Voy a proponer aquí una idea que resultará asaz peregrina, tal vez, si se piensa en ella fuera dle contexto de otros trabajos nuestros, en el sentido de señalar que algunos hechos históricos -si no la mayoría de ellos- son el producto de una «ingeniería social» desarrollada a través de los siglos por un Poder en las Sombras, que llamamos genéricamente «los Illuminati» (si bien el término ya no corresponde a quienes alguna vez fueron con él identificados) y que, como pasrte de sus estrategias a través del Tiempo, decidieron exterminar, en algunas regiones del globo, a las poblaciones originarias y a su cultura.
En este análisis quizás sesgado (porque aquí me referiré únicamente a la Argentina) la rszón de ser de ese genocidio étnico y cultural tiene que ver con prever, a futuro, la más sencilla manipulación de un país que carece de una identidad de la que sentirse orgulloso. En efecto, en Argentina, cuando se habla de «tradiciones» sólo se piensa en los tiempos de la Conquista hacia aquí, como si con anterioridad a la llegada de los españoles esto hubiera sido un páramo desértico. Y en este país, donde la enorme mayoría de sus habitantes son descendientes de europeos -el contraste en ese sentido con otras naciones latinoamericanas es obvio- su «folklore», su música autóctona, su gastronomía son productos del maridaje con estilos, ritmos, sabores y perspectivas, en su gran mayoría, también europeas.
Ese maridaje nos ha nutrido no sólo sanguíneamente, es cierto. Pero, si no estuvo -que no lo estuvo- equilibrado con la presencia cultural ancestral, terminó siendo manipulado por esos Grupos de Poder que necesitaron «otra» Argentina, la de hoy, seguramente muy distinta de «la que hubiera sido». Mientras que en otros países el exterminio de los Pueblos Originarios fue la consecuencia colateral de políticas de explotación, expoliación y esclavitud, producto de la desvalorización insolente de esas vidas y esas culturas, aquí fue, por el contrario, un objetivo en sí mismo, un logro buscado: es historia que la Conquista del Desierto -iniciada por Rosas pero finalizada y «perfeccionada» por Julio Argentino Roca- fue una decisión política fríamente planificada.
Aclaremos conceptos sobre los que se nos enturbia la visión desde pequeños: el fin de la Conquista del Desierto no fue someter o reprimir a «indios salvajes» que asolaban pacíficas poblaciones de blancos: fue una guerra abierta contra una nación extranjera reconocida por el gobierno argentino. En efecto, la Nación Argentina tenía frontera sur, hacia 1878, con las naciones indígenas, especialmente con el Imperio de las Salinas Grandes, regido por el cacique Calfucurá, con su capital en la isla de hoele-Choel, en el Río Negro. En ese sentido, el «sur» de Argentina era una línea que comenzaba en Carmen de Patagones y ascendía hacia el Noroeste atravesando el norte de la actual provincia de La Pampa y de allí se dirigía a Mendoza. Al sur de esa línea era territorio soberano autóctono, y sucesivos gobiernos argentinos -desde Rosas- no sólo reconocieron su autonomía sino formaron pactos de paz, intercambio comercial, etc. Esos tratados bilaterales -reiteradamente rotos por incursiones militares argentinas- prometían una paz que nunca se cumplió. Y la historia se tergiversó a tal extremo que desde las aulas escolares hasta el bizarro cine argentino de la primera mitad del siglo XX hacían épica la «gesta patriótica» de fortines y fortineros ante el «malón» implacable (ataque en masa de indígenas a poblaciones blancas) ocultando a la historia que por lo general los «malones» eran la respuesta al incumplimiento de los tratados o reacciones ante previas «malocas» (ataques militares blancos a aldeas indígenas).
El general Julio A. Roca fue el artífice y mentor de una Campaña al Desierto cuyo objetivo era, entonces, apoderarse de las extensísimas tierras de una nación colindante (y antes que hiciera lo propio el gobierno chileno). Y no bastó con apoderarse de las tierras y sus recursos; no bastó con someter, sojuzgar (el término «esclavizar» era ya políticamente incorrecto, claro, aunque ahora sabemos que sutiles pueden ser las esclavitudes) a las etnias; se buscó específicamente su exterminio. A soldados y civiles se les pagaba «dos patacones» (moneda de curso legal entonces) por «cada par de orejas de indio» que se presentara a las autoridades locales. Si la sangre indígena -especialmente la patagónica- sobrevivió mínimamente, fue por tres razones: huyeron al sur de Chile, se perdieron en las estepas inaccesibles, o fueron compulsivamente capturadas por mano de obra barata por terratenientes y hacendados que vieron en su supervivencia la garantía de trabajo muy barato y eficiente y más rentable que contratar «en el Norte» trabajadores blancos o mestizos, necesariamente más onerosos.
