En busca de la credibilidad perdida
Apenas un llamado a la reflexión. Y una propuesta de trabajo, quizás más individual e interna que colectiva, pero no por ello menos expresable en actos cotidianos. Porque de no replantearnos grupalmente estas consideraciones, lamento participarles el inminente deceso de la Parapsicología, como Ciencia o como Disciplina Alternativa.
Años ha –ya demasiados- el status de parapsicólogo remitía, en el inconsciente social, a la visualización de una comunión entre el espíritu investigador y el laboratorio o la experiencia de campo fenoménica, siempre en el límite del conocimiento, siempre casi en trasgresión con el saber establecido pero manejando el mismo lenguaje y los mismos códigos. El parapsicólogo era –supo ser- un estudioso, ante todo. Quizás monástico, siempre imbuido de pasional curiosidad por ir un poco más allá. Hoy, decir “parapsicólogo” invoca instantáneamente las imágenes de verborrágicos y dudosamente creíbles personajes que ante una cámara de televisión o el micrófono de una radio hablan hasta por los codos de personas embrujadas y amarres amorosos, siempre detrás del desesperado que, harto de no poder generar sus propias soluciones, esperar encontrar a alguien con el número del celular de Dios. Siempre detrás de generar la consulta arancelada del día, lo que quizás no esté mal pues todos necesitamos la diaria pitanza que nos provea vivir, pero perdiendo en el camino el afán por el estudio constante –algunos parapsicólogos parecen saberlo ya todo- y el progresar, con método e intuición hermanados, en la búsqueda de respuestas.
Pero aún: la Parapsicología se ha bastardeado al punto que la opinión pública –que no es siempre la opinión publicada- creo hoy que parapsicólogo es aquél personaje con poderosas dotes mediumnímicas o de “videncia” antes que el analista o el…. “desarrollador” (si este neologismo no existiera, habría que inventarlo) de aquellas. Casi, casi –y no es casualidad- como la misma opinión pública cuando subtitula a un “contactado” como “ovnílogo”. El fenómeno pasa a ser, entonces, la cualidad en lugar del objeto de conocimiento. Y así, con las honrosas excepciones de muchos investigadores que hoy fruncen el ceño si se les llama –con afán meritorio- “parapsicólogos”, la gran masa que por otra parte disfruta con usar el término cumplen alguna mínima formación –sólo en contadas ocasiones-, jamás amplían el horizonte de sus conocimientos y se vuelcan compulsivos a abrir consultas.
Entonces, ¿dónde quedó la investigación parapsicológica y el orgullo de llamarse tal?. ¿Porqué, mientras el conjunto de las Disciplinas Alternativas parecen convocar a los intelectualmente más capaces, un congreso de parapsicólogos se transforma en un furioso vedetismo orlado por la compra – venta de títulos y honores?. ¿Porqué –especialmente en estos países latinoamericanos- los parapsicólogos cada vez parecen estar más próximos en gestos y recursos a los “pais” y “mais” de umbanda que a –por simple ejemplo- reikistas y psicólogos transpersonales?.
¿Estaremos a tiempo de recuperar la credibilidad perdida?
No lo sé Gustavo. Parece que hay cosas que se van perdiendo a pesar de los intentos de buena fe, a veces se piensa que hay una lucha que seguir, pero no hay tal. La parapsicología puede seguir, si bien se mira, el camino de la investigación espírita genuina que tan bien te encargaste de rescatar entre tanto ruido –y el olvido, claro–. Hablo solamente como un apasionado del tema, mi formación es información, de fuentes –espero– fiables. Llegará el momento de aprender de verdad y hablaremos. Lo que me parece es que puede desaparecer el término «parapsicología», es hacia donde me hacen ir tus reflexiones y preguntas de este post, debido al sistema rumiante que bien conocemos, que ingiere cualquier cosa (disciplinas incluídas) y lo vomita masticado, uniforme, globalizado y sobre todo vendible. No podemos pretender que un término utilizado después de tremenda digestión siga siendo, a pesar de ello, el término de referencia respetado por la sociedad para esta ciencia y sus estudiosos. Es decir sí se puede, pero es inevitable que la masa social responda a memes, programas y costumbres impuestas al menos hoy en día. Hablar hoy de médiums es hablar básicamente de «mentirosos que hace muchos años hacían actuaciones en un garage y vivían de engañar a la gente, contando que hablaban con los muertos». Sencillamente, el producto masticado de cine, literatura y ventajistas: a ese rumor global no hay con qué darle tan fácil.
