Fueron seis días inenarrables. Entonces, si son inenarrables -se preguntarán ustedes- ¿qué es lo que estoy haciendo aquí?. El síndrome de escritor compulsivo puede en ocasiones más, aún ante la pedantería desafiante de tratar de describir una vivencia única e intransferible. Éramos un grupo de tres que pronto fuimos doscientos. Subimos Edgar Vargas Olvera,, líder de nuestro kalpulli “Ahuacatitlán” en Cuernavaca, , Mabel Corvalán, Cihuacoatl del kalpulli en Argentina y yo, y nos fusionamos literalmente con ciento noventa y siete personas más, entre Danzantes, Jefes, Apoyos, visitantes y familiares. Sepan que fueron cuatro días donde setenta y ocho Danzantes de ambos sexos, sin comer ni beber agua en esos días, danzaron para agradecer al Sol, la Tierra, el Universo y la Vida sus dones personales, sus pedidos particulares, sus deseos trascendentales. Edgar y yo fungimos como Águilas de Fuego junto a dos otros recién llegados amigos, Beto y Enrique. Nuestra misión, alimentar y cuidar el Fuego esos días, sin descanso y sin tregua, pues es el corazón de la Danza, preparar las piedras para los temazcales y brindar asistencia ritual. Un aprendizaje único, en lo personal, en lo espiritual, en lo intelectual. Primero, el esfuerzo físico: subir y bajar, subir y bajar varias veces la montaña, el Cerro Gordo, en cercanías de Teotihuacan, llevando y trayendo equipo, propio y comunitario. Luego, entre todos, hachar y portar hasta la mera cima un gran árbol. Día tras noche tras día tras noche, preparar los aspectos rituales así como los mundanos, estando en constante alerta de aprendizaje con los jefes, locales y extranjeros. Técnicas chamánicas de sanación. Prácticas de trascendencia y comunión con los elementos de la naturaleza. Meditación con el fuego. Fortalecimiento de la Voluntad. Trascendencia del dolor, del físico y del otro. Hoy quemado por el sol, gratamente cansado, tomo conciencia de varias cosas. Del increíble poder que en el Gran Círculo se genera, de la intensa conexión fraterna que se siente, en compromiso eterno. Tal vez suene exagerado, pero algo se destruyó y regeneró en mí. Estoy distinto. Y, por si no fuera suficiente, les cuento mi «secreto». Allí, frente al sólo testimonio del Árbol y de uno de los Jefes, formulé mi Promesa: regresaré el año próximo como Danzante. Pero esa, ya se sabe, es otra historia…. Qué es la Danza del Sol Se trata de un ritual cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos. Originalmente de la etnia lakota, llega, como el “temascal” al Anahuac en tiempos prehispánicos, se supone en épocas de toltecas. Es prohibido –como tantas otras cosas- por los conquistadores españoles, y rescatado hace cincuenta y cuatro años por Tlakaélel, el Abuelo de los Abuelos. “Tlakaélel” es un término honorífico que se brindaba ya en tiempos inmemoriales al Supremo Consejero del Huey Tlatoani, o “Venerado Orador”, líder político de los pueblos anahuacanos. El término hoy lo detenta Francisco Jiménez, quien recorre el mundo a sus ochenta y largos años, difundiendo el pensamiento mexika y la Toltekayotl. Es el Presidente de la Asociación Cultural Koakalko –que represento en Argentina- “kalpulli” de mayor trascendencia en el actual México y (no me equivocaría en afirmar) en todo el mundo. Tlakaélel no sólo lidera el kalpulli sino que es el consejero espiritual de la Universidad Nahuatl de Cuernavaca, del grupo de danzantes “Onkayolotl” y de un fuerte movimiento de recuperación de la identidad y sabiduría indigenista. Considerado entre los principales líderes espirituales vivientes (como es el caso del Dalai Lama, con quien ha compartido espacios culturales y manifestaciones pacíficas en varias oportunidades), en su momento y a pesar de la abierta