En diciembre de 2016, y como todos los fines de año, la prestigiosa revista “The Economist”, una patriarcal publicación inglesa (fue fundada en 1843) y que es hoy el “rostro público” de una de las familias más poderosas del planeta: los Rotschild, asombró al mundo (lego y especializado en economía) con una portada atípica: una tirada de Tarot, y una referencial tangencial al “planeta Trump”.
Diversos especialistas (o no tanto) en cuestiones herméticas han arrojado explicaciones tentativas de su significado. Navegando en Internet, uno encuentra muchas “lecturas”, algunas gratuitamente audaces, otras sugestivas. En unos casos, por estudiosos de este antiguo método oracular que es el Tarot; en otros casos, lisos y llanos “conspiranoicos” o vendedores de ilusiones buscando promoción.
Querer hace una extrapolación geopolítica y macroeconómica nos excede, toda vez que no es nuestra formación. Pero como estudiosos del Esoterismo en general y el Tarot en particular, podemos tratar de inferir cuál es el “mensaje” enviado por los Rotschild a través de esta portada.
Y ello no es una afirmación gratuita. Todo apunta a señalar (yo mismo lo he volcado en numerosos trabajos) que esta poderosa familia se encuentra íntimamente ligada a lo que, simbólicamente, llamamos “los Illuminati”: un Poder en las Sombras, una organización, secreta y esotérica, que a través de los siglos (sin duda identificados con otro nombre porque, si ése fuera la denominación de esa sociedad secreta, ya no sería tan secreta), una alianza sanguínea y matrimonial de familias que manejan el mundo de manera que los “poderosos” visibles son apenas sus CEOs. Y continuando en esa línea, “The Economist” es “la voz” de los Rotschild, que es como decir entonces, la cara pública y “maquillada” de los Illuminati.
Algún exégeta podrá decir que la portada en cuestión es apenas una “licencia artística”, una forma un tanto “naif” de llamar la atención. Quien lo diga cometería el error de ignorar cómo proceden los Illuminati pero, más gravemente, de cómo procede “The Economist”. Y por si no fuera suficiente: la característica de esta revista es que sus artículos no son firmados, porque, todos, representan la opinión consensuada del Consejo de Administración. Una vez más, de los Rotschild. Todo ello nos lleva a la conclusión que esta portada es un metamensaje, un mensaje críptico y simbólico no al “gran público” potencialmente comprador, sino a “quien tenga ojos para ver”. De allí, la importancia que asignamos a su interpretación.
Habrán observado que me he referido hasta aquí en primera persona del plural: “nosotros”. Porque éste no es un trabajo individual. Junto a Cristina Magno y Javier Paul, un servidor, en el seno del debate de la Logia “Ad Lucem Per Voluntatem” de la R . : Orden Hermética y Pitagórica a la que pertenecemos, sometimos a estudio, reflexión y meditación (el triple arco de las herramientas iniciáticas) la mirada a esta Tirada. Y acercamos estas conclusiones proviusorias.
Lo primero que es evidente es que los ilustradores se inspiraron en el Tarot Raider Waite, de Oswald Wirth (1889), lo que no es un dato menor, pues el mismo pertenecía a la sociedad esotérica Golden Dawn a la que, por otras parte, habría pertenecido Walter Bagehot, yerno de James Wilson, fundador de The Economist, y director él mismo durante unos años de la publicación.
Luego, es aún más significativo que este Tarot ha sido modificado, señalándose estas observaciones:
-. La Torre parece indicar una clave: los intereses de los grupos económicos siempre sobreviven a las formas históricas que adquieran las estructuras sociales, políticas e institucionales sobre las que se sostengan. La imagen divide a la sociedad entre capitalismo y comunismo, o al menos, demonizando al comunismo, una forma moralizante de identificar a los “buenos” y a los “malos”.
– Sigue El Juicio con un Trump sentado en el trono como El Emperador, pero envestido de los atributos que corresponden a La Emperatriz. Una clara referencia a la defensa d elos propios intereses y el rol de “tercero en discordia” masculinizado aquí, que impone autoridad de manera expeditiva aún allí donde no se le pide, pero no sin antes “ordenar el frente interno” si es necesario con dureza. Empero, lo verdaderamente significativo es ese “Emperador” del mundo sobre la carta del Juicio que dice que el Emperador no sólo asume el poder mundano sino se arroga el poder moral. Y aún más, esta carta está inclinada respecto de la línea de cartas, lo que resalta su simbolismo: perversión, en el sentido de “desvío de lo correcto”.
