Versión digitalizada de la edición gráfica de la Universidad Nahuatl Mascarones S.C., de Ocotepec, Cuernavaca, Morelos, México, a cargo del maestro Mariano Leyva Domínguez, © 2002.
Comentarios por Gustavo Fernández, sólo para la versión digital.
Introducción del comentarista
No me cabe, por falta de preparación y experiencia, entrar en el análisis histórico, lingüístico, filológico ni teológico del contenido de este breve pero apasionante “génesis” del pensamiento tolteca. Sólo aportar, desde la tribuna del estudio esotérico, algunas observaciones preliminares sobre el valor profundamente simbólico y universal de ciertos conceptos y términos aquí volcados.
Más que nunca, el Teoamoxtli pone en evidencia qué sencillo es descartar por pueril, absurdo y supersticioso todo relato remoto, sea oral o escrito, simplemente porque no le encontramos “sentido”, sentido lógico y occidental cabría agregar, a las arcanas palabras. Esa lectura “exotérica”, en oposición a lo “esotérico”, ciega la vista a una aproximación trascendente, cerrando bajo siete llaves la puerta que debería abrirse desde la intuición para escuchar el eco de antiquísimos y universales conocimientos, huella temporal de la Sabiduría Arcana que alguna vez, evos atrás quizás, cubrió el globo y, por qué no, fuera resonante con otras inteligencias del Cosmos.
En las figuras literarias y el inevitable deterioro conceptual de lo místico que seguramente sólo en tiempos recientes está permitiendo rescatar de las brumas del olvido histórico el sentido prístino de algunos conceptos, hallamos la vinculación filosófica entre el Oriente Lejano y el Ánahuac, o la protohistoria del pensamiento jungiano. Un monoteísmo malinterpretado –que sospecho falazmente adrede- por el tosco cristianismo del siglo XVI y perversamente ocultado al conocimiento público durante casi 500 años. En fin, una pléyade de honduras metafísicas que ameritarán sin duda mentes más esclarecidas que la mía.
Aprehender los conceptos de Relatividad Espacio Temporal tan evidente en su conocimiento por los pueblos ancestrales que formaban parte de su léxico cotidiano: el Moyokoyani («el que crea y recrea a sí mismo»), Tloque Nahuake (lo que está cera y lejos al mismo tiempo) son términos que imbrican con la más profunda filosofía budista y, también, con la filosofía subyacente en la física cuántica. Todo ello está resumido en el Teoamoxtli, el libro sagrado tolteca, sobre el cual volveremos en alguna oportunidad.
El individuo y la especie son uno y lo mismo. Al contemplar un cardumen es fácil visualizar esta doble cualidad de cada pez. Todos los peces del cardumen están integrados entre sí. Cada uno de los peces envía a los demás todo lo que percibe con sus sentidos y simultáneamente recibe de todos los demás lo que cada uno de ellos está percibiendo en ese instante. Esto hace que, al percibir uno de los peces un peligro, todo el cardumen huya en la misma dirección y también hacen que juntos se desvíen a los lugares donde hay comida para todos. Cada pez es simultáneamente protector y protegido y esto garantiza tanto la plenitud de cada pez cuanto la perpetuidad del cardumen. Y se resume en el In’kalesh, el saludo ancestral, epítome del Inconsciente Colectivo, donde «yo soy tu otro tú. Tu eres mi otro yo. . Si te daño, me daño. Si me dañas, te dañas«.
Las lenguas autóctonas tienen equivalencia de conceptos entre sí, porque los diferentes pueblos surgidos en la antigua Anahuac compartieron procesos de pensamiento fundamentales, ya que habían vivido experiencias similares a lo largo de muchos milenios. Esto hace que en las culturas autóctonas exista una relación entre referente, pensamiento y objeto.
Todas estas lenguas comparten el mismo referente. Por ejemplo, cuando se pronuncia una palabra en cualquiera de esas lenguas se establece una relación cósmica entre el concepto expresado y el objeto al que se refiere la palabra, con la energía que genera el objeto, con los antiguos anahuacas que le dieron ese nombre al objeto y, simultáneamente, con el futuro. Es decir, al pronunciar palabras en esos idiomas estamos haciendo una integración de espacio y tiempo, aquí y ahora, con el espacio y tiempo de los ancestros y con el espacio y tiempo que heredarán las generaciones venideras. Es en este contexto que adquiere otra dimensión la etimología de nahuatl (el «hablar armonioso»).