El tema da para análisis más profundos y extensos de aquello sobre lo que hoy deseamos llamar la atención: el hecho que ese persistir de políticas sea, más que producto de circunstancias socioeconómicas del momento, una planificación a largo plazo, que exista un Grupo de Poder que se perpetúa detrás de las mismas y que existan códigos o «guiños» culturales que transmitan y sostengan simbólicamente esa preeminencia.
Porque es en el marco de ese planteo que nos preguntamos: ¿es «casual» que en un tiempo históricamente reciente -y aún al presente- en Argentina se haya elegido la efigie de un genocida como Roca para ilustrar el billete de mayor denominación monetaria? (el de cien pesos argentino). Si bien hace muy poco comenzó la emisión de otro con el mismo valor y la imagen de Eva Perón, lo cierto es que durante muchos años Roca fue el «símbolo» de la moneda más prciada, y ello sin ser el «patriota» -ni uno de tantos- más respetable del país: San Martín, Belgrano u otros hubieran merecido esa distinción. Pero no; fue reservada a quien además de su campaña militar supo ser presidente, y esto en obvia retribución por «servicios prestados».
Pero hay más. La estatua de Roca ocupa en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, capital de la República Argentina, el punto orográfico más alto ocupado por la representación de una figura histórica: y como si no bastare, mira directamente hacia la Casa de Gobierno.
No seré yo quien minimize el valor de los símbolos y su impacto en el Inconsciente Colectivo, y estos hechos que ueden parecer resultado de azarozas circunstancias tienen, tanto desde la lectura simbólica como (cuando no) la esotérica, una significación particular y sugestiva. Propongo aquí, entonces, la teoría que aquellos que por encima de geografías y temporalidades dibujan el derrotero de la Humanidad conforme a sus planes dejan, cual metafísicos pulgarcitos, migajas de pan, rastros sutiles sólo para el ojo atento que describen con gestos sólo cognoscibles para entendidos la oportunidad de una mirada retrospectiva para comprender la Historia desde otro lugar.
La mayoría de los historiadores estiman que es anacrónico considerar genocidio la Conquista del Desierto, por intentar aplicar un concepto de derecho internacional surgido casi un siglo después a los hechos de que se trata. Tampoco fue una guerra, pues —según Karl von Clausewitz— «el fin de la guerra no es exterminar al enemigo sino desarmarlo».
Los argumentos de los que intentan desmentir la teoría del genocidio son:50
La aplicación de conceptos actuales para calificar hechos del pasado es inadecuada, ya que el marco ético y político tenía otras características y estado de ideas, propias de su época.
Varias tribus indígenas combatieron aliadas a las tropas del estado argentino, en contra de otras tribus.
Varios pueblos originarios de la región se habían extinguido previamente ya sea por matanzas o conquistas de las tribus de araucanos provenientes de Chile.
Falta de documentación sobre hechos a partir de los cuales se pueda inferir que se trató de genocidio. Además, esta falta no se debe a que se ocultaran algunos hechos ya que a la expedición se incorporaron periodistas, hombres de ciencia y religiosos que escribieron y publicaron lo que vieron.
Se pone en duda que las más de 5000 personas que participaron en las campañas hubieran sido todas cómplices de un genocidio ocultando información de este tipo.
Se pone en duda que lo hubiera permitido un humanista como el presidente Nicolás Avellaneda.
Buen trato a los indios prisioneros, niños, mujeres y ancianos, quienes fueron examinados por sus dolencias, vacunados, y muchos de ellos remitidos a hospitales de Buenos Aires.
Asignación por parte del Estado de grandes reservas de tierra a los indígenas, inclusive a los caciques y tribus del bando derrotado. Aunque fueron cercenadas posteriormente, esto último fue hecho por individuos y no por el estado argentino.
El discurso del 13 de septiembre de 1878 del general Roca ante el Congreso no habló de exterminación sino de «absorción y asimilación» y la ley del 4 de octubre de 1878 del Congreso Nacional que financia la campaña estableció la entrega tierras a los que se sometan y a los indios amigos.
