El «Hoyo del Diablo»

Desde la profundidad

En una nota anterior comencé el relato de las investigaciones de campo cumplidas recientemente con un grupo de amigos y colaboradores en México, liderados por el entrañable Julio Víctores. Unas jornadas nutritivas de vivencias, aprendizajes, reflexiones, tantas que deben ser necesariamente desglosadas en varios artículos. Ahora, aquí, detenernos en uno de ellos. El legendario “hoyo del Diablo”.

También conocido como “la cueva del Diablo” y hasta “la casa del Diablo” es otro de los misterios de la zona. Y el que directamente nos involucra. El relato dice que habría una caverna subterránea en un cerro de la región ya descripta y donde estuvimos trabajando, en el cual moraría, según unos, el mismísimo señor del Averno; según otros, espíritus de difuntos, y al decir de un tercer grupo, “guardianes” del –ya relatado anteriormente- Mictlán. Esa “cueva” u “hoyo” tendría una “chimenea” de descenso vertical a una cámara que se comunicaría con una segunda a través de un pasadizo, ésta con una tercera y desde alguna de las tres se desprendería otro pasadizo, horizontal y muy, muy extenso, que comunicaría con el exterior por una de las laderas del cerro.

Con Julio Víctores y parte del equipo, comenzando los preparativos

Al ser una tradición de transmisión mayormente oral, las razones de su existencia (y sobre su origen y hasta su propia existencia) eran ambiguos, difusos. Se supone que esas cámaras serían algo así como “espacios de iniciación”, donde entidades no físicas evaluarían al valiente que ingresara dándole conocimientos o la muerte. Inevitablemente, no puedo dejar de pensar en la tradición de “la salamanca” del norte argentino, cuevas en barrancas donde el diablo, otra vez, instruye al discípulo elegido o lo arrastra al infierno, tradición que evidentemente surge en tiempos coloniales ya que “Salamanca” es precisamente el nombre de la ciudad española con una histórica y muy acreditada universidad, sobre todo famosa, precisamente, en tiempos de conquista y colonización. Lo que incluso muchos españoles ignoran es porqué esa Universidad elige Salamanca como asiento. Y aquí se riza el rizo: en tiempos precristianos, cuando las leyendas refieren a Hércules recorriendo Hispania en trabajos y esfuerzos, él mismo, en persona, decide abrir una cueva (ubicada bajo la hoy inexistente Iglesia de San Cebrián) e instalar allí una “academia” de artes liberales y mágicas. Extraña moraleja: la ciencia universitaria y formal (de la que la Universidad de Salamanca ha sido epítome) deviene, en realidad, de cenáculos esotéricos y subterráneos.

Ahí vamos

Pero que recintos subterráneos sean sitios “iniciáticos” es omnipresente en todas las culturas –sin ir más lejos, era el uso de la llamada “Cámara del Caos” enclavada en la meseta rocosa por debajo de la misma Gran Pirámide de Keops- y tiene evidentemente su razón de ser en esas articulaciones arquetípicas que explicamos en este otro trabajo

Todas estas especulaciones y asociaciones de ideas campeaban en mí cuando Julio me relata, meses antes, sus búsquedas finalmente culminadas con éxito: en un cerro que llamó “El Águila”, encontró una chimenea vertical. No tabulada en cualquier registro, muy profunda, ignota, oscura, peligrosa. Húbose de esperar hasta octubre de este año 2018 para conformar un equipo –durante mi visita a México habitual- y llegarnos al lugar.

Y ahí estábamos: Julio Víctores, Miguel Eduardo Víctores Oliva, Kevin Víctores Yescas (sobrinos de Julio), Luis Enrique Víctores Espinoza (su hermano), el sociólogo Vicente Guerrero González, Ernesto Sánchez y el guía de montaña Carlos Arcos Valdéz. Y quien escribe, claro.

No daré la precisión exacta de la chimenea por obvias razones: esto es terreno de prolongada y cuidadosa investigación arqueológica, preservación del lugar y –sobre todo- evitar que los simples curiosos depreden el sitio. Empero, los interesados seriamente siempre pueden contactar a mi amigo y solicitarle sumarse en alguna expedición al terreno.