oposición tanto de conservadores intelectuales como de facciones políticas revivió el ritual de las Danzas, primero con un puñado de seguidores, hoy con el concurso de cientos de hermanos espirituales de los cuatro rumbos del planeta. No cede en ningún momento ni a los intentos de explotación “turística” que la ocasión habría proveído ni a las presiones políticas oportunistas que vieron en su creciente movimiento en pro de la identidad cultural y la dignidad ancestral la oportunidad única de capitalizar simpatías partidarias. Él tuvo –tiene- un solo objetivo en mente y corazón: la conexión con la esencia cósmica –Teotl- a través del autosacrificio, entrega y ofrenda que significa la Danza. Teníamos que vivirla desde dentro. Y allá fuimos. Desde fuera y a la distancia, uno puede suponerlo apenas un culto más, mezcla de reminiscencia folklórica y simple superstición. Ah, la eterna dificultad de poner en palabras las interiores vivencias… Porque de folklore, seguro, mucho. De superstición, les aseguro, nada. Mi primera conclusión: como herramienta de la Toltekayotl (la sabiduría ancestral) y la In Kaltonal (la religión ancestral), la Danza del Sol no es la práctica de una creencia: es una verdadera tecnología espiritual. La ocasión verdaderamente única de provocar cambios sustanciales en nuestro Ser Interno. Mi segunda conclusión: la respuesta a la pregunta “¿qué da estar en la Danza?”: la convicción que el Poder está en uno. Que si uno quiere, puede. Sí, ya sé. Ustedes dirán que para eso no es necesario el esfuerzo y compromiso de participar de la Danza. Permítanme, humildemente, decirles que hay una enorme diferencia entre saber intelectualmente que es así (Ley de Atracción, libros de autoayuda, “El Secreto” y tanto más mediante) y sentirlo absolutamente. Hay detalles que no debo relatar, porque el aspecto iniciático y probacionista de la experiencia –como bien cabe a cualquier Fraternidad espiritual- sólo es accesible a la experiencia personal. Por la misma razón, las fotografías que ilustran este artículo no son tan “espectaculares” como esta cultura del “esacanear en lugar de leer” (como diría mi buen amigo “Quique” Marzo) desearía. Digamos que la Danza comienza mucho antes que la Danza misma: cuando todos, en compromiso comunitario, portamos hacia la cima de la montaña desde enseres culinarios hasta grandes tiendas de reparo, desde elementos rituales hasta balones de agua potable, desde leña hasta el equipo de amigos y amigas dificultados en hacerlo. Llega el día en que, solemnemente, se corta un árbol, con toda la seriedad y protocolo que el acto significa, un árbol que será El Árbol: desde ahora, el “axis mundi”, la columna vertebral que unirá el mundo con el cielo de Teotl. No pude, mientras sudaba y rechinaba los dientes en el esfuerzo, dejar de recordar el “rewe” mapuche y tantos otros. Entre todos los que podemos, lo llevamos a la cima, un trabajo impresionante que sacude nuestra fibra más honorable con sólo recordar que aquellos ancestros no solamente hicieron esto por centenares de años, sino que fueron capaces –como en Tepoztlán- de hacerlo con miles de bloques de piedra para construir sus “teocallis” en la mera cima de otras montañas. Horas de esfuerzo, sudor, improperios, gritos de aliento, brazos hermanos que sostienen y levantan a los vencidos por el cansancio, mientras el profundo eco de los “atekokolis” (caracolas) y el humo de los “popoxcomi” (sahumadores) de los “copaleros” marca y abre el camino. Ya está, ya llegamos. El Árbol está en el centro del Círculo. Se lo prepara, con festones de cuatro colores (rojo, negro, blanco, amarillo) que tanto simbolizan los cuatro rumbos del mundo como las cuatro razas de la especie humana y las cuatro variedades