La cantidad de indios muertos en la Campaña (1313) en contraposición a la cantidad de prisioneros entregados al Gobierno Nacional (11 784) no es compatible con una intención de exterminación.51 52
El 5 de mayo de 1884 se aceptó la rendición del cacique Manuel Namuncurá («pie de piedra» o «pie azul») y recibió el grado de Coronel de la Nación, como una forma de incorporación de los indios a la nación Argentina y no como un exterminio.
Los indios guerreros tomados prisioneros durante el avance de Roca se distribuyeron a través del ejército como soldados.53
A las mujeres y niños indígenas se los entregaban a familias de militares y a gente de bien como sirvientas, institución común en la época.
Ambos bandos contaban con fusiles.54 Los indios compraban fusiles Martini-Henry en Chile y a cambio pagaban con el ganado argentino robado en los malones.
Los malones indios sobre los pueblos y la zona rural criolla provocaron devastación entre la población blanca. El caso del ataque a los pueblos de General Alvear, Veinticinco de Mayo y Nueve de Julio, todos en la Provincia de Buenos Aires, en 1872 fue un claro ejemplo.
Las matanzas por parte de los indígenas perpetuadas sobre los criollos -varones, mujeres y niños- demostraron el grado de crueldad de algunas tribus, a las que —siguiendo idéntico razonamiento— podría aplicárseles también el calificativo de genocidas.
El sometimiento a servidumbre o esclavitud y el cambio de nombre de la población blanca que era llevada cautiva a las tolderías demostró igual razonamiento.
Reblogged this on Gabriela: hemos venido voluntariamente a transmutar….
es bueno dejar atras la ignorancia..gracias,Gabriela
Querido Gustavo, coincido plenamente con tu teoría, es más, te aporto esto, el único estado que se reconoció plurinacional, fue Bolivia, en el resto cada vez que se intentó algo similar, los grupos de poder avanzaron con acciones desestabilizadoras de alta gravedad. Volviendo hacia nuestra historia (argentina) fijate cuanta furia contra quienes intentas desenmascarar a los genocidas, fijate en Bayer a quien irónicamente llaman «el demoledor de monumentos» o «hacedor de campañas anti estatuas» los defensores de Roca y Mitre. También tenemos calles llamadas Estomba, Abascal y demás nombres manchados por la sangre de hermanos aborígenes y de obreros.
Por supuesto nada fue hecho porque sí, sería como mantener la idea de que Colón sí pensaba que iba a las indias y que no buscaba las tierras que constaban en los mapas de Piri Reis. El genocidio de nuestras naciones preexistentes, que por cierto a la fecha lleva en todo el continente unas 50.000.000 de vidas, tuvo una causa real y profunda que no pasa sólo por la tierra, los minerales y los recursos. Tiene que ver con la expoliación de la sabiduría ancestral real, tiene que ver con el robo de la identidad, incluso con mantener la hegemonía en la visión histórica del eje norte sur que aún nos ata y restringe.
Nos han creado la idea que las naciones preexistentes de Abya Yala no se comunicaban entre sí, que este era un lugar de caos donde luchaban unos contra otros y que ellos fueron los salvadores, que trajeron «civilización» para desterrar la barbarie.
A Moreno, Castelli, Belgrano y San Martín se los acalló en su intento de devolver el poder a los hermanos.
Para los miembros del instituto sanmartiniano es un conflicto aceptar el porcentaje guaraní en la sangre de Don José, tanto como lo fue para Sarmiento aceptar sus rastros de mulato.
Las ciudades de Argentina, igual que las de cada país, no fueron diseñadas al azar, de hecho siempre se contrató a «especialistas» para diseñarlas, ellos dejan huellas, datos en cada obra.
Es necesario volver a recuperar a identidad que se han empeñado en hacernos perder (tomando en cuenta que el 70% de la población nacional tiene sangre originaria en alguna medida) buscando, indagando, aprendiendo. Recuperar y defender nuestra identidad desde los alimentos a las ideas. Esa es aún mi búsqueda, ya que cada día profundizo en las ideas y tradición de mis ancestros/as. De todos ellos/as, porque no debemos olvidar que lo que se hizo aquí antes se hizo en Europa (diría Fannon que los dominados tomaron la visión de dominador y se transformaron en su brazo ejecutor)
Bueno, dejo acá porque me embalo y escribo demás, jajaja. Perdón por lo extenso, pero el tema me apasiona.