Lo bueno es que, a pesar de que la parapsicología desaparezca como tal, la información estará para quien quiera verla. No tan diferente, entonces, a hoy. Hay que entrenarse para oír entre el ruido, el ojo abierto para la diferencia entre lo simple y lo complejo siempre es una buena sospecha, aunque eso también lo marque el sistema.
Tal vez en el futuro sea psicobiopoltermagidefensología o algo así. Y que dios se apiade del futuro.
Buen documento reflexivo que se puede extender a muchos planos de la sociedad actual. Enhorabuena Gustavo.
Saludos,
Carlos.
Gustavo: no creo que la parapsicología desaparezca, antes bien tenderá a ampliarse de manera casi universitaria sin serlo, aunque digas por ahí que es bueno que no lo sea, porque no depende de lo que la gente piense o diga o crea. Vos mismo lo dijiste el otro día: respeto. Quien desee ser respetado debe empezar por respetar: las tendencias del otro, los gustos del otro, las crencias del otro… Yo creo que esta ciencia -porque lo es en tanto y en cuanto en su mayor parte se basa en hechos científicos para comprobar cosas-, deberá valorarse a sí misma a través de sus representantes. No creo que todo lo que ustedes enseñan en el profesorado deba impartirse y compartirse con tanta gente ávida de conocimientos, en tan poco tiempo. Hay mucho por aprender, ustedes, los que sí saben deben tener en cuenta que para que esta ciencia prenda en quienes deseen el conocimiento debe tender hacia la curricularización a fin de poder integrar cada una de las etapas del conocimiento sin caer en lo meramente pedagógico o psicológico o filosófico o anecdótico, sino tal y como es y lo que representa: una ciencia de ciencias. Por lo que un año es poco, cuatro años es demasiado y tres años de aprendizaje sería lo ideal para poder aprehender cada disciplina englobada en esta carrera; porque lo es, mal que le pese a muchos. Un tercer año sería ideal para prácticas intensas, pero primero es necesario aprender y aprehender la teoría, las experiencias de ustedes los que se han volcado de lleno desde tiempos inmemoriales (jaja! se me fue la mano no?) a toda esta investigación y estudio. Específicamente me estoy refiriendo al profesorado, sería magnífico poder contar con tres años al menos para arraigar los conceptos y no caer en el ee… eee… como era? y salir corriendo a buscar los apuntes o frustrarse y darse cuenta de que no sirve solo ir a clases y escuchar que nos cuenten. Por mi parte y más allá de los años que vengo acumulando datos y elementos en mi «casa rodante» mental donde todo ya es un verdadero caos y por eso es que estoy en tu curso, necesito que alguien me alinée los patitos por decirlo así, que alguien me ordene tamaño lío. Se trata del esfuerzo y la voluntad al margen de las capacidades o habilidades de cada uno, por eso es necesario que la parapsicología se revalorice y se reinvente a si misma para mutar, evolucionar hacia una currícula que no solo comparta el conocimiento y la experiencia sino también aporte los valores, descubra las habilidades, incentive y promueva las destrezas de quienes pretenden seguir este camino. La única manera de hacerlo es que ustedes, los que verdaderamente iniciaron el camino y lo labraron a fuerza de sudor y experimentos, se planteen la posibilidad de ver más allá de un corto tiempo de enseñanzas para que esto se convierta en una verdadera carrera que vea más allá de lo que el hombre común de la calle alcanza a ver, que abra mentes y las impulse al cambio duradero con disciplina y entendimiento, sino solo nos vamos cayendo por la pendiente del curioso que solo se acerca porque le pareció interesante y una salida laboral rápida, o el otro que se cree que estudiando parapsicología rápido ya va a salir convertido en Merlín o peor: en Hermes Trismegisto con una lapicera en la mano.