del maíz, el gran regalo de Quetzalcoatl a los hombres. También, de “rezos”, pequeñas bolsitas con hierbas que llevan al viento los pedidos personales de los asistentes. Ritualmente se lo levanta y allí quedará, hasta el próximo año, hasta la próxima Danza, en que servirá de leña para las Águilas de Fuego puedan alimentar el Fuego Sagrado que en el tercer día encenderán –y no deberá apagarse- los jefes, Fuego que, como dije, es el corazón de la Danza, además de calentar las piedras que al amanecer y al atardecer alimentará los temascales donde Danzantes, Águilas, copaleros, gente de apoyo, participarán comunitariamente. Y entonces sí. Al tercer día, comienzan las Danzas. Hombres y mujeres que repetirán los bailes rituales cuatro veces por día, durante cuatro días, en que, además, no beberán ni comerán, como ofrenda por sus necesidades, aspiraciones o simple renovación espiritual. Todos tienen objetivos personales. Todos, también, se exigen pedir por el mundo: por los hambrientos, por los desocupados, por las víctimas de la violencia y la injusticia, por los niños sin hogar, por los enfermos de todo el planeta. En temascales, en las Danzas, en los gritos de ánimo colectivo, día tras día, no puedo dejar de reparar en un detalle sustancial: cada vez piden menos por sí mismos, cada vez lo hacen más por los demás.
Y allí, en el centro, está Tlakaélel. No es el venerable anciano con el que compartimos y compartiremos tantas pláticas amables y tantos almuerzos risueños. Es un hombre fuerte, que va de un lado a otro, que no ceja en sus movimientos, que infunde ánimo a los que por cansancio, hambre o sed parecen estar por desfallecer… ¿es el mismo?. Sí y no, por supuesto. Algo inasible pero vital lo anima, y el grupo se recupera y continúa, día tras día. Lo mismo se irradia en toda la cumbre de la montaña. El sueño y el cansancio de los dos primeros días que casi nos vencen (hora tras hora pendientes del fuego, hachar leña, acarrear piedras, dormir en breves intervalos, casi sin tiempo para comer ni beber) desaparece y perdemos noción del paso del tiempo. Sólo la sucesión del Sol y la Luna indican ambiguamente las horas. El Fuego se hace el eje de nuestra existencia, con él, como un intempestivo y glorioso ser vivo, bregamos, dialogamos, lo alimentamos, recibimos sus dones. Edgar –como Jefe de Águilas- y yo, comenzamos a sentir fluir a nuestro alrededor una energía especial. Mabel, asignada como sahumadora y con la que nos cruzamos esporádicamente –ya que el ámbito del Fuego es un espacio sagrado donde sólo las Águilas imperan y donde unos pocos de los demás, sólo danzantes y copaleros, pueden ingresar en ocasiones y solicitando permiso- está viviendo el crecimiento de su propio poder y conocimiento personal. Los Jefes, en los descansos, se acercan y, cálidamente, dedican un tiempo más merecedor de descanso a aleccionarnos e instruirnos. Ya casi no necesito comer, ni dormir. Las piedras parecen no pesar y el “tekio” (el “trabajo”, entendido como acto devocional y de entrega) fluye libremente. Vienen a mi mente, mientras lo hago, cuestiones más metafísicas cuyas respuestas parecen flotar en el ambiente. Y el poder del Círculo… ¡qué puedo decir!. Ingresé en él durante esos días en un puñado de ocasiones. Para acompañar a un par de hermanos en sus ofrendas. Para estar en el Círculo de Sanación, cuando se disponen dos círculos concéntricos. Uno interno, de Danzantes. Otro, externo, todos los demás, apoyos, águilas, simples asistentes invitados. El exterior permanece inmóvil mientras el interno comienza a girar en sentido dextrógiro, haciendo que cada danzante de los setenta y ocho pase al menos una vez frente a cada espectador. Se detienen, pasan sobre nuestros cuerpos