Gracias a Luis Maffei, Juan Escudero Vieyra, Pilar, Argenis Ascanio, Brel, Laura López , Quique Marzo , Annani Waiss Estévez , Esmeralda Rangel , Patricia Kieffer , Pablo Gómez , Soraya Andrés Rodríguez , José Manuel Ballester Lahosa , Herbert Álvarez , Patricia Bosch Quidiello , Stella , Lucho Gutiérrez Rojas , Daniel S. , Josep , Marta Piguillem , Antonio Las Heras , Trinidad Pérez , Roberto Cosentino , Marta Nalus Feres , José Luis Giménez , Néstor Echarte (en todos los casos, hemos respetado los «nicks» y las direcciones de emails desde donde aportaron su opinión), porque sus reflexiones -que pude compartir o no- el tiempo que se tomaron para considerar esta propuesta, su seguimiento, son el espíritu de estas reflexiones. De cuyas azarosas conclusiones, por supuesto, son todos ellos absolutamente inocentes.
Estuve dando vueltas más de tres años para decidirme a escribir este artículo. Y no por enjudiosas búsquedas bibliográficas ni por encarar, previamente, complicados y masivos sondeos sociológicos. Creo que la razón, simplemente, estriba en que sabía en mi fuero interno que una vez escrito, no podría quedarme allí. Debería -debo- realizar una estrategia para difundir y amplificar un concepto.
Por fin me decidí, y lo escribo. Y comenzaré, de una u otra forma, a enarbolarlo como la alabarda intelectual que amerita ser.
Todo comenzó con la reflexión sobre el estancamiento mediático y social que las disciplinas «paranormales» (excesiva simplificación: pienso en la Ovnilogía y la Parapsicología, pero estos considerandos son extensibles a una lista interminable: Tarot, Metafísica, Esoterismo, Mancias varias, Criptozoología…) habían alcanzado en los últimos años. Dicotomía significativa: mientras el academicismo imperante y una intelectualidad «bienpensante» parecían concluir definitivamente en la negación fenoménica de los hechos presentados, el público, la gran masa, alcanzaba proporciones nunca vistas de adhesión y consumo. Los movimientos espiritualistas suman adeptos en números que harían enrojecer de envidia a más de un político en ciernes y las editoriales reflotan títulos arcaicos del mundo del Más Allá con posicionamientos dignos del mejor best seller. Conscientes que una cosa es la opinión pública y otra la opinión publicada, debemos rendirnos a la evidencia que mientras algunos doctorados sostienen con displicencia que «hace rato se ha demostrado la inexistencia de estos supuestos fenómenos paranormales» (estemos hablando de la energía de las pirámides, las abducciones o los poltergeists) las oficinas recaudadoras de impuestos de muchas naciones han incorporado prudentemente las categorías de «parapsicólogos», «astrólogos», «tarotistas», «terapeutas alternativos» a sus noménclatores porque de no hacerlo se les escapa un pingüe ingreso.
Y en medio de todo este batiburrillo, deambulábamos nosotros: parapsicólogos, ovnílogos, piramidólogos, sanadores psíquicos, tarotistas, reikistas, lectores de Registros Akhásicos, resignados a seguir siendo ignorados por la Magna Ciencia y requeridos con obsesiva y casi clandestina compulsión por el hombre y la mujer de la calle. Resistiéndonos a considerar un «culto» nuestro ámbito, añorando el al parecer inalcanzable tilde de «científicos».
Porque es un hecho que Lo Paranormal no puede ser considerado, académicamente, una ciencia. No discutimos aquí si lo es en cuanto a lo ontológico. Me refiero sólo a lo formalmente administrativo. A contrapelo de las expectativas ingenuas de algunos colegas que suponen que «pronto entraremos por la puerta grande de las universidades» eso jamás ocurrirá, a menos, claro, que expoliemos a nuestros saberes de tanta característica molesta al pensamiento racional para ajustarnos al Paradigma académico que, para cuando reunamos las características de admisión, ya no sea lo que alguna vez amamos.
Y por otro lado, no nos simpatiza gran cosa aceptar que esos saberes sean catalogados como «creencias». Si bien lo son (a fin de cuentas, es lo que yo creo), la «creencia», en esta sociedad, para ser respetable, debe estar formalmente inscripta como un «culto». Una religión. Dudo que a muchos ovnílogos o reikistas les agrade inscribir sus grupos de trabajo bajo el epíteto de «iglesias».