Abrazos y gracias por tu planteo.
TODOS SABEMOS A QUE VENIMOS , ALGUNOS VIENEN A HACER EL TRABAJO» SUCIO » PERO TODOS HACEMOS CONVENIOS, Y TODOS ESTAMOS DE ACUERDO,
Se habla mucho de la campaña del desierto pero el genocidio comenzó mucho antes y en toda América. Uno de los grandes propósitos ocultos de la estructura de poder mundial fue introducir en los pueblos americanos el mecanismo de la creencia, creer o no creer es una contradicción mental introducida hace muchos miles de años en los pueblos arios por alguna gente elegida para ese objetivo. El problema fundamental no comprendido por el hombre blanco es que la diferencia entre él y los nativos de américa no es cultural, la diferencia es de conciencia, el nativo americano de la epoca de la conquista claro, no el de ahora, percibía la realidad por medio de la «percepción sensible del corazón», por eso decia que el árbol tiene alma, porque sentía la presencia de alma en todo lo que existe, el sabía que el planeta es un ser vivo y que pertenecemos a él. A diferencia el hombre blanco creyó que los nativos creían que todo tiene alma, es decir lo tomaron como una creencia, pero en realidad no era una creencia sino conocimiento, el nativo tenia el conocimiento porque lo sentía, en cambio el hombre blanco tiene la percepción sensible adormecida por tantos milenios de manipulación mental gracias a ese mecanismo de la creencia que le permite a la estructura de poder mundial dividir a los pueblos con las religiones inventadas para este proposito. Esto no significa que los planos espirituales de la vida no existan ya que éstos existen desde siempre, las leyes fundamentales del cosmos son de naturaleza espiritual. Este fue uno de los principales motivos del exterminio de tantos pueblos durante la conquista, tantos chamanes, transmisores del conocimiento (amautas), caciques y hombres importantes de todas las parcialidades, la destrucción de los códigos mayas por Diego de Landa, cada vez que un guaraní hablaba su idioma le cortaban la lengua (bravo por los jesuitas). Habia que imponer la creencia por las buenas o por las malas. Ese fue el propósito principal y que se mantiene hasta nuestros días. La campaña del desierto fue parte de eso y como siempre los datos importantes se ocultan de la población. El último cacique tehuelche en rendirse a las tropas de
Roca fue Inakayal, no tenía necesidad de hacerlo, y porqué pronunció un discurso en una lengua desconocida incluso para sus capitanejos, de cara al sol y con el torso desnudo antes de suicidarse tirandose desde el techo del museo de ciencias naturales de La Plata. Nuestra historia como planeta está compuesta de fachadas, de cuentos inventados con el propósito de focalizar la atención de la población en un eje falso. Como han dicho otros la estructura de poder mundial tiene milenios y por si alguno tiene dudas: porqué entonces se apropiaron de las crónicas de la tierra sumerias, del lenguaje sagrado que los sacerdotes egipcios utilizaban en sus rituales de tecnología reptil en el templo de Kem, porque hacerle creer al mundo que los Inkas ocultaron oro en las montañas cuando en realidad lo que se llevaron fue el conocimiento y no a las montañas sino a la selva. Yupanqui dijo una vez «América es un largo camino de indianidad sagrada». Es momento de descubrirlo
Querido hermano, llevo en mi sangre la sagrada sangre de Pichi Pincén, sobrino del gran Pincén, tu nombre me trajo reverberancias de la voz de mi padre contando historias de nuestro pueblo, no sé si serás descendiente o no, considero a toda la humanidad hermana, pero me emocionó tu nombre. Mi abuela me bautizó JaguarSonko, porque nací con algunas manchas en mi cuerpo, que el tiempo fue borrando, y mi padre fue nombrado por ella como UairaPuma.
Siento que AbiaYala está despertando en las conciencias de todos los habitantes de las tierras del sur del rio Bravo, como si en el almade todos, sin distinción de colores ni credos, floreciera el tiempo del conocimiento y las luces de un nuevo amanecer. Pero, como bien decís, hay que cuidarse, los ofidios están alertas, son silenciosos y camaleónicos, mantengamos las manos unidas y cuidemos los nidos.
