Si Todos somos Uno, un momento antes de medianoche recordemos que hay gente que hoy estará sola, y no por elección. Hay otros y otras que añorarán con tristeza alguna Navidad pasada. Propongo una ofrenda de cariño, un acto de entrega: antes de enfocarnos en el humano egoísmo de nuestra propia alegría, cerremos los ojos y pensemos en esa gente que, aunque no los conozcamos personalmente, quizás reciban así una oleada de calidez. Porque, recuerdo, Todos somos Uno.