Me contaron que un importante empresario visitó a un maestro en Meditación. Pero llegó demorado, agitado, con el celular sonando. Se sentó, se excusó con el anfitrión y fue directo al grano:
– Mire, tengo sólo unos quince minutos. Quisiera que me enseñara cómo alcanzar la Iluminación.
Doy la anécdota (por quien me la ha referido) como cierta. Pero eso no es importante. Lo importante es que seguramente te ha arrancado una media sonrisa. Ahora, pregúntate cuántas veces te ha tentado hacer todo un curso de evolución espiritual en una tarde, aprender a leer los Registros Akhásicos en un día, dominar el arte de regresar a tus vidas pasadas en un fin de semana y desarrollar el poder de la sanación universal en una semana. Espacios donde la dificultad no parecen ser tus propias limitaciones, la intensidad de la concentración o el desapego de la realidad, ni siquiera la responsabilidad del compromiso. La única dificultad es si reunirás el dinero para pagarlo… Y creemos, seriamente, que este «hágalo usted mismo» puede obtenerse en unas tardes libres y con algún dvd de apoyo mientras allá, lejos, monjes, «chelas», «mazahuales», maestros dedican meses, años a pulir sus técnicas antes de cuestionarse si realmente son lo efectivas que esperaban…
Pero en el aquí inmediato, a tantos (y tantas) les gusta seguir sus propios flautistas de Hamelin, que me estoy preguntando si no sería buena idea abrir un taller artesanal de flautas…
«yo vengo para que Ud.alcance el Nirvana y me lo mande por email…no importa el precio»…y ahi surge el negocio de los «vivos»…