la que habláramos más arriba. Sin duda, cuando podamos descifrar el lenguaje escrito de los tiwanakotas sabremos más…

Pero…. ¿qué lenguaje escrito?, se preguntarán ustedes. Ya que, como todo docto arqueólogo nos ha enseñado, los tiwanakotas no tenían escritura.

¿No?

No volveré aquí sobre los trabajos de la referida Débora en su blog respecto al monolito Potokia y la Fuente Magna. Quiero dar otra pista.

Aún emplazado en Tiwanaku, se levanta el monolito Ponce, llamado así por el arqueólogo boliviano que lo descubriò. Ahí está, a disposición de viandantes y curiosos, de frente y desde atrás.

Monolito Ponce (frente)
Monolito Ponce (frente)
Perfil
Perfil
parte posterior del monolito
parte posterior del monolito

«Ajá» -dirán ustedes- «Muy lindo el monolito…. ¿Y?».

Pues, miren con atención la espalda del mismo. Es más, si me permiten, les comparto una ampliación, filtrada y mejorada:

Ampliación y filtrado
Ampliación y filtrado

Claramente, aparece lo que bien puede ser descripto como una escritura.

He traído a colación este monolito para señalar todo lo que nos falta por investigar, aún. Pero recuerden que el tema principal nos remitía al Bennet. Y fue, precisamente, revisando mi archivo de fotografías, cuando reparé en algo que en su momento no me había llamado la atención. Pero ahora sí.

Ya he escrito en otra ocasión mi opinión respecto a los «orbs», u «orbes», como se ha puesto de moda llamarles ahora. Por ello, no me sorprendo especialmente cuando, ora sí, ora no, aparecen en mis fotografías. Pero esto es lo importante: en ocasión de visitar Tiwanaku -más precisamente,e l Museo Lítico del mismo- sólo aparecieron «orbs» cuando fotografiamos el monolito Bennet. Sólo ahí, ni antes, ni después, siempre con la misma cámara y, huelga decirlo, sin cambiar ópticas, sin limpiar lentes, sin ninguna acción común y cotidiana que pudiera dar una explicación «lógica» a esta diferencia. Es para mí evidencia suficiente que una particularidad energética significativa acompaña a esta imagen. En las fotografías que continúan, ven ustedes los «orbs» que captamos en ocasión de estar estudiando el monolito y la ampliación de uno de ellos, quizás de nulo valor investigativo pero, a mi gusto, sumamente estético .

En nuestros archivos en Flickr! he subido en su ocasión todas las fotografías tomadas; pueden ustedes allí chequear esta certeza. sólo aparecen ante el monolito Bennet. Creo, estoy absolutamente convencido que esto no es casual y señala, por lo menos para mí, nuevas líneas de indagación en mi próxima visita al lugar…

7 comentarios de “El monolito Bennet: ¿el botón de «Play» de otra dimensión?

  1. Valentín dice:

    Muy bueno Gustavo, curiosamente recordaba el artículo de las orbs al ver unas fotos que sacamos con una Banda en la que toco, frente a una iglesia en mi ciudad donde hasta hace poco ejerció Carlos Mancuso, exorcista aprobado por vaticano que realizó algunos allí. En una par aparecieron orbs y luces extrañas.
    En fin muy bueno, saludos

  2. anonimo anonima dice:

    http://turiseclapaz.blogspot.com/2007/06/monolito-bennett-la-odisea-del-gigante.html

    Mallku Huyustus dijo…

    Interesante el artículo sobre la estela Bennett. Ahora viene la pregunta candente:

    Al retirar la estela de la Plaza Posnansky para su retorno a Tiwanacu se encontró el «legado» de don Arthur en la base de la misma. Se especuló sobre «oro»… pero eso es tonto, ya que de acuerdo a los discípulos del arqueólogo estaría el legado de documentos y certificaciones científicas, asímismo pruebas hechas en los mejores laboratorios por los mejores científicos de aquella época.

    Por lo que sé NO EXISTE UNA DECLARACIÓN OFICIAL de lo encontrado en la base de la estela; quiero decir que el DERECHO del PUEBLO BOLIVIANO era y ES saber exactamente lo que se encontró… debería REGISTRARSE lo hallado con TODAS las de la LEY (fotografías, filmaciones, notarios de Fe Pública, etc.), y luego la posterior exposición de dicho LEGADO HISTÓRICO… nada de eso sucedió hasta hoy.

    Entonces… aquel marzo del 2002, bajo el gobierno de Jorge Quiroga Ramírez; con las voces y acciones del Ing. Adhemar Coca (representante del vice Ministerio de Turismo) y Eduardo Paniagua (director del UNNAR) además de los «encargados» y «autoridades de gobierno»… se removió dicho LEGADO encofrado en la base del gigantesco monumento…

    En pleno siglo XXI; con un Presidente de la República egresado en la Universidad A&M de Texas y con maestrías internacionales NO SE HIZO UN REGISTRO PLENO, HISTÓRICO Y CIENTÍFICO de los documentos y objetos encofrados por Posnansky.

