Hay hechos que no por sincrónicos o “causales”, reconocidos como tal, son menos impactantes para mí. En 1978 le obsequié, dedicado, a Enrique Sdrech (periodista argentino de prosapia, si bien estuvo históricamente al frente de la sección «Policiales» del diario Clarín era un entusiasta del tema OVNI, buen amigo personal que siempre me abrió las puertas del diario y de su agenda a mis -entonces- juveniles propuestas investigativas) un ejemplar de mi libro recién editado “Triángulo Mortal en Argentina”. Enrique falleciò en 2003. En el año 2007, de paso por una librería de libros usados en Buenos Aires me encuentro con un ejemplar en venta de ese mismo libro mío y dado que sólo he conservado un par de ejemplares (y la editorial que lo lanzara cerrara tiempo atrás) lo compro por unos pocos pesos para coleccionarlo. Esperando el tren urbano en la estación, se me ocurre hojearlo: allí estaba mi dedicatoria. Era el mismo ejemplar que le había obsequiado, veintinueve años antes, a “El Turco” Sdrech… y con un extraño «viaje» a cuestas: regalado en la ciudad de Buenos Aires, había llegado como «usado» a la provincia de Santa Fe, según reza el sello, y regresado a Buenos Aires…