Por sobre todo, por estar en el Todo y ser el Todo, está IPALNEMOHUANI («aquello por lo que vivimos»), Inmanifestado. Esta «inmanifestación» subyace como el «manas» polinésico, el «chi» del Celeste Imperio, el Atman teosófico. Pero el Uno deviene en Dos, y emana en OMETEÓTL (la Dualidad), las dos Fuerzas Creadoras que hacen Manifiesto loInmanifestado. Yin y Yang. El Dos deviene en Cuatro (fuerzas que trabajan en la Creación): QUETZALCOÁTL (que es el rumbo Este), TEZCATLIPOCA (oeste), XIPEC – TOTEC (Norte) y HUITZILOPOZTLI (sur).
Tezcatlipoca es una emanación que expresa y se manifiesta en distintos grados. Su nombre significa «espejo de obsidiana humeante (o empañado)» y de hecho en su culto se empleaban grandes espejos de esa piedra volcánica sobre las cuales los sacerdotes focalizaban su atención hasta disparar fenómenos de percepción extrasensorial. No puedo menos que recordar, insistentemente, el «espejo negro» del mago John Dee, el mismo que recibiera «de los ángeles» el «idioma enoquiano». Y más allá de este recurso parapsicológico, Tezcatlipoca representa el inconsciente, ése que tiene una imagen de sí mismo como la que nos devuelve el espejo empañado. Y al «invocar» a Tezcatlipoca, el inconsciente se hace presente. Su ritual, por lo tanto, saca a la luz los miedos, los temores, las dudas, las inseguridades. Es, si se me permite, un «campo de entrenamiento» para otras experiencias más duras que vendrán después, sobre las que regresaré
Y es tiempo de correr el velo del Primer Tiempo tolteca. Es tiempo de correr las páginas del Libro de Esencia Divina (Teoamoxtli)
Aquí comienza lo que se dice acerca del fundamento de la Toltecayotl, tal como lo oímos y recibimos de nuestros antepasados por su boca, Huehuetlatolli, palabra de los mayores, cuando nos enseñaban en secreto y nos prevenían cómo transmitirlo oralmente a nuestros hijos, para que a su vez, lo hicieran comprender y sentir a sus sucesoras generaciones.
(Nota del Comentarista: la “Huehuetlatolli”, es decir, la transmisión oral de cvonocimientos, sugestivamente ha conservado una esencia prístina en el caso de la mal llamada “Toltequidad”, palabra que se emplea para intentar traducir “Toltecayotl” que en rigor significa “el corazón del Sabio – Artista” –que es o que implica el “ser Tolteca”.
El academicismo suele desconfiar de la Tradición Oral, precisamente por considerarla vulnerable a la subjetivización de los tiempos que transcurren, argumento que no por cierto, no es necesariamente infalible y universal. Por ejemplo, la transmisión oral de la “Profecía de Cuauhtémoc” es particularmente ajustada al original, toda vez que su transmisión es casi una formulación de identidad y orgullo de pertenencia y tiene contexto histórico (mucho antes de ser confirmado por la Arqueología, la “profecía” ordenaba a los destinatarios “sepultar los teocalli y los calmecac”, es decir, los centros de estudio, devoción y formación para que no fueran avasallados por los invasores. Recién en el siglo XX ese academicismo confirmó que las construcciones prehispánicas no fueron cubiertos por la Naturaleza y el Tiempo sino, efectivamente, cubiertos a mano por el esfuerzo de miles.)
Escuchad y sabed que al principio nada era, nada existía, solamente Él, Ometekuhtzintli, por siempre y para siempre ha existido.
Pero Ometekuhtzintli es, en verdad, todo poderoso y se basta a Sí Mismo para crear y creó.
Y luego dijo:
“Que tenga vida todo lo creado y sea a su vez creador. Y si no crea, que perezca”.
Y Ometekuhtzintli después de haber creado muchas cosas, creó los cielos y la Tierra.
Pero al principio la Tierra no tenía forma, porque la forma todavía no existía.
