Chamanismo y Toltequidad en un ámbito académico

Gustavo Fernández en su exposición

Enantiodromía. El término lo propuso Heráclito, pero fue Carl Jung quien le dio significado y trascendencia, al referirlo esencialmente a la particularidad psicológica de que toda instancia lleve en sí latente su contrario. El Yin con su “joven Yang”, el Yang con su “joven Yin”. Un oxímoron de la psiquis. Y cada polo tiene sentido sólo si late en él su opuesto.

En la Enantiodromía pensaba yo mientras con mi mujer, Mariela, apurábamos los preparativos para la sencilla pero no por ello menos respetuosa ceremonia a Tonantzintlalli, la Madre Tierra, que realizamos en el marco del Séptimo Congreso Argentino “Carl G. Jung”, organizado por la Asociación Junguiana Argentina, con el auspicio, entre otros, de la Embajada de Suiza en esta nación y destinado a difundir el pensamiento y la obra del insigne sabio. Porque no deja de tener un sesgo irónico que una ceremonia ancestral indígena se estuviera realizando… en el Museo “Julio A. Roca”, que en el señorial barrio porteño de Recoleta prohija el recuerdo de quien, para algunos, ha sido un prohombre argentino, que supo ser Ministro de Guerra y Presidente de la Nación, pero para muchos otros (entre los que me incluyo) remite a unos de los primeros grandes genocidas que pisaron estas tierras, pues bajo su gobierno es que se propugnó la llamada “Campaña del Desierto” que literalmente exterminó a todos los indígenas de nuestro país.  Sutiles giros del campo junguiano o revancha histórica, cuando hice sonar mi atekokoli(caracola) saludando a los Cuatro Rumbos en el corazón del recuerdo conquistador.

Fue ése quizás uno de los recuerdos jugosos, una de las pequeñas satisfacciones del día. Porque hubo muchas otras, y grandes. De  suyo, el hecho que por primera vez se realizara (y no como una representación dramática de simple curiosidad antropológica y folklórica, sino con plena comunión (común – unión) espiritual de los presentes y quien escribe) esta ofrenda en un acto de semejante envergadura académica caía por peso propio. Y si bien era el tercer año consecutivo en que me presentaba como expositor en estos Congresos, éste año varios factores concurrían para darle otro alcance. Porque fue allá por el mes de marzo, en ocasión de renovarse las autoridades de la Comisión Directiva de la AJA (Asociación Junguiana Argentina, máximo referente institucional del pensamiento, la obra y las enseñanzas de Carl Jung en nuestro país) fui elegido Vocal Titular de la misma. En ocasión de este Congreso, también, recibí mi Diplomatura en Psicología Junguiana, expedido por la misma institución académica. Y finalmente, fue en este Congreso donde a mi exposición le sumamos, por vez primera, una actividad vivencial absolutamente indigenista.

La disertación

Gustavo, como Tekutli, dirigiendo la ofrenda

El tema expuesto fue titulado “Temazcales: los baños de vapor terapéuticos indígenas y su conexión con la Madre Tierra”. Desde una perspectiva claramente jungiana, pocas experiencias dramatizan de manera más vívida la interacción con el Arquetipo de la Gran Madre más que la vivencia de un Temazcal. Un espacio sagrado con pragmatismo sanador de lo físico, lo mental y lo espiritual, que explora los vericuetos del Arquetipo de la Sombra a la vez que nutre al Arquetipo del Guerrero. Dicha conferencia fue seguida con manifiesto interés y participación por los asistentes, ubicados en la franja intelectualmente más granada del academicismo: médicos psiquiatras, psicólogos, profesionales de distintas áreas de la Salud, docentes, estudiantes. Piensen ustedes qué fuerte me resultaba la experiencia de transmitir, a estas mentes forjadas quizás en el ecleticismo universitario y la austeridad conceptual de los laboratorios y los gabinetes de estudio, las vivencias de la cosmopercepción ancestral, la complejidad, para ese caso, de la cosmogonía mexika, lo hermético del proceso de transmutación que se opera en nuestros temascales. Y como si ello no bastare, duplicábamos la apuesta y el desafío: aún sin esperar la “devolución” de la disertación, llevarlos a un área al aire libre para introducirles en un ritual ancestral. Podíamos esperar sonrisas condescendientes, indiferencia intelectual, ¿quizás descreimiento?. Pero para nuestra admiración, el colectivo de participantes no sólo demostró el correcto respeto: hubo una cálida interacción, un emocionado compromiso con cada uno de los pasos de la ceremonia. Desde el saludo inicial a los Cuatro Rumbos, los cuatro giros alrededor de la mesa de ofrenda, el instrospectivo meditar al “intencionar” el tabaco, hasta la gratitud de cada “¡tlazocamate!” cuando Mariela, en su función de Cihuacoatl de nuestro kalpulli,sahumaba con el fragante copal a cada participante…

Hoy, es un hecho. Con esta conferencia y esta ofrenda participativa, el Chamanismo y la Toltequidad dejan de ser, en Argentina, el umbroso espacio que algunos suponen propio de mentalidades supersticiosas para acceder a la atención y consideración de los “formadores de opinión” en cuanto a credibilidad y respetabilidad en la sociedad en que vivimos.


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3 comentarios de “Chamanismo y Toltequidad en un ámbito académico

  1. Yeitekpatl dice:

    Se dice «tlazocamati» no con el «mate» al final. La cosmogonía no fue exclusivamente mexica; más bien fue (es) tolteca pues sabes bien que fue la cultura que permeó las grandes civilizaciones de Mesoamérica.
    Y para los hombres, no es muy conveniente quedarse mucho tiempo dentro del temaskal, pues recordando al indígena Juan de Pomar, éste comentó (en el S.XVI) que los mexica, por ejemplo, «no tomaban muchos baños de temazcal ni se quedaban mucho tiempo dentro pues se afeminaban…».
    Un fuerte abrazo desde México.

    • Gustavo Fernández dice:

      Hola amigo, cómo estás: Aquí se aplica, como siempre, aquello de «cada maestrito con su librito». He visto pronunciadas y escritas con variaciones distintas palabras en nahuatl, tlazocamate o tlazocamati entre ellas. Tu observación respecto a la naturaleza tolteca de la práctica es absolutamente correcta y la comparto, pero no quieres saber las «refutaciones» que he venido recibiendo de kalpullis que reivindican el origen mexika antes que el otro…. en fin, pienso a que a unos cuantos se les está escapando algo que debo recordar: más llá de estos matices, parece que olvidan que nuestro grupo es el primero que en estas tierras australes trata de imponer el conocimiento de estas disciplinas, y en vez de agradeecerlo o estimularlo, se están fijando en esas lindezas…
      Y respecto a la duración del temazcal, es una de las recomendaciones que hacemos a quienes lo hacen con nosotros pero, por cierto, comprenderás que no era el espacio de esta nota el lugar coherente para abundar en ello.
      Otro abrazo.

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