Pedantería y Soberbia (cuando no una supina ignorancia y lo que es peor: la anomia para salir de ella) suelen disfrazarse de «espiritualidad». Seudo, claro. Un discurso que reniega del intelecto olvidando que es atributo éste tan «divino» como el espíritu y nada es aprehendido verdaderamente por éste si no es comprendido por aquél. Pero es más sencillo para algunas mentes simples suponer que su pereza es signo de iluminación, idiotas útiles funcionales al Poder en las Sombras, clientela fija del supermercado espiritual, ostentosos exhibicionistas de su bijouterie que creen metafísica. Abanderados de frases hechas, de aquellas como «lo que crees ver en otros en realidad está en ti» (con lo que cuando te repugne un pederasta o execres a un genocida será sólo porque tú, seguramente, lo eres también), verdades que sólo son verdades algunas veces y otras no porque la verdad está en el justo medio, un justo medio que requiere de un equilibrio, quizás emocional, seguram ente intelectual que se les hace tan difícil. Será el haberse cruzado con muchos así en el camino de la vida -o los años- que uno comienza a comprender (aunque no «justificar») a tanto escéptico radical, tanto panrrefutador militante que «cambió de bando» en la trocha de los misterios, seguramente ahíto de tanta mediocridad y flojo de perseverancia.
Pero uno, taurino a fin de cuentas, respira hondo y sigue…
La energía del escéptico y del fanático contribuyen a crear mentes lúcidas.
Excelente, gracias
GUSTAVO: me reinteresò esta propuesta. A mi siempre me da vuelta » que lo que veo o persivo es porque està en mi». Y medito. Y pienso. Y mantreo. Y no me cierra y/o no tengo còmo llegar a esta comprensión