(Nota del Comentarista: este concepto es particularmente profundo en términos filosóficos, pues el concepto de una “tierra antes que adquiriera forma” remite a la idea de lo eidético; que una cultura pretendidamente “no simbólica” planteara la existencia de las Ideas sin Forma antes de las formas mismas alcanza la riqueza de cualquier platonismo.)
Pero Ometekuhtzintli creó la Voluntad que es invisible, porque sólo es una fuerza y le llamó y le llamamos Huitzilopochtli.
Y Huitzilopochtli hizo la forma. Y con esa Forma hizo los montes, los valles y los ríos. Los lagos y los mares. Y cuando ya no pudo crear más, y sintiéndose próximo a perecer, oró por primera vez.
Su actitud agradó a Ometekuhzintli y por ello Ometekuhtzintli creó la luz. Enseguida creó el calor y el frío, las nubes y los vientos.
Y luego el relámpago y las tempestades.
Entonces comenzó a llover sobre la Tierra y poco a poco fueron naciendo las plantas y los animales que viven en la tierra y el agua.
Pero al principio las hierbas y los árboles no tenían color, las flores carecían de aroma, y todo cuanto existía sobre la tierra se mantenía quieto y silenciosamente.
Entonces Ometekuhtzintli creó la Inteligencia, a la que llamó y le llamamos Ketzalkoatl, y le asoció a Huitzilopochtli y ya unidos hicieron ambos el color primero.
Luego el olor, el sabor y al último el sonido.
Enseguida, Huizilopochtli y Ketzalkoatl recorrieron la Tierra de la región del frío a la del calor. O sea, del rumbo por donde sale el sol hasta aquél por donde se oculta
(Nota del Comentarista: esto plantea serias dudas. Si la génesis de este relato es el Ánahuac, no es coherente definir el Este –de donde sale el Sol- como fría, y el Oeste –donde se oculta- como calurosa. ¿Es posible que la idea provenga de tiempos remotísimos, antes de un cambio en el eje de rotación del planeta que levara a que lo que hoy llamamos Norte o Sur haya sido alguna vez Este u Oeste?. )
Así fueron pintando de verde las plantas y los árboles, dando aroma a las flores y sabor a las frutas.
Luego llamaron y reunieron todos los pájaros.
A unos, los vistieron con plumaje de vistosos colores, a otros les enseñaron a bailar.
Por último, fueron a pintar la jícara celeste con el color zafiro de los mares y sintiéndose próximos a perecer, oraron.
Oraron y todo cuanto ya tenía vida en la Tierra, oró también.
Entonces los remansos se alborotaron, y sus aguas y las plantas que llevaban se agitaron, murmuraron, y saltaron los ríos por primera vez.
Los pájaros de vistoso plumaje volaron por encima de los árboles, cantaron los que sabían cantar y los demás se pusieron a bailar.
Las flores se transformaban en mariposas y volaban, volaban por todas partes y por todas direcciones.
Pero las que volaron hacia arriba fueron apagando la luz a medida que ascendían. Y cuando llegaron al Cosmos, la luz se apagó completamente.
Así nació la noche, mientras la tierra comenzaba a bailar.
Las mariposas que llegaron al firmamento, no quisieron volver a la Tierra y se transformaron en estrellas, y hasta ahora, allá están batiendo sus alas.
Todos estos hechos fueron del agrado de Ometekuhtzintli y por eso creó la Memoria a quien llamó y llamamos Tezkatlipoca, y la asociò a Huitzilopochtli y a Ketzalkoatl, dictándoles este destino: “Vivirán siempre cerca y juntos y su unión se llamará Tlokenahuake”.
Las tres potencias creadas no querían estar inactivas para no perecer.
Por eso accionaron precipitadamente…
Pero con tal precipitación se produjo entre ellas una tal enorme incoherencia que Ketzalkoatl se alejó, Huizilopochtli también se alejó.
Entonces Tezcatlipoca quedó completamente solo.
(Nota del Comentarista: Si Huitzilopochtli es El Creador de las Formas, Ketzalkoatl la Inteligencia y Tezcatlipoca la Memoria, la riqueza de esta Cosmopercepción está en que reproduce en facultades humanas la naturaleza divina: somos dioses-en- acción. Además, la “creación de las formas”, es decir, su percepción, es la Sensibilidad (en el sentido del uso de los Sentidos). Sin inteligencia ni sensaciones, la memoria queda vacía y de nada sirve)
Entonces sobrevino una gran sequía.
