A lo largo de diversos artículos he abundado –por lo que evitaré repetirme aquí- en señalar que el grupo de Poder en las Sombras que genéricamente llamamos “Illuminati” (1) tiene una “componente espiritual” muy marcada y de doble vertiente: por una, sus referentes emplean tácticas y estrategias espirituales para controlar ese poder. Y por la otra, están sujetos y responden a entidades no físicas.
Sobre esta última observación, quiero acotar aquí solamente esto: sin duda no es “políticamente correcto” ese comentario (en verdad y para mí, una conclusión). Sería mucho más social (y periodísticamente) digerible sindicarlos meramente como ávidos acumuladores de fortunas multimillonarias y poder político. Que también lo son, claro. Pero no únicamente. Mi teoría, estos años, es que estos Barones del Poder en las Sombras responden y se subordinan a otros Poderes, más sutiles. En realidad, más “parafísicos”. No humanos. Y vuelvo sobre el comentario: en bastantes ocasiones he podido comprobar en carne propia el resquemor que a comunicadores sociales reputados como “serios” les producía el vincular un tema que les interesaba –el del Poder Oculto en el mundo- con estos andurriales espiritualistas, y concluir (un servidor) que habría tenido más adhesión pública de haberme quedado limitado a o que llamaría la “línea político-económica” de estos Illuminati, sin entrar en extrapolaciones casi parapsicológicas. Pero así también digo: ya estoy demasiado grande para conformarme con medias tintas al expresar mis opiniones, sobre todo cuando uno advierte que el ser coherente es una de las pocas cosas que le hacen sentirse bien. Mucho mejor, seguramente, que la mera palmada complaciente del periodista de turno.
Un día, debería escribir sobre nuevos “memes” (además de los ya referidos por mí en distintos espacios) que voy observando sobre el camino. Por ejemplo, El Meme de la Correcta Respetabilidad Periodística. O el Meme de la Espiritualidad Institucionalizada…
En consecuencia y para un panorama más amplio, remito al lector interesado a los enlaces dados al pie. Y vamos al punto de esta nota.
Va de suyo que es imposible resumir en un solo artículo –a menos que tome proporciones librescas- todas las tácticas que, presumiblemente, hemos identificado como empleadas por los Illuminati. Y, sin duda y por el simple hecho de no pertenecer a esa facción, se nos escaparán otras. Sea entonces esta serie escalonada de trabajos algo más que apenas un índice que estimule otras reflexiones.
En este caso en particular, me detendré en considerar cómo un bien conocido fenómeno parapsicológico, el “punto de anclaje”, y otro, los “egrégoros”, pueden ser articulados con fines predeterminados. Y esta aplicación apunta a los grupos de poder en las estructuras de la Iglesia Católica y el Vaticano. Seguramente es innecesario aclarar –pero prefiero curarme en salud- que esto no significa equiparar los Illuminati con la Iglesia Católica; pero sí, como he señalado muchas veces, que los Illuminati se infiltran y cooptan toda estructura que les permita administrar poder. Gobiernos, multinacionales financieras o industriales, farmacéuticas, Masonería… e Iglesias. Y que no tienen problema en mudar de organización o de geografía como de vestimenta.
El “punto de anclaje” define un lugar, objeto –o persona- que “ancla” (de allí el nombre) energías, especialmente las densas. Así como un objeto cualquier expuesto al calor del fuego conservará el mismo un tiempo aunque lo alejemos de él, así como la pared interna de una vivienda, calentada por un calefactor eléctrico, al apagarse éste conserva un tiempo ese calor, así ciertos componentes energéticos, como los “paquetes de memoria” (especialmente los “thanáticos” (2)) , tienden a “adherirse” –lo dicho: a “anclarse”- en determinados lugares, objetos o personas que, en vida, significaron para ese componente transpsíquico un fuerte componente emocional. La vivienda que ocupó y alrededor de la cual construyó su historia de manera posesiva y egoísta, los objetos que atesoraba ávidamente, las personas que consideraba, cosificándolas, casi como de su “propiedad”, son, para esa energía residual, los puntos referenciales a los que busca retornar y en los que trata de permanecer. Así, una vivienda con “poltergeist” puede estar asociada a un “paquete de memoria thanático” anclado en ese lugar (resistiéndose a abandonarla) y de allí las perturbaciones a las que somete a eventuales nuevos ocupantes. Y los objetos “malditos” (quizás el más famoso, el “diamante Hope”, esa joya a la cual se asocia la tragedia financiera o personal de prácticamente todos sus propietarios históricos) serían perturbadores “por contacto”. En el caso de las personas, pobre gente con dificultades para recuperar su reinserción –por ejemplo, amorosa- luego de la muerte de alguien posesivo, autoritario y brutalmente dominante en su vida.