sus objetos rituales de poder haciendo “limpia” (eufemismo por ”liberación”), en ocasiones dicen unas palabras de aliento o consejo, y continúa el giro. No puedo dejar de pensar en el sistema calendárico del Tzolkin, donde una rueda de la Cuenta Corta gira dentro de otra, la de la Cuenta Larga. Pienso también –residuo del paso por una facultad de ingeniería en mis mocedades- en las dínamos generando energía. No sé si el ejemplo sirve. Pero la Energía está allí. Y llega el último día. Todos los rituales se han cumplido. Unos pocos –nosotros, entre ellos- damos el paso: formulamos la promesa de ser Danzantes. Recibo entonces la última enseñanza: al arrodillarme y abrazar El Árbol, como compromiso personal, sentí lo mismo que cuando se abraza a otro ser humano, quizás más anciano y comprensivo que uno mismo: una corriente de simpatía, de calidez, de protección. El Árbol, ese “simple” árbol talado días antes, estaba vivo. Edgar me dijo, algo después, que él mismo sintió el palpitar de un corazón que no era el suyo. Comprendí, entonces, el sentido de la acción: el árbol había dejado de ser un simple árbol para, aunque en apariencia material siguiera pareciéndolo, se había transustancializado en algo superior y trascendente. La suspensión de la incredulidad. Sólo así puedo llamar al momento que viví. En ese instante me pareciò lo más natural. Días después, me preguntaba como mi matiz racional no me había obligado a saltar estupefacto hacia atrás. No lo sé, pero así sucedió. Releo las líneas escritas y siento cierta tristeza. Es por la parquedad de mis palabras, lo basto de mis expresiones, lo fútil de mis explicaciones. No traslucen más que la punta del iceberg de las emociones vividas. Pero no creo que pueda hacerse de otra forma. Es vivencia pura y neta. |
Gustavo:No es necesario que te diga cual es la conexion que siento hacia Ti desde que te conoci hace mas de 20 años pues bien la sabes y no tiene explicacion para quienes espiritualmente no esten preparados, esta mas alla de lo fisico segun mi propia opinion viene de antes. De nuestras vidas pasadas.
LO que acabo de leer fue impactante para mi pues es como si toda yo se trasladaba hacia ese lugar y en una minima forma comprendia cada cosa que paso especialmente en lo referente al arbol,
Realmente felicito a Ti y a Mabel haber llegado a esas instancias unicas, e irrepetibles, desde lo mas profundo de mi los felicito y me siento muy contenta con mucho gozo (si asi se puede decir) de que hayan vivido lo vivido, ademas se que nos los que estamos aqui podremos rescatar algo con vuestras eseñanzas. Gracias
Hola Estelita:
Gracias por tu sintonía, afecto y calidez, les haré extensivos tus saludos a Mabel y Edgar (aunque se te olvidó, entiendo que es también para él). Abrazote.
don Gustavo…
Como dicen por aca: usted «se la gozó». Me lo imagino sudando petróleo camino a cerro Gordo que junto con el aire puro de la montaña son ya de por si una purificación para el cuerpo.
Yo tengo familiares que viven en el campo-las montañas, pienso que cuando vaya de vacaciones podria hacer mi propia danza del Sol.
Cordial saludo desde Bogotá.
hola, tengo unas preguntas sobre esta tradicion, ya que tengo un amigo que hizo esa danza y no se ha abierto conmigo, tiene una consecuencia esta danza? (me refiero a suicidios)ya que el me dijo que se tiene que alejar de todos incluyendo familia y amigos, como hago para que no pase esto, con el. otra cosa en el culto que reglas tienen, los danzantes se pueden casar?, espero que me ayuden porfavor realmente es importante para mi, y en este sitio es en donde veo que es mas a lo que el hizo una vez.
porfavor espero que me conteste alguien de este foro o alguien que sepa lo que estoy preguntando gracias.
