Tips de Parapsicología Aplicada en tiempos de cuarentena (parte 2)

Estimulando el flujo de la energía del dinero.

Nada más lejano a mi pensamiento el priorizar el dinero en la vida y, menos, el ocupar técnicas parapsicológicas en ello como un único o preponderante fin en sí mismo. Pero en estos tiempos de economías alicaídas, donde el “resetear” financiero y económico mundial ya se percibe no solamente como un objetivo buscado sino como una situación que afecta a todo miembro de la sociedad (si no un “comenzar de cero”, cuando menos un haber retrocedido varios, varios pasos y comenzar a desandarlos con esfuerzo), en estos tiempos, decía, es absolutamente lícito acudir a estos recursos para facilitarnos esta singladura.

En primer lugar, debe entenderse que desde una mirada parapsicológica lo que llamamos “dinero” no es un “objeto tangible” (de hecho, ¿cuánto puedes “tocar” lo que figura como dígitos de tu saldo bancario?) sino un “símbolo”, en tanto expresa un valor subjetivo (tener “mucho” o “poco” depende de quién lo diga, no de lo que es) y con fuerte carga emocional. Y, como enseñara el gran psicoanalista argentino Norberto Litvinoff, “un símbolo es una máquina psicológica generadora de energía”. Si “positiva” o “negativa”, si “constructiva” o “destructiva” depende de tu propio subjetivismo. Y lo segundo, es que se trata de un “flujo simbólico” o, más bien, de un “flujo de energía simbólica” por el hilo de la vida: una energía que permite poner en marcha otros procesos, pero potencialmente peligrosa, tanto si falta como si excede nuestra capacidad de controlarla. Entendiendo entonces el “dinero” como una energía que fluye por la vida, podemos, desde la aplicación de estas técnicas, “estimular” ese flujo mediante el adecuado conocimiento de las Leyes o Principios Fundamentales del Universo. En este caso, de la Ley de Vibración.

Estimula el flujo de dinero con esta aplicación de la Ley de Vibración: lo que ves en la foto de portada de este artículo son dos jarrones de cristal en nuestro apartamento. Colocados en lugar preeminente, bien visible (las estatuillas que ves en el medio carecen de importancia a los efectos de esta explicación). El de la izquierda contiene monedas y billetes extranjeros. El de la derecha, solamente billetes nacionales, en general de baja denominación. Es el sencillo, el suelto, el cambio de las compras diarias, de la actividad de todos los días. Ese dinerillo siempre va allí, sumándose al paso del tiempo. Siempre visible, cerca de la puerta de entrada a nuestra vivienda. Estimulando el flujo de la energía del dinero al hogar, lo que es decir, alimentando energéticamente el Egrégoro de nuestra economía familiar. Si se necesita en algún momento un mínimo (como para una propina) no hay problema; se toma de allí (sin hacerse hábito). Evito entregar en mis compras el sencillo, y lo reservo para esos potes. Y cuando se llena, simplemente beneficio a algún comerciante amigo llevándole ese cambio. Y comenzamos otra vez.

En mi caso, agrego otra modalidad. Otro recipiente exclusivamente para dinero extranjero, ése que queda en los bolsillos como sencillo al regresar de un viaje; su función es estimular, justamente, el movimiento financiero –para mi específica actividad– de viajes al exterior.

Y vaya si funciona. Por supuesto, no sirve emplear dinero ya fuera de circulación o monedas antiguas. Eso está bien si te gusta coleccionar antigüedades, pero en términos de esta Alquimia puede generar el efecto exactamente contrario.

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