En este contexto, pensemos en las “reliquias”: miles, decenas de miles de trozos de huesos, de tela, de espinas, de maderos, repartidos en iglesias de todo el mundo y objeto de veneración, devoción y peregrinaje de millones de personas. Nadie discutiría la utilidad “propagandística” de las mismas. Manteniendo las autoridades de esa Iglesia una actitud felonamente prudente de subordinar todo a la “fe” (sin expedirse así sobre la autenticidad histórica de esos elementos, habida cuenta que de algunos, como los trozos de la pretendida cruz de Cristo, de reunirse, al decir popular, “harían un bosque”) han sido empleadas durante siglos para concentrare masas crecientes de personas en lugares específicos y aún más, en fechas específicas.
Y ahora recordemos el concepto de “egrégoros”. Una entidad psíquica, con cierto grado de autonomía de sus generadores, producida por la concentración de un número indeterminado de individuos identificados con ciertos intensos contenidos emocionales. El miedo, la desesperación, el amor o la fe. Esos “egrégoros”, como dije, tienen cierta autonomía, pero mínima; como un poderoso ente energético pero un tanto lelo intelectualmente, es plausible de ser manipulado. Dirigido. Controlado. En consecuencia, verdaderos “egrégoros” se forman alrededor de las reliquias. Una concentración de energía colectiva, una “masa” –en términos no físicos, más cercano a lo que socialmente entendemos por esa palabra- manipulable por quienes, en primer lugar, sepan de sus existencias. Y como implementarlas. Porque hay un manual de uso para dirigir esas energías, y que tiene que ver con la adecuada articulación de símbolos de los que, obviamente, iglesias y religiones –como espacios físicos y como estructuras doctrinales- están repletas.
Por supuesto, alguien puede sostener que los “egrégoros” pueden ser positivos y su uso, favorable. Es cierto. La pregunta –conociendo desde los entresijos del Vaticano hasta las reacciones de sus feligreses llevados al fanatismo (3) , pasando por la intrínseca contradicción de un “dios” propuesto como puro amor pero que se jactaba de ser celoso y vengativo, que pedía que se le presentaran extrañas ofrendas rituales consistentes en animales descuartizados puestos al fuego, que ordenaba robos y quemar mujeres vivas, que asesinaba sin compasión a niños de pecho por faltas cometidas por los padres de éstos. Extraño dios de amor, éste.
En consecuencia y en este paradigma, permítanme enarca una ceja con suspicacia al suponer las intenciones que podría tenerse al manipular un egrégoro…
Y continuando por la más obvia de las manipulaciones: “trabajarás y sudarás y el premio en el más allá”, condenando a la gente común a ser permanentes profanos, porque el Iniciado tiene como deber el disfrutar la vida y el cumplimiento del deber como aspiración.
Y para finalizar –sólo este primer artículo de una serie- Este es un parecer absolutamente personal, pero me inspira cierta incomodidad un Papa que exhorta permanentemente al “recen por mí”. Algunos lo verán como un guiño de humildad. Yo puedo verlo como una consentida forma de vampirismo energético.
(1) Una vez más, ya sabemos que –sin duda- no se identifican con este nombre, sobre todo por el hecho que, si así fuera, este grupo “secreto” habría dejado de serlo por definición. Acudimos entonces a este término solamente porque pone al lector en contexto sobre de qué va la cosa.
(2) Como ya hemos explicado en infinidad de referencias literarias, podcasts, cursos, etc., “paquete de memoria” es la definicón correcta y técnica que la moderna Parapsicología emplea en lugar de los infusos –y equivocados- “fantasma” o “espíritu”. “Eróticos” y “thanáticos” son dos categorías de “evolución” de los mismos; los primeros desapegándose tras la transición del plano material y los segundos permaneciendo en éste. En los “puntos de anclaje”, precisamente.
(3) Mis notas en blogs están llenas de comentarios de “creyentes” que tras recordarme el amor infinito de su dios, me pronostican un futuro sombrío, exponiéndome a conocer su cólera, o arrepintiéndome cuando “ya sea demasiado tarde”…
Para leer más:
«El Egrégoro de la camioneta blanca»
«Memes: tácticas de manipulación colectiva»
«La manipulación «Illuminati» de la «religión OVNI»
«Racismo, Espiritualidad e Illuminati»
«La manipulación Illuminati que se viene»
«Illuminati y las raíces espirituales de la delincuencia»
«No hay nada más lindo que la familia unida: Monsanto, Bill Gates y los Illuminati»
«La intoxicación en las Paraciencias: Memética e Illuminati»
«Los Illuminati, el Vaticano y la renuncia de Ratzinger»
«Los Illuminati hoy en Latinoamérica»
«Genocidio indígena y códigos Illuminati»
«Illuminati: el poder secreto detrás de la Historia»
«Guardianes de la Luz, Barones de las Tinieblas»