Un abrazo enorme
Querido hermano, en realidad por parte de mi abuela materna tengo sangre Ñaró, una parcialidad guaraní que habitó la costa correntina del río Paraná, lo del pseudónimo viene por una historieta de la antigua revista «El Tony» o «D’artagnan» no me acuerdo bien, que se llamaba pehuencura (era un teniente de los colorados del monte) y me gusto el nombre, ademas el camuflaje viene bien para despistar (jeje). A propósito ahora que me acuerdo un investigador chileno ya fallecido dijo que los mapuches son primos de los apaches y comanches del hemisferio norte, ¿sabés algo de eso?
Volviendo a la genetica siempre me senti atraido por los lugares donde hay monte (que ya queda bastante poco) no me siento extraño en él como la gente de la ciudad, siento como si estuviera en mi casa. Bueno ahora no puedor seguir, un abrazo para vos tambíen y para Gustavo que nos permite este espacio, tal vez algun dia nos encontremos.
Querido hermano, si, ahora que lo mencionás recuerdo el personaje. Mi padre recorrió muchas lugares habitados por los hermanos de distintas naciones, él hablaba muy bien el quichua y el guaraní, es más estoy buscando un profesor de esas lenguas para que las enseñe en mi instituto. Estoy en San Miguel, Bs.As. y mi casa está abierta para todos los hermanos del camino. Un abrazo.
Estoy de acuerdo, totalmente, con Gustavo, ya que en los registros militares de la época y que consulté para una investigación histórica para la Universidad de Luján, se detallan las batallas y las órdenes textuales que se daba a la tropa.
Fue un genocidio absolutamente calculado y llevado a la práctica por las tropas argentinas, y que figuran en los partes de guerra cursados en su momento, se los puede consultar en el Archivo Militar de la Nación.
Me causa horror que aún se siga enseñando la historia mitrista, marco teórico insoslayable para la manipulación cultural, en las escuelas, como la revolución francesa lo fue de la revolución industrial.
No se sabe, en general, que Ceferino Namuncurá, nuestro venerado santito, era un rehen, y que fue para salvar su vida, que el padre se rindió y ató su nación al carro de los prisionero y no fue el único caso.
El exterminio de las razas sin sangre reptiliana, la aborigen americana y la negra, son llevadas a cabo aún hoy, día a día, por la miseria, la segregación y el hambre.
Y detrás de todo esto, como siempre, los iluminatis, o como quieras llamarlos…
Un abrazo, JaguarSonko
Interesante sugerencia que se trató del exterminio de razas son genes reptilianos. Ten´çes algo más desarrollado al respecto, Tabby?.
Y lo de Jaguar Sonko? 🙂
Abrazote.
Si algún día andás por la zona lo vemos.
En cuanto a Jaguar Sonko, es el nombre que me puso mi abuela cuando nací, padecí una rara enfermedad, Melena, de la cual es muy dificil sobrevivir, a raíz de la mucha sangre que perdí me quedó el cuerpo manchado y como a mi padre ella lo llamara UairaPuma, consideró que al yo ser su hija sería su corazón, por eso lo de Sonko y Jaguar por las manchas.
Puedo decir que no aprendí chamanismo, lo heredé, lo mamé y fui iniciada en la hermandad de las Ñustas por ella.
Un abrazo.
Exacto Tabby, me alegro por tu vision, los pueblos de sangre reptiliana vienen del Cáucaso, sobre todo de la región de Khazaar que son los de mayor porcentaje de genetica reptiliana. Con respecto al nombre iluminati es como se los conoce hoy pero cada tanto cambian de nombre y la orga se constituyó en Babilonia, por eso algunos la denominan Hermandad Babilonica. La genetica hibrida les permite a los reptiles 4D controlar y poseer, ahí lo tenés al compañero Adolfo H. cuando arengaba al pueblo aleman estaba poseído y el que se escapó a Inglaterra lo tuvieron encerrado hasta que se murió para que no hable. Cuando sos peligroso para el sistema podes aparecer flotando en el río en cualquier momento. Cuídense muchachos y sigan manteniendo el espacio de intercambio. Abrazo a todos.
Si me pemiten, y en virtud del tenor del articulo, deseo expresar que no fue Roca quien ideó el plan de ocupacion y holocausto indigena, sino que fue otro \»procer\» que merece ser desmonumentado de la misma forma, me refiero al Fascista y Mason grado 32, Don Domingo Faustino Sarmiento.
Además, querida Isabel, es el culpable de la deformación histórica de Mitre, que contó las cosas de cualquier manera, beneficiando la entrega del país y la cría de cipayos.
Un abrazo.