Es interesante observar cómo van imbricándose los retazos sueltos de anotaciones al pie de página que en el libro de la vida uno va volcando. Reflexiones aquí, una fotografía allá, el recuerdo de algún lugar visitado acullá, todo suma cuando de pronto las piezas parecen ordenarse frente a uno como un anagrama mágico resuelto intuitivamente. Esto me ha ocurrido, concretamente, cuando a lo largo de los años los objetos de mi curiosidad aparentemente ubicados en disímiles contextos históricos y temporales comienzan a mostrar(me) una hilación, una continuidad que no puede menos que maravillarme.
Hay muchas evidencias que en el pasado ambos pueblos estaban en pleno contacto. En México y aquí, desde antes de la Conquista, el «tamal» es el mismo tipo de comida (harina de maíz y carne cocida envuelta en la chala de la mazorca). «Tata», en quechua, es «papá» y en nahuatl, «abuelo». Los incas tenían los «kipus», notación con cuerdas trenzadas, y los toltecas, el «mecatl». Los «purépechas», etnia mexicana sobre el Pacífico, tienen las raíces lingüísticas del quechua («k’us», «kius») y se han descubierto grandes canoas por las que navegaban por la costa entre Perú y México. Ambos pueblos tenían el ciclo cósmico de 52 años, y el año sagrado de 270 días.
En Xochimilco, hoy un barrio de México DF, antes un brazo del gigantesco lago Texcoco, los tenochcas construyeron islas artificiales -aún en uso- de juncos trenzados, llamadas «chinampas». Y la etnia de los «urus», en el Titicaca, viven aún hoy sobre islas artificiales de totora. En el mismo Titicaca existen dos islas sagradas: la del Sol y la de la Luna. Esta últimaq es llamada «isla serpiente» o «Coati» en aymara, y en nahuatl «coatl» es, justamente, «serpiente».
De ahí la sensatez de la historia que dice que en Xochicalco, en el año 640 de nuestra era, se reunieron sabios de toda la América precolombina para unificar calendarios. O, como se dice, se reunieron todos los «ixachitekatl»(indígena americano, nativo americano, amerindio, gente autoctona que habita en las tierras de todo el continente americano, desde Alaska y Groelandia, hasta la Patagonia chileno-argentina).
Ya he escrito algunos trabajos planteando las analogías entre estas dos civilizaciones. Hoy he encontrado otra correspondencia, entre la diosa «Tlazolteotl» y una imagen hallada en Tiwanaku, quizás equivocadamente atribuida a Pachamama.
Quiero aportar un par más. Por un lado, en Xochitecátl, México, el único dolmen hallado sobre una pirámide. En Tiwanaku, por su parte, la «Puerta de la Luna». También en Xochitecátl este ídolo, de clara manufactura tiahuanacana, como se ve al compararlo con el «Monolito Ponce», del Altiplano, aunque también podemos encontrarles reminiscencias de la Isla de Pascua, todo lo cual apunta a suponer una gran cultura y sabiduría extendida por todo el hemisferio miles de años antes de la llegada de los europeos.
muy buena su presentacion de aigo para mi nuevo e interesante
Gracias por tu amabilidad, saludos cordiales
Gracias, Gustavo, me agradan mucho tus deducciones. Ayudan a que notemos cosas que normalmente no atendemos.
Gracias a vos por la calidez de postear tu opinión, un abrazo.
Con un saludo fraternal me atrevo a hacer una corrección a tu articulo sin pretensiones de erudición. Me da la impresión de que hay cierta confusión entre lo que fue la cultura tolteca y la azteca o mexica; estos son grupos diferentes. Los aztecas o mexicas construyeron Tenochtitlan y fueron la última de las siete tribus que llegaron a la región que hoy es el valle de México. Anteriormente había llegado otra tribu, los Xochimilcas, quienes fueron los constructores de las chinampas y no los tenochcas, es decir los aztecas, los habitantes de tenochtitlan.
Es muy interesante sin duda la relación que hay entre las culturas del anahuac y las de sudamérica y te felicito por la labor que haces sobre este tema.
Un abrazo fraterno de éste mexicano.
Qué interesantr aporte, Benjamín. Te explico: en mis viajes a tu bello país -y repitiendo aquí lo platicado con otros cultores de la Mexicanidad- ellos señalan que los «aztecas» ninca existieron como tales -es más, apuntan, y me han facilitado la fuente que no recuerdo ahora, que la primera vez que aparece la palabrta «aztecas» es a finales del siglo XVIII- y que, por otra parte, no son «aztecas» si provienen de Aztlán pues el gentilicio tendría que haber sido «aztlanecas». Por eso, Tenochtitlan habría sido fundaod por tenochcas. Me interesaría, sinceramente, si puedes facilitarme más información sobre este punto de debate. Un abrazo cordial.