– La siguiente, la Estrella, una carta habitualmente “espiritual” que aquí es degradada a condición materialista por su sugerente similitud a los Oros de los Arcanos Menores y por su referencia numérica a la carta El Diablo. Los rostros anónimos podrían ser interpretados como la subordinación de lo personal a los intereses materiales.
– En las cartas originales de El Juicio y la Estrella los personajes aparecen desnudos, símbolo esotérico de verdades reveladas. Aquí no: vestidos, señalan que hay cosas que deben continuar permaneciendo “veladas”.
– Entre estas dos cartas se desarrollan una serie de ideas secundarias que indicarían los medios necesarios para hacer efectiva una consigna: que el “valor económico” rutile en el cielo de la humanidad como único “valor”. Han cambiado las reglas del juego, pero el Juego seguirá siendo el mismo. El Bien y la Verdad corresponderán a las propias convicciones y los propios intereses, y cada vez se depreciará más el concepto de una “moral” y una “ética” como valores ponderables en sí mismos. En consecuencia, ya no será necesario el ocultamiento de las verdaderas intenciones, ya que estas terminarán no sólo siendo resignadamente aceptadas sino en un extraño giro del “síndrome de Estocolmo”, hasta deseables y admirables por parte de los sometidos. La rotura de acuerdos o alianzas ya consensuados que no se cumplirán (esto, de hecho, ha comenzado a ocurrir para cuando estamos redactando este artículo) y vínculos que deberán interrumpirse en forma brusca sin importar las consecuencias.
– La carta de El Ermitaño muestra una “masa popular”, protestando, reclamando, pero inevitablemente conducidos por las estrechas márgenes de una quebrada o garganta: protestan buscando cambios, pero están condenados a moverse en una dirección prefijada. Desde la altura, el Ermitaño observa solitario la escena: sólo quien alcance la “luz” del discernimiento y se aparte del conjunto podrá tener una perspectiva objetiva de todo el escenario.
– El Mago es todo un hallazgo: el Mago, manteniendo en alto el Cetro de Poder, “produce” en serie viviendas, mientras tiene la cabeza cubierta con un casco de… realidad virtual. El Mago es USTED, quien consulta esta tirada: su perspectiva de la Realidad es “virtual”, es Matrix, mientras creyendo ser “libre” (el Cetro en alto) oprime frenéticamente el botón de la maquinaria que da, a usted y los suyos, seguridad y estabilidad (¿hay alguna imagen más icónica –y engañosa a la vez- de seguridad que el “meme” de “la casa propia”?).
– La Rueda de la Fortuna nos muestra a la Unión Europea y sus personajes prominentes, torturados y siempre al temor que “les parta un rayo”, sometidos al verdadero Poder, frente al cual, la “voz del pueblo” expresada en las urnas carece de significado alguno (obsérvese que los votos, en las urnas, están marcados con “X”, símbolo de anulación).
– El Mundo muestra, en esta “licencia”, libros abiertos y cerrados (el Conocimiento y el Saber será accesible a unos sí, a otros no) mientras en la tragedia de la vida (representada por los rostros de la Comedia y la Tragedia representados como máscaras), El Saber (universidad), la Religión (templo) y el Poder Oculto (pirámide) sientan las bases de los lazos que conectan e interrelacionan todos esos factores.
– Finalmente, esa Muerte, a caballo y acompañada de insectos (símbolo de Putrefacción) se acercan a un árbol que tiene mucho de hongo atómico. La Muerte, el temor a la Muerte Global, rondará, deberá hacerse rondar, pero no llegará.
Para concluir, de manera lineal: Es necesario acrecentar la división ilusoria de las ideologías, de la gente, para que amoralmente quien se haga de los “atributos” necesario imponga la “disciplina” del materialismo y los propios intereses, mientras férreamente se controla la información y la percepción de la Realidad, aceptando que siempre habrá “anomalías en la Matrix” (disculpen la inevitable referencia a la película homónima …. Si es que a ustedes s eles escapó el enorme simbolismo implícito en la misma). Todo ello deberá continuar a la sombra del Temor Permanente, buscando “entretener” al Mago (si el Mago está entretenido y distraído, olvida o desconoce sus poderes de Mago, es decvir, de quien puede cambiar “su” mundo a su sola voluntad) poniéndose la atención en mantener a la Unión Europea en un estado de zozobra constante, haciéndoles perder las oportunidad de recuperar un espacio de autoridad mundial que subvirtiera los intereses de… ya saben quiénes.
Gracias por el análisis de tanto simbolismo que escapa a la mayoría de quienes vivimos casi todo el tiempo atrapados en la Matrix, me quedo con la sabia conclusión: «…a la sombra del Temor Permanente, buscando ‘entretener’ al Mago…»…