Estimados lectores:
Casi como un testeo piloto, el artículo que ustedes se aprestan a leer fue publicado también hace tiempo en algunas listas o foros de discusión. Hubo plácemes, sí, pero también ataques. Esto me intrigó (¿a quién podía molestarle un artículo crítico pero con la propuesta del debate?) hasta que mi ingenuidad recibió otro golpe (y van…). A poco de preguntar, lo obvio: sí, de algunas personas que ya trabajan —no gratuitamente— con el mismo. ¿Saben que es esto?. Respuesta corporativa y cartelización. (Un «cartel» o «cártel» es un acuerdo no escrito entre quienes dominan un negocio de manera monopólica para imponer sus propias condiciones, fijar territorios y alejar propuestas alternativas. La expresión viene de la región de Kartell, Silesia, donde a principios del siglo XIX los propietarios de las minas de carbón de esa zona se confabularon para fijar sus propios precios, expulsar otros emprendimientos y combatir reclamos protosindicales a mano armada). Pues parece que actitudes mafiosas también las hay dentro de la «espiritualidad». No se preocupen: entonces, arreciaremos nuestras denuncias.
Tuve ciertos pruritos a la hora de escribir este artículo. Como muchos de ustedes saben, la fotografía Kirlian es uno de mis campos de masivo interés y realmente temí —y temo— que esta crítica que busca ser constructiva sea malinterpretada como parte de un simple “conflicto de intereses”. Pero también saben ustedes que precisamente por ese interés y ocupación profesional, uno está siempre a la búsqueda de toda herramienta, sea intelectual o tecnológica, que le permita volcar resultados más eficientes a disposición de todos aquellos que acuden a nosotros en busca de orientaciones y respuestas. De forma tal que acostumbrado a la vieja y clásica fotografía Kirlian, al dedo del consultante comprimiendo la habitual película sobre la platina dentro de la oscuridad de la máquina, a la interpretación de los “efluviogramas” que rodean el dedo de ese individuo, me interesó sobremanera enterarme que campeaba por ahí un sistema que permitía llegar adonde la electrofotografía Kirlian no podía llegar: fotografiar tanto el “aura completa” del cuerpo humano como el estado y comportamiento de sus “chakras”.
¿Es sin embargo necesario describir las búsquedas, los mil y un requerimientos de información hechos estos últimos años para profundizar en el conocimiento del método? Comercialmente, se lo conoce como un previsible “Auravision”, y básicamente permite trabajar mediante un software con ciertos requerimientos para obtener la visualización en el monitor, o bien del torso del individuo mediante una pequeña cámara de video “orlado” por su “aura”, o un gráfico o diagrama básico que presenta señalados los centros energéticos de esa persona dentro de un “huevo áurico” de colores más o menos variables. A gusto del cliente, están disponibles las dos opciones.
Hablemos claro: me encantaría, me hubiera encantado, decidir la adquisición de este sistema para aplicarlo a nuestros numerosos consultantes. ¿Qué más podríamos pedir? Ah, sí, una sola cosa: la explicación coherente, metodológica, los antecedentes protocolares del método. Y no hemos encontrado nada de eso. Ahí nació este trabajo.
¿Qué podemos decir de nuestro conocido método Kirlian? Por ejemplo, que sabemos perfectamente por qué funciona. En pocas líneas: un campo de alto voltaje pero bajo amperaje es el fundamento de este sistema donde el individuo comprime con su dedo una película fotográfica color, convencional, sobre una platina dispuesta de modo tal que al hacer contacto el operador, se produce esa descarga. Ya lo sabemos: de la periferia del dedo saltará a la platina una descarga meramente eléctrica, de color uniforme: el “efecto corona”. Pero esa descarga cae sobre la emulsión fotográfica que es comprimida con el dedo y al reaccionar con los componentes químicos de aquella, presentará un amplio espectro de colores y apariencias: ése es el efecto Kirlian. Pongámoslo de otra forma: el efecto Kirlian es consecuencia del efecto Corona, pero no son lo mismo. Mientras el segundo es inalterable y uniforme, el primero variará conforme al estado físico, psíquico, espiritual y energético del voluntario. Y esas fluctuaciones, esas variaciones, esos “accidentes” y detalles son susceptibles de interpretación, son reducibles a constantes catalogables. El “aura” no es el “efecto Corona”; éste sirve sólo como campo de manifestación —y siempre en contacto físico con una película fotográfica— del aura. De manera que aquí podemos señalar una primera conclusión: por más que le ofrezcan a usted distintas “formas de fotografiar el aura” invocando el “efecto Kirlian”, el mismo necesita el contacto físico con película fotográfica. Si no, sea lo que sea, no es el método Kirlian.
Pero debemos advertir también un hecho fundamental: sobre el sistema Kirlian existe una amplísima y bien nutrida documentación. Miles de experimentos, protocolos médicos, laboratorios subvencionados por universidades en todo el mundo han avalado la viabilidad de este método. Creo que cualquiera que se desenvuelva en estas disciplinas con seriedad y honestidad, más allá de que sea su lícita forma de ganarse la vida, exigirá primero una credibilidad nacida de la calidad de diagnóstico comprobable del sistema.