Regresando

Rogando que Tláloc escuchara nuestro ruego y postergara para mejor ocasión la lluvia que comenzaba a tronar a la distancia, despejamos de maleza un poco más la entrada y la observamos detenidamente, preocupados y ansiosos. ¿Qué habría alli?. Era evidente que hacía mucho, mucho tiempo, que nadie descendía, si bien algunos restos en las cercanías señalaban que no mucho tiempo atrás se habían depositado algunas ofrendas (seguramente gente de Toltequidad por lo que consideraban-y estoy plenamente de acuerdo- una entrada al Mictlán o mundo subterráneo). El estudio de su boca demostraba claramente su artificialidad. De sección burdamente octogonal, consolidada con grandes bloques –era evidente también que un par de habían desprendido y caído al fondo- descendía recto, como pudimos comprobar enseguida, entre diez y doce metros. El descenso lo realizò en primer lugar Carlos Arcos Valdéz, el más experimentado. Lo siguió (luego de su regreso, ya que el lugar –y la inestabilidad probable- no aconsejaba la presencia de más de una persona por vez) Julio Víctores como legítimo descubridor del lugar. Julio tuvo la enorme amabilidad de querer cederme su lugar, pero insistí, precisamente, por el orden natural de derecho que entendía le corresponde. Y en tercer lugar, entonces, bajé yo, para luego hacerlo Kevin y completar así esta primera prospección.

¿Qué encontramos en el fondo?. Una cámara de aproximadamente tres metros por metro ochenta. Su fondo estaba cubierto de detritus y mucha roca suelta (las caídas desde la boca, ya señaladas, y otras seguramente deslavadas por el tiempo y las tormentas). Esto ya era interesante: si se tratara simplemente de un “pozo”, las comunes lluvias tendrían el lugar anegado. En cambio, estaba completamente seco, lo que señala algún tipo de drenaje natural o artificial. Todo el cascajo suelto sin duda oculta algún material de interés histórico (no estamos en condiciones de datar la antigüedad del lugar pero tomando en cuenta el contexto, no menor a 700 años).

En dirección sur parecía haberse tratado de  cavar un pasadizo pero la intentona abandonada después de profundizar menos de un metro. Por cierto, observando las paredes a mi alrededor, se ratificaba su naturaleza artesanal: las marcas de objetos contundentes con los cuales se fue cavando eran más que evidentes.

En dirección Norte, en cambio, se habría un pasadizo unos tres metros, de aproximadamente un metro de alto y ochenta centímetros de ancho, brutalmente interrumpido por lo que fuera un derrumbe muy, muy antiguo. Ésa es la dirección en la que en el futuro deberán progresar las investigaciones: una chimenea y un pasadizo que lleva a no se sabe dónde resignifica la descripción del “Hoyo del Diablo” (aquél de las tres cámaras unidas por pasadizos y luego uno que lleva a una lejana salida lateral).

Luego de tomar todos los registros posibles en fotografía y video tuvimos que dar por terminada la jornada: la proximidad de la noche y (mucho más) la lluvia indicaba que como primera prospección el objetivo estaba cumplido. En artículos siguientes, por supuesto, avanzaré en la descripción de otros sitios poco conocidos o literalmente ignorados de las cercanías que dan ese contexto del que he hablado.

Ahora bien: ¿de qué se trata?. Ésta es mi opinión personal:

Creo que el “Hoyo del Diablo” era parte de una bien pensada y ancestral construcción de “tecnología espiritual”, una estructura funcional para iniciaciones y, quizás más bien, despertar de facultades sutiles. Recuerdo la “escuela de chamanes” de Chavín de Huantar (Perú) y supongo que este ámbito puede ser afín. Recuerdo la primera vez que fui invitado a una “ceremonia a Tezcatlipoca” en el Cerro Gordo, próximo a Teotihuacán: allí también un pasadizo cavado en la tierra, que penetraba unos tres o cuatro metros para girar a la derecha y abrirse a una amplia cámara. Un ritual donde entre sones de tambor, grandes cantidades de “pulque” alrededor de un fuego y consumo de tabaco se me transmitieron algunas enseñanzas y enseñaron ciertas técnicas. Veo por consiguiente el “Hoyo del Diablo” como una versión más avanzada, completa, “profesional” de ese ámbito donde doce años atrás se me participara el conocimiento de mi propio espejo de obsidiana tiznado por el humo

Para ver un breve video en el interior: https://www.facebook.com/gustavo.fernandez.12/videos/vb.100001266872205/2056708624381347/?type=3

 

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