Hola Lucía, cómo estás:
Vamos a tener que aclarar varias cosas:_
a) Danzas hay muchas. Desde que Tlakaélel las reinstauró en México, otros han «abierto» sus propios círculos. Muchos, siguiendo y respetando las tradiciones. Otros… en fin, cada maestrito con su librito. Así que sólo te puedo hablar de las de Koaklko.
Y no hay nada de eso. No sé de donde tu amigo sacó esa especie, pero seguro no de Kokalko y me pregunto si no son exageraciones simplemente de él, con todo respeto. En las danzas no sólo muchos están casados/as, sino que van con sus esposas (o esposos) e hijos. Y no sólo a nadie se le pide que se aleje de nadie, sino por el contrario,s e cultiva y iestimula la solidaridad, la hermandad, el darse a los demás, el ser eficientes en el mundo de todos los días, las preocupaciones sociales….
Me temo -insisto, con todo respeto, pero con sinderidad, que es lo poco que puedo ofrecerte- que eso de «aislamiento monacal» o biene s la justificación de los propios deseos subordinados a un pretexto que «sonaría» aceptable, o bien síntoma de desplazamiento de cierta neurosis de aislamiento.
Quedo a tu disposición. Saludos cordiales
muchas gracias gustavo, sabes aunk me diste pocos datos sobre esto, creo que si esta algo raro eso tambien para mi, soy del edo de mexico y el chico que te menciono es mi mejor amigo, pero desde que hizo varias danzas el se decidio por seguir en eso, la verdad me temo por que el se quiera ordenar como uno de los jefes de su grupo de danza, para mi es algo dificil ya que pues no me lo imagino asi, pero cuando me dijo que tenia tendencias suicidas si que me he preocupado por el.
enserio muchas gracias por responderme
si algun dia llegas a saber algo mas sobre esto que me ha dicho porfavor realmente te agradecere si me contestaras o me informaras de como hacerle con el.
graicas por lo de la info de aislamiento monarcal intentare buscar tambien algo de eso.
ya que desde que me lo ha comentado mi amigo creo que no puedo dejar de pensar en sus cultos.
mil gracias
ojala si algun dia sabes de esto, me puedas contestar.
atte:lucia
Lucía, lamento si los datos te han parecido pocos, es que tienes que ver que la info que me das es muy imprecisa. Para comenzar, no aclaras a cuál grupo de Danzas dice él pertenecer, o a cual kalpulli. Pero déjame decirte que nadie entra a un grupo de estos pensando en ser «jefe de danza». Eso es un proceso que se da con el tiempo, luego de años, y reuniendo muchas cualidades y formaciones que no tienen que ver con estos rituales. Espero que tu amigo, con el perfil psicológico que se señalas, no haya caído en malas manos.
Saludos cordiales.
Que tal, no llevo mucho visitando esta página pues la he encontrado hace poco, lo poco que he leído me va interesando. Tengo una pregunta, quisiera saber si hay alguna fomra de contactarme con algum miembro o miembros del calpulli y saber cuales son sus actividades y trato, tengo entendido qu en algunos, se dan por decirlo de alguna manera, talleres con rspecto a actividades que conciernen a las tradiciones, integrarme a la danza sería una por ejemplo, o aprender nahuatl, o ayuda psicologica, o flor y canto. yo soy mexicano, de la capital, y desde hace un tiempo me he venido interesando por la toltekayotl, y pues me interesaria mucho tener trato con personas que se manjen conforme a ella y pues quizá formar parte de un calpulli. Entonces no se si alguien podría decirme a donde puedo acudir para contactar con la gente deol calpulli, quisiera saber también si hay algun medico tradicional o brujo(supongo que si) pues debo admitir que mi interes con todo esto parte un poco por lo que yo creo es enfermedad en mi espiritu y también busco de inicio algo de ayuda para deshacer mis nudos. Gracias, espero alguna respuesta. Saludos y gracias por todo.