Los lagos y los ríos, las hierbas y los árboles se secaron.
Los animales perecieron, la Tierra quedó estéril y la luz se apagó.
Luego, Ometekuhtzintli los llamó a su lado y humildemente se encaminaron al Omeyocan[1] donde todo es creado.
Y estando ahí, esto pasó en su presencia y obró Ometekuhtzintli. Emergió una gran gota de sangre que fue cayendo poco a poco hasta llegar a la primera dimensión del cosmos, en donde quedó flotando.
Luego esa gota de sangre brilló.
Y con su brillo alumbró el firmamento e iluminó la Tierra, comenzando a fecundarla.
Así fue como nació nuestro Padre el Sol, Tonatiuh. Tonatiuh lanza sus rayos hacia Tlali, la Tierra, y la fecunda. De esta unión nacieron los primeros seres.
Enseguida les pintó con el color de la tierra y fue cuando por su poderosa voluntad, comenzaron a crecer y siguieron creciendo durante trece meses.
Y entonces nació el primer ser.
Y trece días después nació el último.
(Nota del Comentarista: aquí es evidente dos hipótesis: Una, que tenemos trozos de distintos relatos unidos en uno solo pero no respetando un orden interno. Así, de la unión de Tonatiuh y Tlali nacen los “primeros seres” (viviso, no necesariamente humanos) pero ya antes se nos habla de pájaros, mariposas, etc, es decir preexistentes a estos “primeros seres”. La segunda hipótesis –que deja abierta la posibilidad de suponer que la falta de una explicación detallada es porque se han perdidos trozos de relatos- es que se tratara de distintos “mundos” o “universos”, uno creado tras la extinción del otro).
Conforme iban naciendo sintiéndose muy solos.
La soledad les infundó temor que se acrecentó más y más, hasta convertirse en terror que les hizo gritar de desesperación y lloraron mucho.
Pero el padre Sol los consoló con sus caricias y tranquilos ya, cada uno de ellos sintió ansia de estar cerca de los demás para cumplir su destino.
Y mediante penosos esfuerzos, trataron de acercarse más y más.
Y cuando ya no era mucha la distancia que los separaba, cada uno de ellos quiso comunicarse con los demás, pero les fue imposible porque Uno Águila Kuauhtli sólo podía ver.
(Nota del Comentarista: aquí se pone en evidencia la falta de trozos del relato: estos personajes aparecen sorpresivamente, sin adecuada introducción)
Dos Jaguar Ozelotl, sólo podía oír.
Tres Serpiente Koatl, sólo tenía tacto.
Cuatro Conejo Tochtli sólo percibía los sabores, y
Cinco Venado Mazatl, sólo podía oler.
Esto les causó gran sorpresa que después se hizo temor, que acentuándose más y más, se convirtió en terror.
Entonces cada uno de ellos quiso separarse violentamente y huir de los demás, pero al intentarlo, el terror se hizo más intenso y por eso cada uno decidió acercarse a los demás.
Tras esfuerzos dilatados y penosos, lograron un avance, luego otro y otro más, notando que cada nuevo avance se hacía más corto y más intenso el esfuerzo que requerían.
Y así, sin descansar, ellos pasaron muchos años hasta que un día sus esfuerzos fueron tan intensos, que sus cuerpos sangraron y sus sangres se mezclaron, formando una gran gota. Acercándose más todos bebieron de ella. Después de esto se sintieron tan cansados que luego quedaron profundamente dormidos y en sueños vieron al Padre Sol entre ellos y le oyeron decir:
“Ometekuhtzintli quiere que estén cerca y juntos hasta formar un solo Ser”.
Luego despertaron y al mirarse notaron que entre ellos existía un gran parecido.
Con penosos esfuerzos siguieron luchando para acercarse entre sí más y más, notando que después de cada avance su parecido se acentuaba más y más.
Así pasaron muchos años para ellos.
Pero un día en que su esfuerzo fue más intenso, sus cuerpos sangraron bastante hasta quedarse sin sangre.
Sus sangres entonces se mezclaron formando una gran gota de la que todos bebieron hasta consumirla.