No somos ciencia. No queremos ser creencia. ¿Dónde estamos parados, entonces?.
Estamos parados aquí: lo paranormal, sus pretendidos fenómenos, la inmensa literatura escrita con mayor o menor fortuna, conferencias y congresos, «merchandising» y TV, es un hecho cultural. Grábelo a fuego, amigo lector, porque ésta puede ser, sí, la «puerta grande» para la respetabilidad social: LO PARANORMAL ES UN HECHO CULTURAL.
Claro; no cometamos el error -que sí cometieron algunos buenos amigos con los que debatí este argumento- de considerar «cultural», otra vez, lo académico, lo universitario. Menos aún, lo pretendidamente intelectual, elitista. Hablo en otro contexto.
Hablemos entonces de «cultura»
«Lo paranormal, por ser una inquietud humana, por ser objeto de reflexión y estudio, de experimentación, es cultura. Cultura es un concepto que engloba a la ciencia y a muchas otras cosas, es un concepto muy amplio que abarca todas las inquietudes, métodos de abordar el mundo circundante y maneras de expresar lo que el mundo genera en nuestro interior, que para algunos será una ecuación, para otros un poema, para otros una sinfonía, para otros una oración. Y en ese sentido lo paranormal es cultura.» (Luis Maffei)
«Es cultura, incluso arte, cualquier fenómeno paranormal provoca en el que lo experimenta un estado emocional y sensaciones muy particulares» (Pilar)
«La Ciencia (la Antropología, la Sociología y calculo que también otras ciencias y disciplinas) dicen que cultura es todo lo que hace el hombre. Por lo tanto, lo paranormal sí es cultura. No lo pueden negar, o estarían violando su propia definición. :-)» (Quique Marzo)
«Cultura es todo lo hecho (fabricado, creado, ideado) por el hombre. Esto abarca desde un avión hasta una flecha, desde Mozart hasta el ula-ula, desde el Quijote hasta las pinturas rupestres. Digo esto porque es muy común restringir el concepto de cultura a «lo erudito». (Patricia Kieffer)
«Nuestra amada y nunca bien ponderada WIKIPEDIA nos dice: «La cultura es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano.» Así , yo creo que más bien que lo paranormal es cultura. Está dentro de lo que el ser humano es, vive, se desarrolla e interrelaciona.» (Stella)
«Como tengo un conceto bastante negativo de «cultura» -corridas de toros, fútbol, boxeo, subvenciones discriminatorias desde el ministerio a cierto cine, teatro, música…-, he tenido que consultar el diccionario para ver la definición objetiva:
2. f. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico.
3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.
3. f. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc.
Según esto, lo paranormal, que permite a muchos desarrollar su juicio crítico -y a otros terminar de perderlo-, y también forma parte de costumbres y conocimientos… Cae dentro de la definición, y, gramaticalmente, al menos, merece ser tratado como cultura.
El problema es el mísmo que con el teatro, por ejemplo. Si se reconoce el estudio de lo paranormal, ¿quién garantiza que no subvencionará los horóscopos de revista a costa de las investigaciones de astrología?. Después de todo, lo que interesa a los «intereses públicos o privados» es el aborregamiento del elector o consumidor. Personalmente, me gustaría que el estudio y difusión de lo paranormal fuera reconocido -y subvencionado- como expresión cultural, con la condición de que el ministro de cultura fuera Gustavo Fernández.» (Josep)
«Yo no tengo ni la mas mínima duda de que lo paranormal forma parte de la cultura desde siempre. Es más. Uno de los aspectos más importantes que contribuyeron al orden social desde los tiempos más lejanos ha estado basado en fenómenos de tipo paranormal, interpretados como fenómenos religiosos o que mas tarde fueron apropiados por la institucionalización de las diferentes “iglesias” como fenómenos religiosos.
Solo tomando al cristianismo, dejando de lado concientemente todas las otras expresiones religiosas de diferentes culturas de lado porque sería imposible para mí introducirme en tan complejo tema, y aun siendo absolutamente superficial en cuanto a el, pienso que tenemos una cantidad tan extraordinaria de hechos, que varios tomos de un exhaustivo tratado no alcanzarían a describir todo.
Recuerdo a Ignacio Darnaude Rojas cuando cuenta de que solo en España podrían cifrarse en unas veinte mil las apariciones marianas.
Hoy tenemos cada vez mas claro que este tipo de fenómenos, junto al llamado fenómeno Ovni de nuestros días, no pueden disociarse de lo paranormal.