Hola Omar, gusto en leerte:
Por supuesto, mi recomendación es que contactaras a mis propios jefes. Uno, en Cuernavaca, Edgar Vargas Olvera ( edvasol@msn.com ) y el otro, Marco Hernández (marco @koakalko.org ) pero ten paciencia porque, «causalmente» hoy, están llegando a Argentina para un mes de actividades. Si quieres, les comento de tu post.
Un abrazo
Saludos respetuosos, mencional que fuè «rescatada» por el abuelo tlakaelel hace 54 años? es correcto tu dato.
bien si mal no recuerdo tlakaelel y otro grupo de muchachos entre ellos varios dirigentes actuales de la danza del sol empezaron a hacer sus giras con danza folklorica a finales de los años setentas y principios de los años ochentas, no es hasta 1981 que coinciden con el jefe leonard crow dog en el sur de estados unidos y los invita a participar en la danza del sol. posteriormente invitan en los años siguientes a otros mexicanos a danzar con ellos, como aurelio diaz y alfonso perez, erroneamente en algunas ligas ponen que aprendieron directamente de henrry crow dog y alce negro….PEEEERO…..alce negro murio a principios de los años cincuenta. muchos son los que se dicen que son adopatados y autorizados como unicos jefes de la danza del sol, muchos de ellos actualmente lucran y cobran en dolares cualquier evento que llaman «ceremonia» de pipa, de tabaco y las bautizan con mil nombres extravagantes para ganar adeptos. la gran mayoria no tiene ni la raiz indigena y solo se han vuelto mercados new age y holisticos» de curación.
los verdaderos depositaros de ese conocimiento sagrado sigue humillado, vejado y olvidadom inclusive por aquellos que se dicen defensores de nuestras raices.
Ojala y que el maestro rectifique para que «nunca caiga arriba o abajo del camino»
http://www.koakalko.tk/
Hola, cómo estás. En efecto, siempre señalamos que el abuelo Tlakaélel lleva 54 años rescatando este saber ancestral. Pero en el caso específico de las Danzas,m Tlakaelel mismo ha dicho (yo lo he escuchado) que «vienen realizándolas ininterrumpidamente desde hace 28 años». Lo que nos ubica en 1982, lo que es coincidente con tu puntualización.
Un abrazo fraternal.
primavera 2011
…y a la pueta me encontre, haceptando saber mas como entre sueños y mi meomria, que a la realidad misma. ¡Por que el camino sea bueno y nosotros bien, a la llegada de la danza solar= Tonal Mitotianiliztli donde sea que nos encuentre!
Un saludo fraternal y fresco en esta primavera, que yo tambien estudie en kalpulli Koakalko.
Mexikatzin ollin
voy a tener un hijo entre mayo-junio.
muchos los resos por nuestra bondad, inteligencia y creatividad.
kualli yohualtzin
Nitze! y ¡Felicidades!, y que la sabiduría llegue con él. Buen Camino! hasta que Ometeotl quiera.
Kualli tonalli!
si tu abuelo trajo la dansa hace 56 años y tiene 84 tenia 28 años? la danza del sol no la trajeron en 1956.
Hola, me gustaria acercame a las danzas ay algun contacto yo vivo en Guadalajara
Mucho gusto.
Hola, buen tiempo Gus, recibe un fuerte abrazo desde las altas montañas de piedras bola en Ahualulco. Te comparto que hace poco más de 25 años tuve la fortuna de vivir lo extraordinario en la danza del sol en Ocuilan, cerca de Toluca, le tocó al gran Tlaka y Don Faustino Pérez la coordinación, en verdad me removiste emociones y sentimientos de manera grata.
Recibe bendiciones y que siempre tengas buen camino. Felicidades por esta nota poética.
Marco, el agradecido soy yo por tu calidez. Un abrazo a la distancia.