Luego al verse se hallaron tan parecidos que de ello se asustaron tanto que buscaron refugio entre ellos mismos, se abrazaron precipitadamente.
Y su abrazo fue estrechándose más y más, a medida que sintieron acercarse a la muerte.
Y estando ya en agonía, de pronto sintieron una gran comodidad y después una gran serenidad.
Entonces trataron de extender los brazos en cruz para separarse, pero ya nadie pudo hacerlo, pues ya no eran cinco, eran uno: Tlokenahuake.
Tlokenahuake quedó solo un día, estando profundamente dormido, en su sueño volvió a ver al Padre Sol y le oyó decir:
“Ometekuhtzintli dice que tu misión es descubrir y crear, y que si no descubres o creas, perecerás”.
Y mucho tiempo después sucedió esto:
Tlokenahuake en sueños volvió a ver al Padre Sol cerca de él y le oyó decir:
“Tlokenahuake, Ometekuhtzintli quiere que la tierra sea poblada”.
Entonces despertó sobresaltado y se fue a bañar y al regreso encontró en su lecho un ramo de cinco flores. El admiró sus colores y aspiró deliciosamente sus perfumes; enseguida las tomó y se frotó el cuerpo con ellas hasta que nada quedó en sus manos. Volvió a acostarse y quedó nuevamente dormido, y en sueños vio que las flores salían de su cuerpo para formar otra vez el ramo.
Quiso tomarlo pero desapareció y en el mismo instante apareció entre sus brazos una bella mujer, Makuilixochitl, Cinco Flor, que le sonreía amablemente.
Él admirado la contempló y acarició con ternura, peor recordando el mandato de Ometekuhtzintli sembró en ella ochocientas veces, sembrando en cada vez una gota de sangre, con fragmentos de su carne y huesos.
Tlokenahuake vio así como él iba desapareciendo poco a poco, hasta perderse completamente y dejar de existir.
En ese mismo instante salía el Padre Sol y vio levantarse de su lecho cuatrocientas parejas de hombres y mujeres.
Esas cuatrocientas parejas fueron la primera generación de nuestra raza.
Aquí acaba, aquí concluye la palabra antigua que recibimos de nuestros antepasados, ahora la transmitimos a los que llegan tras de nosotros para que la conozcan, la respeten y conserven, y a su vez, la transmitan verbalmente a las sucesivas generaciones, para que nuestra raza no se pierda, sino que resurja y cumpla su destino.
GLOSARIO
Observación: en el contexto del Teoamoxtli, Ometekuhtzintli es Ometeotl (ver). Algunos de los términos aquí incorporados no están en el texto del Teoamoxtli, pero creo interesante su referencia al lector, a la vez que le permite expandir su conciencia del contenido espiritual de estas líneas. La “oración mantralizada”, inserta casi al final, expresa con poesía maravillosa el profundo conocimiento hermético del Universo, donde Uroboros está puesto en palabras que se han conservado a través de los siglos y la Ley de Correspondencia, la identidad entre el Microcosmos y el Macrocosmos brilla por mérito propio.
NAHUATL: El idioma de los nahuas. Significa “el hablar armonioso”
INCANTONATL (la religión nahua)
Emanaciones del Dios Único:
IPALNEMOHUANI (“Aquello por lo que existimos”)
Se desdobla en
OMETEOTL (“la doble esencia”) Tiene el significado afín al Tao, en tanto Yin y Yang, o doble polaridad Masculino y Femenino.
Que a su vez se manifiesta en
QUETZALCOATL (dirección Este, la Inteligencia)
HUITZILOPOZTLI (Dirección Sur, la Voluntad)
TEZCATLIPOCA (Dirección Oeste, el “espejo de obsidiana humeante”, lo Inconsciente, la Intuición)
XIPE TOTEC (Dirección Norte, la Agresividad Creadora)
Numerales:
Uno: CÉ
Dos: OME
Tres: YEI
Cuatro: NAHUI
Cinco: MACUILLI
Seis: CHICUONCE
Siete: CHICONE
Ocho: CHICUEI
Nueve: CHICOHANI
Diez: MACTLACTLI
MOYOKOYANI: los ciclos reencarnativos, “lo que se crea y recrea”
TLOQUE NAHUAKE: “lo que está cerca y lejos”, la diversidad en el Uno.