Lo siento. Nada de esto he comprobado hasta ahora en “Auravision”. Por ejemplo, pueden ustedes acceder a una de tantas páginas, http://www.holistica.com.mx/tiemporeal.html, donde leemos este tipo de comentarios:
Aclaremos antes que oscurezca: si este sistema mide “biorrespuestas” (“la ciencia de medir y visualizar parámetros fisiológicos inconscientes”) NO es el “aura”. Porque “aura”, “chakras” y etcétera no son respuestas electroquímicas, son esquemas de un campo de “energías sutiles” que por definición no son detectables por los equipos convencionales de medición. Pues aquí se dice, claramente, que es el equipo el que detecta, entre otras cosas, la actividad “electro-dermal”. Para ello, hace milenios que existen los galvanómetros, enormemente más económicos.
Por otro lado, las respuestas fisiológicas no se “traen a la conciencia” como si de un psicoanálisis visceral estuviéramos hablando: simplemente están siempre allí, y con gráficos de colores o sin ellos, la interpretación será correcta o no. De lo que estoy hablando es que, hasta aquí, es éste un método visualmente impactante: pantallas, mi cuerpo “en vivo y en directo” rodeado de colores, gráficos que parecen científicos… pero no es necesario ser un genio de la computación para saber que podemos graficar en el monitor lo que queramos, si tenemos el programa adecuadamente diseñado para ello.
Más adelante:
Obsérvese que el “leit motiv” gira una y otra vez sobre lo “científico” del método. Está bien (aunque no puedo evitar una sonrisa irónica cuando recuerdo cuántas veces en tantos debates, cuando yo mismo he exigido “seriedad científica” —que no académica— mis oponentes han invocado mi falta de “apertura espiritual”). ¿O es que la “invocación científica” conviene cuando se puede hacer negocio con ella? Esto no debería preguntárselo a quien vende ya “Auravision”: debe preguntárselo la persona que pide un “estudio” de ropajes científicos pero sin fundamentos. Sin ir más lejos: falsamente se invocan aquí los estudios de la doctora Thelma Moss —impecables por otra parte— en el sentido de que este método está basado “en los principios de… (estudiados y descubiertos por ella)”. Mentira. Moss realizó el más extenso y profundo historial de electrofotografía Kirlian posible a través de décadas y esto —ya está dicho— no es Kirlian, por lo cual los principios enunciados por Moss no son válidos aquí.
La doctora en Psicología Thelma Moss, de la Universidad de Los Ángeles (California), investigadora en electrofotografía Kirlian en el Departamento de Neuropsiquiatría de dicha universidad, quien viajó en plena Guerra Fría varias veces a la U.R.S.S. siendo allí, en la propia tierra del descubridor de este método, reconocida como una experta mundial.
En resumen: el guante está arrojado. Espero —y lo publicaremos de ser así— un solo ensayo coherente y bien fundamentado sobre la validez del método “Auravision” (en honor a Voltaire, como siempre). Pero hasta entonces, advertimos a la opinión pública de lo que creemos que es: un simple fraude con disfraz tecnológico para engañar a incautos. Y le rogamos a todos y cada uno de nuestros lectores, curiosos o entusiasmados consumidores de “softwares”, aparatos y equipamientos como éstos, que dediquen unos minutos a reflexionar sobre algo más importante y ya señalado: ¿no será una pérdida de tiempo buscar contenidos “alternativos” con marketing cientificista (o viceversa)?.
Estimado Gustavo:
Felicitaciones por tu äclaratoría cási ¨mística¨…..
Aunque pareciera que faltaría señalar que se trata de una nueva técnica psíco-neuro-intra-holo-retro-autodifuminada-inodora, realizada por una nueva Empresa de Apoyo Ciéntífico para la comprensión y utilización del aura y los chacras, creada exclusívamente por unos científicos-místicos de la nueva era de la Yoga..nancia.
Y pensar que a Wilhem Reich lo metieron a la cárcel por su máquina del Orgón; pero, al contrario, a esos pioneros científicos del aura habría que mandarlos a la Casa Rosada para que aporten algunas ideas cientificas que ayuden en Argentina a salir del ¨default¨ cristineicheriano…… Podría ser que esos científicos planeen e inventen la máquina que recibe directamente desde el más allá las recomendaciones financieras de Hugo Chávez y muchos otros genios…….
En fin hay que recordar que la ¨ciencia¨ de la Yoga-nacia avanza a pasos ¨deslumbrantes¨
Recibe mis saludos afectuosos,
Edgar Daniel Salazar Cano
A veces pienso que todas estas chantadas son deliberadamente creadas (además de para ganar dinero…) para que, al ser desprestigiadas, por carácter transitivo se desprestigia también el hecho real del que surgieron. Lo mismo pasa con Reiki, los registros Akáshicos, la Merkabah, y los fenómenos OVNI, entre otros.
Gustavo, en una conversación con un Chasqui de los Andes, él me comento sobre esta forma de «medir» con máquinas aura, chakras, etc. etc. y bueno nos reímos un rato de los inventos..en fin..