Generalmente, estos espacios reivindican el misterio, hacen del enigma su oxígeno cotidiano. Pero, como he escrito en más de una ocasión, ser un enamorado de los misterios no debe ser pasaporte para creer “cualquier cosa”. Y honrar al enigma, muchas veces, significa muchas veces aplicar el pensamiento sanamente crítico. Nada me resulta más tiernamente patético que aquellas personas sólo interesadas en que las especulaciones coincidan con sus creencias, indiferentes a la fuente de información, la investigación, la evidencia y la prueba.
De modo que cuando estaba en uno de mis viajes (ya no recuerdo cuál) y el amigo Christian de “Mystery Planet”, la acreditada web de misterios, me escribe pidiéndome mi opinión sobre “El Ojo”, esa misteriosa “isla perfectamente circular” que aparecía en pleno Delta bonaerense y sobre la cual se tejían ya las hipótesis más espectaculares, decidí llamar a prudente silencio mis primeras impresiones hasta que, de regreso, podía sentarme tranquilo (bah, lo “tranquilo” que el fárrago de mi vida cotidiana puede permitirme) para considerar este asunto. Y proponer algunas conclusiones.
Recordemos, aquí, que un cineasta, Sergio Neuspiller, instala el tema en la consideración pública al proponer reunir fondos de modo colaborativo (apenas unas monedas: 50.000 dólares) para filmar un documental en el lugar de los hechos. Según él y sus asociados, en la zona los “eventos paranormales” pululan a mansalva, y si a ellos se le suma este aparente “portal” tenemos que gritar ¡Bingo!. (quienes deseen ver el “trailer – invitación” de Neuspiller, pueden ir aquí: https://youtu.be/uEJbCCHOnoM ). En el mismo se ve a este equipo de modernos aventureros, jugándose entre marismas, cauces pantanosos, insectos de toda laya, alguna artera víbora, desorientándose entre camalotes insalvables…
Bah, nada que muchos de quienes anduvimos años en los ríos de nuestro delta pampeano dedicados a los deportes al aire libre no hayamos pasado alguna vez. Claro que para algunos cosmopolitas, ello puede resultarles tan extraño como llegar caminando a Zimbabwe.
En definitiva. Fui a la ubicación que las coordenadas sitúan “El Ojo”, estudié con detalle los registros videograbados, y lamento concluir que es simplemente, “un embalsado”. Casi todos quienes vivan a orillas de nuestro río Paraná, por ejemplo, bostezarán aburridos porque cosas les habrá sido tan conocidas en sus andanzas de mocedades como los mismos, pero dado que el resto del planeta no tiene obligación de saber de qué se trata, vaya una somera explicación: un “embalsado” es, cuando en una superficie de vegetación acuática semoviente (moderadamente estancada pero sometida episódicamente a vientos o ascensos o descenso del nivel de los ríos), esas fuerzas “liberan” un grupo de plantas que se compactan y, yendo y viniendo en vaivén dentro de su propio espacio, generan un marco circular dentro del cual se mueve. Decir que es una “isla” que “se mueve” es desconocer que no es “isla” –en cuanto tierra firme- sino camalote flotante (agrupación de plantas acuáticas no enraizadas) y en cuanto a la “perfección circular” es producto de ese mismo movimiento. Argumentar que no puede ser tan “perfectamente circular” y natural al mismo tiempo sería como decir que el remolino de agua de un tornado marino o el desagüe del retrete es “artificial” por esa misma razón.
Alguien ha escrito por ahí que si es “tan común”, mostráramos otros “embalsados” de similar tenor. Es que, precisamente, es TAN común que nadie que ande navegando por nuestros islotes y riachos le toma fotografías. Pero, puesto a buscar, encontré unas cuantas imágenes, que acompaño. En el mismo Delta bonaerense – entrerriano, en Corrientes, se repiten, aquí están, embalsados aún más perfectos.
Quiero aquí, a riesgo de pecar de ingenuo, agregar que intuyo -sólo intuyo- que no hubo mala intención en Neuspiller y sdu equipo, en el sentido de reunir dinero a costa de incautos. Creo sinceramente que se dehjó llevar por el entusiasmo y poca rigurosidad, y si bien es posible que haya en la zona otros «eventos paranormales» (no tengo mayores datos pero, ¿qué lugar de Argentina no es rico en mitos, leyendas, historias?) tiendo a suponer que su poca experiencia «de terreno» le llevó a conclusiones apresuradas´. Más me preocupa el «ingeniero agrónomo2 que aparece como validando en el trailer el índice de extrañeza, lo que sólo hablaría de las falencias del sistema educativo universitario…
Así que lamento haber contribuido en algo a arruinar el pretendido largometraje de Neuspiller. Otra vez será.