Saludo en dos tiempos: Ometeótl – In’lakesh
“Yo soy tu otro Yo. Si te daño, me daño. Si me dañas, te dañas”
TONATIU: Sol
Miztli: Luna
Sí: QUEMA
No: AMO
Adiós: NEMI
Inconsciente Personal: MACUILCAN
Inconsciente Colectivo: IXCAN TOTONATZIN
Espacio: TLACAHUILLI
Tiempo: CAHUITL
Proceso de Individuación: NEMONTEMI (“se vive para completar lo vivido”)
Adelante: TIAHÚI
Gracias: TLAZOHCAMATI
Oración mantralizada:
In icotonca omeyocan
In canin ahmo oncah tlamanti
Yezeh in iteczinco hueli quizelilliz nemohuaz
“Soy la fracción de dualidad espacio – tiempo
Donde no hay cosa, no hay nada,
Pero en su interior cabe cualquier cosa, el Todo”
In icotonca omeyocan
In ipampa mochi miqui
Mochi caqui
Inc oczepac yelohuaz
Inc oczepac nemohuaz
“Soy la fracción de dualidad espacio – tiempo
Por la cual todo muerte,
Todo abandona,
Para otra vez existir,
Para otra vez vivir”
HUEHUETLAHTOLLI: “la palabra de los viejos”, el Conocimiento Ancestral
[1] “12ava dimensión del Cosmos”, en la traducción original
Hola Gustavo, aqui desde Jerez de la Frontera (Cadiz), te hago la pregunta que ya te la habran hecho muchos amigos: ¿ hay posibilidad de encontrar este libro en pdf?
Si es asi, te ruego me lo informes. gracias.
juca
1) Me gustaría saber cuándo fue escrito este texto
2) In lakesch, etc., es una frase moderna. En ningún texto maya prehispánico y/o colonial aparece. Al igual que la palabra Tzolkin, inventada en 1921 por W.Gates, calculo que In lakesh es de corte new age, así que ha de ser de los 90 para acá.
3) El teomoxtli existió y lo tuvo en sus manos el Caballero Lorenzo Boturini. También lo menciona Bernal Díaz e incluso dice que tenía extensas páginas solamente dedicadas al manejo del Ensoñar. entre otros temas importantes. A Boturini se le confiscó. Por ciertos relatos, este amoxtli sagrado era muy voluminoso y seguramente pesado pues parece que tenía hojas de piel de venado, vegetales, etc. que medían entre 1.50 y 2 metros de lado.
4) El cronista mexica Ixtlilxochitl, creo, hace constar que este Libro, la «Biblia» de América, fue compilado (ojo, no escrito, o sea, su antiguedad es inmensa) por Hueman alrededor del 33 antes de N.E., en Teotihuacan. Por cierto, Hueman tenía el apelativo de Yeicxitl, «tercero». Fue el tercer Quetzalcoatl de los 4 históricos. El Quinto debe «aparecer» o manifestarse en el 4Ahau, o sea entre 2000-2020
5) El libro, como dije antes, fue confiscado por el Virrey en turno, y Boturini, excelso amante de las culturas ancestrales de México, se fue humillado y derrotado a Italia, en donde murió en la tristeza.
6) En la rebelión que derrocó al Virrey Diego Carrillo de Mendoza, el 15 de enero de 1624, hubo matanzas e incendios de edificios importantes. Se cuenta que el Teoamoxtli estaba resguardado en la Iglesia de San Francisco, (ubicada frente al famoso Sanborn´s de los Azulejos, en la calle Madero, centro de la capital mexicana) y ésta iglesia fue incendiada en parte. Todavía se aprecian las ruinas. Y el Teomoxtli… desapareció. ¿Entre las llamas? Tengo la esperanza que alguien lo haya rescatado a tiempo y se tenga bien escondido esperando el momento de aparecer, cosa que sería de trascendencia mundial.
Saludos, Gustavo.
Sería de gran aporte que desarrollaras este comentario en un artículo con las fuentes, que para este caso es la publicación citada de la Universidad y el trabajo de Mariano Leyva. Saludos cordiales.
muy interesante¡¡¡¡¡
Espectacular sabiduria.