El folclore no solo europeo, está repleto de relatos en los que toman parte seres y cosas que vienen aparentemente de un mundo con el que los humanos contactan esporádicamente. Estos seres y cosas se muestran siempre con características y por medio de “técnicas”, por llamarlo de algún modo, que pertenecen al “mundo” de lo paranormal.
La literatura (solo por dar un nombre muy conocido: Edgard Allan Poe), la pintura (solo como ejemplos: Jeroen van Aken, mas conocido como EL BOSCO, o Odilon Redon, mas cerca nuestro en el tiempo), la multitud de películas donde lo paranormal juega un rol preponderante, y un interminable etcétera, nos muestra que este tema es esencial en nuestra formación cultural.
Desde las pinturas rupestres a las maravillosas representaciones de seres fantásticos de todas las culturas antiguas, nos están hablando de un contacto asiduo y enriquecedor del ser humano con aquello que podríamos hoy denominar paranormal.
Yo tengo inclusive la tentación de decir que lo paranormal, junto al comercio, las artes en general, la filosofía y las ciencias, las guerras y los conflictos de todo tipo, las exploraciones y los descubrimientos, y otra vez, un largísimo etcétera, han ido formando lo que hoy podríamos denominar cultura humana, en constante crecimiento y expansión.» (Brel)
Solo tomando al cristianismo, dejando de lado concientemente todas las otras expresiones religiosas de diferentes culturas de lado porque sería imposible para mí introducirme en tan complejo tema, y aun siendo absolutamente superficial en cuanto a el, pienso que tenemos una cantidad tan extraordinaria de hechos, que varios tomos de un exhaustivo tratado no alcanzarían a describir todo.
Recuerdo a Ignacio Darnaude Rojas cuando cuenta de que solo en España podrían cifrarse en unas veinte mil las apariciones marianas.
Hoy tenemos cada vez mas claro que este tipo de fenómenos, junto al llamado fenómeno Ovni de nuestros días, no pueden disociarse de lo paranormal.
El folclore no solo europeo, está repleto de relatos en los que toman parte seres y cosas que vienen aparentemente de un mundo con el que los humanos contactan esporádicamente. Estos seres y cosas se muestran siempre con características y por medio de “técnicas”, por llamarlo de algún modo, que pertenecen al “mundo” de lo paranormal.
La literatura (solo por dar un nombre muy conocido: Edgard Allan Poe), la pintura (solo como ejemplos: Jeroen van Aken, mas conocido como EL BOSCO, o Odilon Redon, mas cerca nuestro en el tiempo), la multitud de películas donde lo paranormal juega un rol preponderante, y un interminable etcétera, nos muestra que este tema es esencial en nuestra formación cultural.
Desde las pinturas rupestres a las maravillosas representaciones de seres fantásticos de todas las culturas antiguas, nos están hablando de un contacto asiduo y enriquecedor del ser humano con aquello que podríamos hoy denominar paranormal.
Yo tengo inclusive la tentación de decir que lo paranormal, junto al comercio, las artes en general, la filosofía y las ciencias, las guerras y los conflictos de todo tipo, las exploraciones y los descubrimientos, y otra vez, un largísimo etcétera, han ido formando lo que hoy podríamos denominar cultura humana, en constante crecimiento y expansión.» (Brel)
«Obvio que «lo paranormal» es una expresión cultural en sí misma. Lo «paranormal» no existe en la Naturaleza. Es el Hombre en una cultura determinada la que decide designarlo así. Eso en sí mismo es cultura. La acción humana sobre la Naturaleza. Pongamos por ejemplo el «espiritismo» algunos lo llaman «ciencia» pero s inscriben en el registro de cultos… ¡típica expresión cultural! La idea misma de que existe un «mundo espiritual» es expresión cultural.» (Antonio Las Heras)
«En mi modesta opinión, todo lo que suponga ofrecer una ampliación de la información al respecto de cualquier tema debería considerarse cultura, pues la expresión «cultura» en su significado literal, viene a decir lo que muy acertadamente se expone a continuación:
La cultura es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología.
La Unesco, en 1982, declaró:
…que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.
