DONDE DANZABAN CON LA MUERTE

En los pliegues de la historia y las callejuelas perdidas de viejas ciudades sepultadas por el progreso pueden esconderse misterios apasionantes y, en todo caso, irresueltos. Y que quizás, por ventura, sigan siéndolo, ya que son ellos, los irresueltos, los mejores enigmas que pueden existir.

Cripta "San José"Como el que propone la, seguramente mal llamada, “cripta de San José”, en la española ciudad de Cartagena. Esa ciudad, fundada por los cartagineses como “Qart-Haddash”, conquistada por los romanos como “Cartago Nova” y hoy joya luminosa y bella del Mediterráneo.

Mucho hay para escribir sobre ella, y sin duda lo haré en próximos artículos. Pero reclamo hoy del lector la atención de enfocarnos en un recoveco casi perdido en las guías turísticas, que ni siquiera se remonta al glorioso pasado comercial y bélico del expansionismo cartaginés, a la huella dejada por el fragor de las Guerras Púnicas en esas tierras, tres siglos antes del nacimiento de Cristo, y que remite a una sórdida y casi tenebrosa historia a la sombra de la iglesia medieval.

En la criptaLa historia académica, en ocasiones gris y mediocre e inevitablemente mentirosa cuando tiene que explicar lo inexplicable, cifra el hallazgo de esta cripta subterránea como en el siglo XIII. La adjudica a una hipotética ermita consagrada a San José, bajo la cual se encontraría y donde ciertos monjes sepultarían los restos óseos de ciertas personas. A la historia académica se le escapa que en el siglo XIII esa región de España, como tantas otras, era de pleno derecho y posesión árabe, quienes jamás habrían permitido allí ni ermita ni cripta cristiana. Y si no es posterior –como las Dataciones científicas han excluido concluyentemente- entonces es anterior a la presencia musulmana. Cuando menos, del siglo VIII. Allí, enclavada entre las ruinas de lo que alguna vez Esqueleto danzantefuera parte de la Muralla Púnica, la muralla defensiva que los cartagineses construyeron alrededor de la naciente ciudad.

Pero no es éste el misterio que realmente nos fascinó a quienes allí descendimos. Lo tétricamente fascinante fue observar en sus paredes las pinturas de esqueletos danzando entre los nichos donde aún reposan restos óseos. Nada choca más contra la concepción medieval de la iglesia cristiana que estas imágenes casi paganas. Uno esperaría –si de un enterratorio católico se tratara- imágenes de santos, de Jesús, de la Virgen, pero ¿esqueletos danzantes, multicolores y burlescos?. Y además, esqueletos muy particulares. ManoPintados con precisión anatómica todos tenían, empero, detalles que rompían la armonía del conjunto. Éste una mano –una sola- que en vez de mostrar como el resto de la imagen huesos se convertía ni siquiera en una mano “humana” sino en una extremidad con algo de fantasmagórico. Aquél, otro esqueleto presentaba en su mano izquierda seis dedos. Más allá, otro danzaba pisando una tiara pontificia y la bandera papal… Si alguna duda quedaba para desconfiar de la “historia oficial” que más que éste último detalle.

Aún más. Si la cripta fuera reducto de alguna cofradía que allí enterraba los huesos de sus pares, Aún quedan restos...pero de raíz cristiana, a su llegada los árabes habrían arrasado el lugar. Sea lo que hubieren hecho con la ermita –de haberla- superior, respetaron la cripta. Y si la respetaron, es porque no era cristiana.

Y entonces, ¿qué era?.

Tengo una teoría propia. Imagino, en ese contexto histórico –siglo XIII, por otra parte, siglo de cátaros y templarios- los árabes permitieron la presencia de una “secta” (no quiero decirlo en el sentido peyorativo) de alguna aún ignota doctrina donde la muerte era también el ámbito para una actividad espiritual. Recordemos que pese a la aparente Accesooposición de los Templarios al Islam, tras bambalinas tenían una relación absolutamente fluida de intercambio cultural y comercial. Entonces, pienso en una doctrina llegada de Oriente, enmascarada bajo el hábito de monjes medievales y tolerada por el mundo musulmán de Al Andalús. Pienso en los practicantes del Camino Negro del Tantrismo, tanto hindú como tibetano, que meditan en cementerios, en espacios acondicionados con imágenes horripilantes en las noches, para llevar su ego al límite de su resistencia psicológica y fusionarse con el lúgubre marco de la muerte para contemplar desde otra perspectiva la futilidad de la vida mundana. IMG_20141021_180110Sospecho, entonces, que en la España medieval –que todavía no existía como España- se estableció, entre otros, un culto que tenía, según las conveniencias, un ropaje cristiano para las apariencias pero que compartía herramientas místicas de origen oriental. Un culto que hacía de la meditación en contacto con los símbolos de la muerte física una práctica cotidiana. Una doctrina que tenía tal vez una concepción propia y particular de la Alquimia Espiritual, pues llevaba su psiquis al estado de “putrefactio” (primera fase de toda obra alquímica) en sitios consagrados como verdaderos “laboratorios” del espíritu.

IMG_20141021_181544Finalmente: si ese grupo, esa cofradía, esa hermandad existía a través de tan diversos horizontes religiosos, es que era respetado. Tenía poder. Y su poder no era económico, ni militar, ni político. Su poder nacía de un Conocimiento.

Habremos de buscar, entonces y ahora, si ese Conocimiento –y esa Cofradía- no sigue existiendo aún…

 

 

(Agradecimiento absoluto a mi hermano del alma Sergio Chorro y su familia, en Murcia, cuyo apoyo y acompañamiento fueron indispensables en ésta y tantas ocasiones)

2 comentarios de “DONDE DANZABAN CON LA MUERTE

  1. patocai dice:

    Impresionante. Especulando (o suponiendo, ya que estamos en ese terreno…) bien podría tratarse de un grupo de Templarios que ocultaron su condición, o un grupo de los antecesores de los Masones. Recordemos que una de las iniciaciones masónicas consiste en la Cámara de Reflexiones, donde el iniciado debe enfrentar sus terrores ante la muerte. Qué mejor que este lugar!
    Excelente artículo

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