Los “niños verdes” de Collbató

Los “niños verdes” de Collbató

El macizo de Montserrat (En Cataluña) está plagado de historias, difícilmente comprobables, de personas que literalmente desaparecieron e, incluso, algunas reaparecieron…. Décadas después de su desaparición. Pero la historia que realmente me dejó conmocionado –y ameritará una segunda y profunda investigación “in situ”- es la de los “niños verdes de Collbató”. “Los niños verdes de Banjos” –me corregirá algún lector- “No. Los niños verdes de Woolpit” –le corregirá, a su vez, otro. Y los tres –ellos y yo- tendríamos razón. Brevemente, la historia es esta: en las afueras del pueblo se siente un fuerte trueno y hay como un relámpago a nivel del suelo. Cuando los aldeanos llegan al lugar encuentran a dos niños, un varón de unos seis o siete años, una niña de unos diez, vestidos con extraños pero burdos ropajes y de piel sugestivamente verdosa.

Ninguno de ellos entiende lo que les dicen ni pueden dar mejores señas de su origen, pero ante su desasosiego son llevados a casa de familiares del sacerdote local, donde rechazan todo tipo de alimentos hasta que en presencia de judías verdes se abalanzan con desesperación sobre ellas. Desde entonces, se observaría que sólo parecen comer legumbres y hortalizas de ese color. Pocas semanas después el niño fallece. La niña, sin embargo, logra adaptarse y es adoptada por la familia. Va aprendiendo el idioma y cuenta entonces que provenían de una tierra donde nunca se ponía el sol, a la que llama “la tierra de San Martín”. Cierto día, buscando unos animales de su padre, penetraron en una cueva, fueron víctimas del relámpago y aparecieron donde los aldeanos les hallaron. Años después, la joven contrae matrimonio con un trabajador local y a edad madura, fallece en el pueblo, siendo sepultada en el cementerio local.

Montserrat
Montserrat
En el macizo de Montserrat
En el macizo de Montserrat

Durante décadas, la historia fue repetida ubicándola en un improbable poblado español llamado “Banjos”. Dado que no hay ningún pueblo con ese nombre en la piel de toro, los escépticos refutadores de siempre concluyeron que la historia era todo un invento. Faltó un poco de investigación historiográfica para descubrir que el origen de la misma se ubica en un poblado británico y en época medieval; Woolpit. La historia es narrada en dos obras: Historia rerum Anglicarum (del año 1189), de William de Newburgh, y Chronicum Anglicanum (de 1220), de Ralph de Coggeshall. William Camden, en su Britannia de 1586 cita también el suceso, al igual que Francis Godwin en su novela The Man in the Moone de 1638. Así que hasta aquí, parecía sencillo: las historia es real –cuando menos, en el ideario colectivo- ocurrió en Inglaterra en la Edad Media y vaya a saberse en qué circunstancias se la traslada a España, en una localidad inexistente. Pero para mí el sobresalto llegó cuando, en viaje a Montserrat, mi amigo Josep González, contándome historias del lugar se detiene a hablar de Collbató, un pequeñísimo pueblo de menos de cinco mil habitantes al pie mismo de la serranía. Y mientras rodábamos por la carretera me relata la historia de dos niños de piel verde, hallados en el campo luego de un relámpago, que no hablaban ni comprendían la lengua local, que sólo comían… ya saben como sigue. Con sorpresa exclamé: “¡Pero ésa es la historia de los niños de Banjos!”. Josep me miró con extrañeza y evidente desconocimiento de lo que decía. Nunca había oído hablar de Banjos ni de Woolpit. Y profundizando, vengo a encontrar que en Collbató la historia es recordada como ocurrida en tiempos no tan lejanos, al punto que la joven estaría sepultada en el cementerio de Manresa. ¿Estamos hablando de la misma historia?. Pero, ¿cómo se “traslada” a Collbató cuando por allí nadie, hasta donde sé, oyó hablar de Woolpit?. Hasta la misma versión de “Banjos” está abandonada hace años entre los interesados más informados en estos temas. Empero, googleando, vengo a descubrir que algunas fuentes ubican a “Banjos” en la provincia de Barcelona (donde, obviamente, se encuentra Collbató) de manera que, ignoro porqué misterios de la fonética, “Banjos” resulta ser… Collbató. La concreta, documentada y remota historicidad de la historia sita en Woolpit le sindica la paternidad y siendo la que se comenta en Banjos (perdón, Collbató) tan idéntica, es dudoso que se traten de dos casos diferentes.

Collbató, ubicado al pie del macizo
Collbató, ubicado al pie del macizo

Todo sugiere que por alguna extraña razón el relato británico se traslada y ambienta al pie de Montserrat. Pero, ¿porqué y por quiénes?. Y ¿qué tiene de “magnético” esta montaña que -como otras famosas: Shasta, Uritorco, Peña de Juaica, el Cajas, etc.- “atrae” y “ancla” a su geografía estos relatos. Postulado: Y si la “Realidad” fuera una “metarrealidad” psicoide, donde los “físico”, “objetivo”, “material” y lo “psíquico”, “subjetivo”, “inmaterial” (el lugar geográfico y un relato clavado en el Inconsciente Colectivo, como ejemplos de uno y otro caso) fueran sólo matices emergentes y de percepción sesgada de una sola naturaleza? Eso es lo que me resta por investigar. Uno más de los apasionantes enigmas de esta montaña.

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