(UNESCO, 1982: Declaración de México). Por tanto, tratar los temas de tipo «paranormales» como parte de una cultura, creo que están dentro de lo social y éticamente aceptable.» (José Luis Giménez)
La cultura es el conjunto de todas las formas, los modelos o los patrones, explícitos o implícitos, a través de los cuales una sociedad regula el comportamiento de las personas que la conforman. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta, religión, rituales, normas de comportamiento y sistemas de creencias. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad, en especial para la antropología y la sociología.
La Unesco, en 1982, declaró:
…que la cultura da al hombre la capacidad de reflexionar sobre sí mismo. Es ella la que hace de nosotros seres específicamente humanos, racionales, críticos y éticamente comprometidos. A través de ella discernimos los valores y efectuamos opciones. A través de ella el hombre se expresa, toma conciencia de sí mismo, se reconoce como un proyecto inacabado, pone en cuestión sus propias realizaciones, busca incansablemente nuevas significaciones, y crea obras que lo trascienden.
(UNESCO, 1982: Declaración de México). Por tanto, tratar los temas de tipo «paranormales» como parte de una cultura, creo que están dentro de lo social y éticamente aceptable.» (José Luis Giménez)
«Hace tiempo que en mi cabeza ronda la idea, sobre todo vinculada a la astrología de que no hay que descartar ni dejar de lado el inmenso aporte cultural que la misma tiene, y valorizarla sobre todo, a partir de ser la manifestación de cientos, o miles de culturas vivas, extinguidas, cambiantes, dinámicas, existentes… es decir. La astrología, en si misma, tal vez como el tarot, y tantas otras formas de conocimiento no tradicionales son una inmensa manifestación cultural y un impresionante reservorio de cultura que debera ser descubierto por aquello que ahondan e investigan esas temáticas.
Hace tiempo que he dejado de lado las discusiones bizantinas sobre si la astrologia es ciencia o no lo es. Realmente, y vos lo sabes mejor que yo… a esta altura poco me interesa en la medida en que se que funciona.
Pero lo que no puedo dejar de observar es el enorme reservorio cultural que las tradiciones astrologicas tiene, y sostienen hasta el presente.
Le guste o no a la ciencia, le guste o no a las autoridades de cada lugar, le guste o no al establishment de cada ciudad, lo cierto es que un ejército cada vez mas numeroso de personas, consultan a tarotistas, astrologos, interpretes de todo tipo en busca de una respuesta. Es innegable que esto tambien es un hecho cultural. La cultura que se sobreponer sola y viva por encima de las opiniones y restricciones de cualquiera. La musica es cultura, y refleja las condiciones de cada region. La pintura es cultura, el arte en general es cultura, la historia, la literatura. Son todas expresiones de la gente. Y la astrología, sumado a lo paranormal es una expresion cultural de los pueblos, que como hecho historico debe ser rescatado.
A veces no entiendo por que causa en las escuelas no se enseña, ni siquiera se menciona la existencia de la astrologia, como un mero hecho cultural. Es la cultura que la cultura «oficial» esconde, mientras que la cultura popular rescata. Y la prueba es evidente.
Sin querer ofender a nadie, pero si tomamos a las religiones como un hecho cultural, que fuerza y que vigencia…. luego de miles de años, seguir sobreviviendo, pese a las criticas, los sinsabores, lo malo, lo negativo y todos los peros que uno quiera ponerle… pese a todo, sobrevive el hecho cultural.» (Néstor Echarte).
Hace tiempo que he dejado de lado las discusiones bizantinas sobre si la astrologia es ciencia o no lo es. Realmente, y vos lo sabes mejor que yo… a esta altura poco me interesa en la medida en que se que funciona.
Pero lo que no puedo dejar de observar es el enorme reservorio cultural que las tradiciones astrologicas tiene, y sostienen hasta el presente.
Le guste o no a la ciencia, le guste o no a las autoridades de cada lugar, le guste o no al establishment de cada ciudad, lo cierto es que un ejército cada vez mas numeroso de personas, consultan a tarotistas, astrologos, interpretes de todo tipo en busca de una respuesta. Es innegable que esto tambien es un hecho cultural. La cultura que se sobreponer sola y viva por encima de las opiniones y restricciones de cualquiera. La musica es cultura, y refleja las condiciones de cada region. La pintura es cultura, el arte en general es cultura, la historia, la literatura. Son todas expresiones de la gente. Y la astrología, sumado a lo paranormal es una expresion cultural de los pueblos, que como hecho historico debe ser rescatado.