    Si dicho registro existe; dónde está?… por qué no se hizo público y luego se exibió los mismos?… por qué no se sabe qué dicen?… por qué se permitió comprobaciones y registros y ahora se permite la especulación?.

    Se sabe por fuentes fidedignas pero no oficiales, que don Arthur había dejado TODA la documentaci�n que CONFIRMABA CIENTÍFICAMENTE muchas de sus teorías… confirmaciones que venían de los MEJORES laboratorios y científicos del mundo en esos tiempos. Eran laboratorios y científicos alemanes en la época del Tercer Reich…

    Quiero hacer notar que los científicos alemanes fueron SECUESTRADOS a «quitoneo» por los principales aliados (EEUU-URSS) vencedores de la III Guerra, porque ERAN LOS MEJORES HOMBRES DE CIENCIA DEL s.XX.

    Vale decir que CUALQUIER DOCUMENTO o CERTIFICACIÓN que se encuentre en el PLANETA que haya sido realizada por aquellos científicos ES UN DOCUMENTO HISTÓRICO DE ALTO VALOR… por muchas razones.

    También se especula sobre que se había dejado «muestras de sangre de llama»…. INCREÍBLE!!! porque debo pensar que los que afirmaron eso a pocos minutos del hallazgo TENÍAN UN LABORATORIO PORTÁTIL DE ALTA EFICIENCIA!!…. o no? (Supieron inmediatamente que esa supuesta muestra ERA sangre y era SANGRE DE LLAMA)

    No creo que Posnansky haya sido tan tonto de dejar a la posteridad muestras de sangre de llama!!… ustedes si?… Si dejó muestras de sangre… no eran de llama; habría una razón científica y lógica para dejar «algo»… sabiendo nosotros que él estaba seguro (como yo) que en el ancestral Tiwanacu NUNCA SE DERRAMÓ SANGRE… de ningún tipo.

    Toda esta especulación se habría evitado si NO HABRÍAN INTERESES OCULTOS sobre algo que no entendemos el porqué.

    Siempre fuimos objetos de saqueo… y no culpemos a los extranjeros; LOS BOLIVIANOS FOMENTAMOS AQUÉLLO… y también saqueamos, robamos, ocultamos y traficamos lo que es PATRIMONIO.

    TIWANACU es Patrimonio boliviano y de la Humanidad. Tenemos DERECHO a saber sobre sus excavaciones y hallazgos y mucho más sobre sus investigaciones. Basta de saqueo y tráfico sucio por parte de los encargados a preservar y cuidar.

    Hasta hoy NO EXISTE un REGISTRO de todos los objetos y piezas arqueológicas de nuestro territorio.

    Desde los años 30 a la fecha deberíamos haber LLENADO por lo menos 10 Museos; pero si visitamos el ÚNICO museo arquelógico de la ciudad de La Paz, veremos que no tiene ni la cuarta parte de piezas que tenía el día de su fundación… después de 80 años de «arqueología».

    Quisiera que alguien ilumine mi desconcierto; en especial respecto a el LEGADO de don Arthur Posnansky; porque SÉ feacientemente que dicho encofrado contenía CERTIFICACIONES que no pudieron ser reveladas en aquel momento y hoy 2007 están en manos desconocidas en algún sitio desconocido o no publicado.

    M::: Huyustus
    huyustus@aol.com

    • Gustavo Fernández dice:

      Y por lo que sé, amigo mío0, la depredación no acaba aqllí, me he enterado que el mes pasado se han robado varias decenas de libros que pertenecieron a la colección Posnansky de la biblioteca donde estaban indexados.
      No estoy, hoy, en dar siquiera indicios que sirvan de respuestas, toda vez porque sería poco serio y una falta de respeto a tus ancestros hablar de lo que no se conoce. empero, pienso regresar en los próximos meses tanto a La Paz como al titikaka y a Tiwanaku y entonces, quién sabe, pueda arriesgarte algun comentario.
      Un abrazo.

  3. cecilia suarez terrazas dice:

    wow a mi me sorprendio mucho porque muchas ce mis amigas dijeron cuano estabamos pasabdo sociales que lo dl monolito bennet es algo completamenta imaginativo pero cuando fuimos a tiwanako nos sorprendio ver que ese manolito estaba maldito y que haya traido muchs desgracias pero investigare mucho mas sobre ello

  4. Jose Marcelo Fernandez Alave dice:

    Hola mi nombre es Marcelo Fernandez Alave soy de egresado de la cerrera de Arqueología en La Paz de la U.M.S.A. Mi tesis de grados es replicar el monolito el «Fraile», mi roca pesa más de 4 toneladas, y lo estoy tallando y puliendo con piedras técnica prehispánica, me interesa rescatar las piezas monumentales como el monolito el «Fraile», y luego mi objetivo es el rescate de la Puerta del SOL, si quieren podemos trabajar juntos.

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