Los secretos de la Magia

Durante años han pasado frente a mi aspirantes de diversos caminos buscando los “secretos” de la Magia, pensando ellos que tales “secretos” eran rituales, figuras talismánicas, palabras, gestos de poder, filtros o brebajes que quieren suponer quizás yo posea (suposiciones sobre las que no puedo hacerme más cargo que sonreír por presumirme conocedor) . Así, obnubilados por ser “magos” se comportan solamente como Brujos. Porque los brujos logran algunos resultados pasando toda su vida en ambiciosa búsqueda de respuestas al “cómo” (“cómo hacer”) y el “para qué” (para obtener resultados, preferentemente prácticos, materiales, mundanos e inmediatos).

En ese deambular sin ton ni son, seguramente han pasado delante de algunas respuestas sin verlas. En realidad, frente a dos “secretos”. Uno, que dice que además del “cómo” y el “para qué”, el Mago debe preguntarse “por qué”. Porqué hace eso de tal manera, y no otra cosa de forma distinta, por ejemplo. Y si no lo pregunta (o no comprende el sentido de hacerlo) descubrirá por experiencia propia que aún es sólo un Aspirante.

El otro “secreto”, es que no una de las claves sino La Clave de la Magia es la Voluntad. Dicen los Maestros:

“La Voluntad es la potencia capital y superior de todas. La voluntad es atributo de todas las entidades espirituales y se desenvuelve con tanta mayor actividad cuanto más libre está del Destino” (Van Helmont)

“En todas las obras mágicas es requisito indispensable la firmeza de Voluntad. Las artes no tienen reglas fijas ni ciertas porque los hombres no saben imaginar ni creer en el resultado eficaz de lo que imaginan” (Paracelso)

“Dadle al hombre Voluntad lo suficientemente vigorosa y objetivizará las formas mentales, que muchos llaman alucinaciones, aunque para quien las forja sean tan reales como los objetos tangibles. Si aumenta el vigor de la Voluntad e inteligentemente la dirige, condensará las formas en objetos visibles. Este es el Secreto de los Secretos, y quien lo aprende merece el título de Mago” (Helena Blavatsky)

¿Cómo puede llamarse “mago” quien considera esto apenas secundario, o dice aceptarlo de labios para afuera pero luego, en la cotidianidad, quiere “otros secretos” porque le cuesta ayunar, ser austero en su economía para organizarse, disciplinar su puntualidad, obligarse a cumplir su Palabra y sus compromisos a cualquier precio?

Sólo quien trabaja, intensa y persistente en el fortalecimiento de su Voluntad (mientras busca los “porqué” ya mentados) y una vez que la cree fortalecida la cuestiona, duda de ella y trabaja aún más en fortalecerla como si nunca lo hubiese hecho, llega a visualizar y cubrir lentamente las formas de su pensamiento con la materia que aporta la Realidad. ¿Sí crees en la Magia pero la ves de otra manera, un chasquear los dedos, un mezclar pócimas para que lo deseado sea a tus pies? Entonces, querido Aspirante, sólo serás un Brujo.

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