Toda labor tiene su fruto y todo fruto, su labor. Todo esfuerzo tiene su premio y todo premio encierra un desafío. La Vida en ocasiones te premia, y te alegras y aplaudes pero… atención: recibiste tu premio, sí, pero la Vida te sigue observando para ver que haces con él. Porque si no aprendes de tus éxitos tanto como de tus caídas, tal vez la Vida decida que para qué premiarte nuevamente en el futuro…