A veces no entiendo por que causa en las escuelas no se enseña, ni siquiera se menciona la existencia de la astrologia, como un mero hecho cultural. Es la cultura que la cultura «oficial» esconde, mientras que la cultura popular rescata. Y la prueba es evidente.
Sin querer ofender a nadie, pero si tomamos a las religiones como un hecho cultural, que fuerza y que vigencia…. luego de miles de años, seguir sobreviviendo, pese a las criticas, los sinsabores, lo malo, lo negativo y todos los peros que uno quiera ponerle… pese a todo, sobrevive el hecho cultural.» (Néstor Echarte).
Las reflexiones y observaciones de estos amigos (y su reiteración por los demás mencionados ut supra) me exime de mayores comentarios: explícitamente, queda claro que si «cultura» es toda expresión sensible del ser humano que crea tendencias y define épocas, el fenómeno OVNI, los fenómenos parapsicológicos, la comunicación con los espíritus son eventos culturales. Son cultura. Y de aquí en más, entonces y en tanto estos argumentos son irrefutables, es competencia de las autoridades culturales, de los organismos públicos de cultura reconocerle y darle a estas temáticas un espacio de expresión, tan lícito como el que ameritan, sólo para poner ejemplos, los difusores del conocimiento de los Pueblos Originarios, los poetas arrabaleros o el pop art. En efecto: cuando se genera un espacio para los primeros, nadie (cuando menos, públicamente) cuestiona sus creencias arcanas -aunque segurasmente no las practicaría- las respeta y, como tales, se permite su manifestación. Nadie exige a los segundos ceñirse a las reglas de la Real Academia Española;se acepta ese «lunfardo», ese «argot» o ese «cocknig» como expresión populñar y, por lo tanto, meritoria de manifestación. Y a un responsable de las finanzas culturales puede no agradarle el tercero, pero sería discriminación prohibirle el derecho de acceder a galerías, museos y cálogos.
Por lo tanto, como expresión cultural, los investigadores/cultores/devotos/entusiastas del OVNI, los investigadores/protagonistas/fanáticos/creyentes en lo parapsicológico (y creen ustedes cuantas otras aglutinaciones conceptuales como éstas deseen) tenemos el mismo derecho a ser atendidos, recibidos, apoyados y subvencionados. Y en caso de ser descalificados o desmerecidos, a considerarnos agraviados por discriminación cultural que, aunque resulte risueño, es un concepto plenamente aceptado en los estatutos, por ejemplo, del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, de Argentina).
El que avisa, no es traidor: comencé este artículo refiriendo que lo diferí tanto tiempo porque sabía que luego del mismo debería establecer un curso de acción y no lo tenía claro. Ahora sí: en los próximos meses, ya sea en soliterario o acompañado de quienes deseen hacerlo, comenzaré a reclamar a las autoridades competentes de mi país el espacio cultural que estas disciplinas se merecen. Y en caso de ser sistemáticamente «obviado», a reclamar juídicamente por discriminación cultural. Veremos qué pasa.
Gustavo Fernández
es lindo igual estar fuera de lo oficial. siempre me resulto molesto imaginar a una buena banda de punk o rock pidiendo una audición para hablar con un secretario de un ministro para que le banquen el sonido o un video. un saludo gustavo
Estimado Gustavo:
Muy interesante el artículo. Desde el punto de vista de la Antropología no hay nada que discutir acerca del status cultural de lo paranormal y de casi todas las mancias y actividades afines. Es indiscutible.
Donde radica el problema «cultural» es frente a los poderes del Estado y a los criterios de Cultura que ellos sustentan y apoyan.
Cabalmente, para ellos, lo paranormal, justamente por no ser lo «normal» que ellos privilegian, vendría a significar algo así como una especie de ContraCultura (del Estado y del «stablishment científico»), pese a los servicios que muchos de ellos solicitan a lo videntes, tarotistas, etc.
Quizás seria necesario que hubiera un organismo (creado por la misma gente de lo paranormal) que se encargase de percibir contribuciones propias, para crear y fomentar una especie Fondo Económico de Apoyo a la Cultura Paranormal.
El asunto es complicado, pero tu planteamiento acerca de lo Cultural de lo Paranormal es muy válido, certero.
Te felicito por tu reflexión que considero que sirve poder plantear algunas perspectivas de análisis, quizás desde los puntos de vista de la disciplina sociológica de los Estudios Culturales.
Recibe mis saludos y mis mejores deseos de logros para tus Proyectos durante el 2014.
Edgar Salazar Cano
Valencia.Venezuela