En estos tiempos de valores disminuidos y principios rematados al mejor postor, recuperar el sentido trascendente que brindaba la pertenencia a una Orden u Hermandad brinda la perspectiva, a la vez racional y espiritual, de un Camino de crecimiento donde un aspecto cualquiera de nuestra vida no se subordine (o, peor aún, se sujete) a ningún otro. Donde la segmentación entre dedicarse a crecer espiritualmente, expandirse intelectualmente o fortalecerse materialmente se revela como lo que es: una ilusión, si no solamente de los sentidos, también de un Condicionamiento Cultural funcional a intereses de un Sistema que sabe que el Hombre y la Mujer integrados son autodeterministas y completamente independientes (de pensamiento, espíritu y materia).
Pocas veces se ha reflexionado que así como la “pobreza controlada” es, económicamente, la manera de subsumir a las masas (permitiéndoles la falsa sensación de “seguridad” que provee un sueldo apenas ajustado, unos pocos “beneficios sociales” y la percepción de un jefe que alimenta más la carencia del arquetipo paterno que la conducción que significa un liderazgo), y que también existe una “pobreza controlada” impuesta en esta Sociedad en lo cultural y en lo espiritual. Es “pobreza controlada” del espíritu la de creerlo satisfecho con el paso por alguna iglesia. Es “pobreza controlada” la del intelecto cuando se convence que la “(des) información” y el “entretenimiento” por sí mismas es suficiente para cierto “bienestar mental”. Los gobiernos someten a los pueblos con la pobreza crónica de trabajar tres cuartas partes de sus vidas (mídanlo en año, en días de la semana o en horas diarias) para mantenerse en una noria de la que no puede elegir bajarse (y si no pueden elegir, ¿dónde quedó la mentada “libertad”?)y esa misma pobreza crónica se extiende a lo espiritual y a lo mental.
Por ello, reivindicamos la pertenencia, casi caballeresca, a una Orden Iniciática.
Porque puede brindar una sensación de continuidad a un mundo que se siente aislado del pasado y sin raíces. Puede ofrecer dignidad y grandeza a unas gentes que cada vez se sienten más oprimidas por la convicción de su propia pequeñez e insignificancia. A los individuos que se impacientan ante su impotencia, su soledad y su aislamiento propios, puede ofrecerles la perspectiva de pertenecer a una comunidad, de participar en una noble empresa fraternal. Sobre todo, puede brindar una jerarquía de valores y un código de conducta que no son arbitrarios ni fortuitos, sino que se apoyan en un fundamento tradicional, un fundamento al que se sabe reflejo de un Orden Trascendente, no humano, ni siquiera pretendidamente divino, sino que dimana por observación y experimentación. Es, además, un principio de coherencia y un repositorio de confianza y sentido.
Es posible que algún lector escéptico acote que en ocasiones se ha invocado este contexto para espúreos intereses, para negociaciones lindantes con lo delictivo o para manipulaciones sociales o políticas. Quédense tranquilos: por más que conserve el título y las formas y cite linajes arcanos, una Hermandad que ha caído en ello queda reducida a la expresión de una mera asociación ilícita. Y en toda Orden, el Saber –que existe- será acunado casi con humilde respeto y discreción, pero siempre se blasonará otros referentes: aquellos viejos, queridos, maltratados valores humanos.
Por eso, aunque se le use y abuse como ya casi remanido recurso literario en cualquier crónica periodística menor, es que el espíritu del Quijote sigue vivo. Es por eso que Arturo y su saga provoca ecos intensos aún en grupos sociales que ni genérica, ni geográfica ni históricamente tienen el menor vínculo con aquellas brumosas tierras. Es por ello que a través de los evos ciertos golpes de tambores anahuacanos, ciertas hieráticos perfiles de guerreros prehispánicos, miembros de sus propias Confraternidades después de todo, emociona y fascina a esta cultura de plástico.
Es por eso que aunque se endiose al dinero, aunque se tema al sacrificio –sacro oficio-, aunque se aconseje a los jóvenes el “sálvese quien pueda” mundano, encontrar alguien en el camino que viva de acuerdo a esos Principios conmueve, despierta admiración y estimula a la sana imitación. Así, el Iniciado, inmerso en la cotidianeidad como cualesquiera de sus congéneres, siempre será referente, consejero y sanador. Por lo que diga, por lo que haga, por como viva. Se le reconocerá por esa alegría visceral, ese empuje contagioso, esa voluntad inquebrantable, porque vivirá en el mundo “de afuera” como comprende la trama sutil del Universo en el mundo “de adentro” de su Orden. No será dueño de “fórmulas mágicas”, no buscará relaciones y contactos privilegiados. Sólo, habrá Comprendido.
Impecable, como diría Castaneda.
sus palabras sabias, alientan a pertenecer a una orden iniciatica, creible y tambien responsable, a todos aquellos inconformes de la actual sociedad, donde hay mucha hipocresia y falsedad….donde solo se vive para el cuerpo fisico o denso, pero la parte (espiritual) mas importante, no de se le tiene en cuenta, no es implemente pertenecer a una X iglesia, sino es ir mas alla de estos dogmatismos, es despertar consciencia estando en este globo de tierra…la hora se acerca y queda muy poco tiempo apreciados amigos y hermanos!
Apreciado Gustavo Fernandez, cuando escribo un comentario, alentando sus palabras, y arriba de dicho, aparece una frase que dice: Tu comentario esta pendiente de moderacion, que significa precisamente esto. Creo que nuestra responsabilidad es hablar de esta manera a una sociedad totalmente dormida, el amado Maestro Jesus, muchas veces increpo a las multitudes que le seguian con frases o palabras fuertes…si es que se refieren a la manera como escribo y digo las cosas.
Buen día Alfonso. Te explico: es una norma optativa de WordPress -el servidor que aloja el blog- para poder disponer de aquellos comentarios ofensivos -que los hay por el sólo «placer» de insultar y molestar- No tiene que ver con cómo se escribe, ni con reglas de sintaxis y ortografía, ni (mucho menos) con que se esté en desacuerdo; tiene que ver con aquellos insufribles que se valen del anonimato de internet para agredir. Saludos cordiales.
Gracias, apreciado amigo, solo me resta saludarlo y felicitarlo por la labor que lleva en bien de todas aquellas personas inconformes, que buscan el conocimiento original, que se ha ido perdiendo en la oscuridad de la actual humanidad, las señales están dadas y usted sabe a que me refiero, queda poco tiempo, solo que no sabemos el día ni la hora, el mundo esta agitado en todas las esferas, la tierra se estremece de ver y sentir los horrores que se esta cometiendo y no es miedo que les quiero ofrecer, solo hablo de una verdad, que no quieren ver ni oír. Hasta pronto, constructor de hombres.
(«la hora se acerca y queda muy poco tiempo…»)
Mis -¿mecanismos de defensa?- no dejan de saltar cada vez que escucho gente hablar asi..