LAS LEYES DE FERNÁNDEZ

      No puedo enojarme con mis ancestros por portación de apellido. Un apellido que, en la vieja guía telefónica de la ciudad de Buenos Aires, ocupaba 169 y media columnas. Sólo, experimentar alguna desazón cercana a la sensación de ridículo cuando al resumir en pocas palabras algunas reflexiones se me ocurre, incipiente devoción al ego con el que deambulamos por la vida, ponerlas así, como si uno tuviera un apellido un poco más exótico. Llamarse Paxton, Davis, Horqueta de la Cuesta da otro lustre. «Leyes de Paxton», «Leyes de Davis» —pronúnciese Deivis, of course— o «Leyes de Horqueta de la Cuesta», suena chic. Pero Fernández…

Y encima, el tipo tiene ínfulas de figurar en algún diccionario metafísico. O, cuando menos, de despertar algunas ideas en los lectores y estimular algunas investigaciones. Es lo que hay. Tienen derecho a llamarse «leyes» porque, cuando menos según la Wikipedia… «En ciencias sociales, una hipótesis científica confirmada se refiere a una característica que es común a muchos fenómenos sociales diferentes, y que presentan un patrón regular o constante a lo largo del tiempo en determinadas circunstancias. Así, se dice que los sujetos sociales se comportan bajo las mismas características, es decir, de acuerdo con la ley de comportamiento. A veces se considera que algunas leyes sociales son contigentes o históricamente condicionadas.» 

1ª Ley de Fernández ; dice: «Toda estructura religiosa o pseudorreligiosa necesitada de bienes y recursos materiales y apoyo político crece numéricamente de manera inversamente proporcional a la masa de información y del buen uso que del raciocinio hagan sus feligreses”.

 2ª Ley de Fernández: «La gente no quiere que se le diga la verdad. Sólo, lo que cree que es la verdad».

3ª Ley de Fernández: «La mayoría de la gente no sabe pensar. Llama pensar a tener determinados prejuicios o preconceptos y luego buscar desesperadamente argumentos para justificarlos».

4ª Ley de Fernández: «Si la vida es campo propio de estudio de las ciencias naturales y físicas, la vida después de la vida, si existe, debe ser campo propio y excluyente también de las ciencias naturales y físicas».

5ª Ley de Fernández: «Cuando uno está demasiado tiempo sin hacer nada, piensa tonterías».

Y estas tienen algo de todo ello. Así como algunas proposiciones que ni para leyes de Fernández, dan. Tímidamente, las he denominado «axiomas».

 

 Axioma de la Eternidad Ficticia

Vivimos en una sociedad que privilegia un cierto —no sé si erróneo— concepto de logro: el de la comodidad y la popularidad, formas parciales y subjetivas de la trascendencia. El poseer dinero nos permite (creemos) vivir sin problemas; viajar, trascender los límites de quienes nos rodean y por eso, sobresalir. El sobresalir a nivel social es la popularidad, la fama, y a la combinación de ambas la llamamos “éxito”. El éxito nos permite ser tenidos en cuenta, es decir, estar en la mente de los demás. Cuanto más estamos en sus mentes, más se nos recuerda. Cuanto más se nos recuerda, se hablará o se escribirá sobre nosotros en las próximas generaciones. Así permaneceremos. Y al permanecer, prolongamos nuestra existencia más allá de nuestra vida física. Creemos que por un tiempo (muchos años o pocos siglos) seguiremos existiendo, lo que es como comprar una porción de eternidad.

 

  Axioma del Límite Auto-impuesto

Cuando alguien dice ser consciente de sus límites, nos está hablando de que sabe, y acepta, hasta dónde puede llegar. Pero miren un mapa cualquiera: el límite indica sólo donde termina algo, y donde comienza otra cosa. Del límite para aquí, es el terreno de lo conocido, por eso, de lo limitado. Del límite para allá, está lo desconocido, es decir, lo ilimitado.      Por eso hay que ser consciente de los límites de uno, sí, pero no para resignarse hasta donde podemos llegar, sino para comprender desde dónde debemos comenzar.

 

Axioma de la Bondad Limitada 

Dios nos da la bondad como un bien; y todo bien personal debe ser cuidadosamente administrado. Si Dios nos hubiera dado una suma de dinero para ayudar a los pobres, a la mayor cantidad posible de pobres y de la mejor manera a que hubiera lugar, ¿acaso no sería una falta de respeto a Él salir a la calle y dárselo todo al primero que pase? Uno estudiaría con cuidado cada situación, decidiendo darle, por ejemplo, a éste cien pesos; a aquél otro, muy necesitado, diez mil y tal vez a un tercero, nada, pues puede ocurrir que nada necesite. Así que con la bondad debemos proceder igual; no se trata de, ante la injusticia del mundo, no ser buenos. No. Se trata de saber con quién debemos serlo. Si somos compulsivamente buenos, seremos como el tonto que sale a la calle a regalar todo el dinero al primero que pase; pronto nos agotarán toda la bondad que teníamos para dar. Así que hay que saber administrarla; tener en claro quién es acreedor a nuestra bondad y quién no, y de los primeros, en qué medida.

 

Axioma de la Bondad Hipócrita

Algunas personas son buenas sólo porque no tienen el coraje de ser malas.

Si uno es bueno, es decir, actúa bien porque no conoció otra forma de ser en la vida, o peor, por temor a la censura de los demás, o al enojo o falta de cariño de ellos, o a la represión social o legal, entonces esa bondad no es producto de una elección y por lo tanto tiene poco mérito espiritual. Ya que, en pleno uso del libre albedrío, sólo cuando me da lo mismo optar entre el bien y el mal, pero elijo al primero, estoy demostrando una libre voluntad de acción, sin los condicionamientos anteriores, y por lo tanto esa elección es entonces valiosa.

 

Axioma de la Excusitis

La enfermedad más grave de la especie humana no es la Viruela, ni el Sida, ni el Cáncer. Es la «excusitis», la tendencia inconsciente y cultural a buscar siempre culpables de nuestras desgracias en los otros: el gobierno, mamá o papá, mi suegra o los vecinos. Es no reconocer que el peor enemigo que tenemos es una sombra astuta que se oculta dentro de nosotros mismos.

 

Axioma del Dedo 

La «normalidad» es una cuestión de estadísticas, no de cordura. Por eso, no tengas miedo de tener metas elevadas. Siempre habrá algún idiota que cuando señales a la Luna, se te quedará mirando el dedo.

 

Como escribí alguna vez: Ténganme paciencia. Quién sabe; tal vez mis escritos sean parte del Karma de ustedes.

Un comentario de “LAS LEYES DE FERNÁNDEZ

  1. maria alejandra savini dice:

    Muy divertida la nota, sino fuera por la importancia que tiene todo lo relacionado con la mente. Me parece interesante La Ley Fernandez, y también El Axioma de la Bondad hipócrita, es que en algunas experiencias, relacionadas algunos con patrones mentales, que ven como un ataque, decir lo que se piensa, expresarse, y confrontar, sin quedar culposos y con el miedo a recibir castigo, «»»ssolo en apariencia. Así que practicando es como esa idea va desapareciendo. Muchas Gracias, por sus nota, siempre atenta a leerlas y aparte, mas allá de su forma muy divertida, siempre es muy acertado. Gracias y saludos

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