A veces es tan obvio el derrotero de Los Poderes en las Sombras que lo que realmente llama la atención es la anomia que el hecho parece causar en millones de cerebros que se suponen atentos y vigilantes. Por ejemplo, cómo el Sistema permite el enriquecimiento desmedido de hábiles personajes que terminan indisimuladamente siendo instrumentos de ese mismo Sistema.
Tomen ustedes el caso de alguien que llamaremos, quizás no tan crípticamente, Mark Zucaritas (sólo para eludir los “bots” que podrían querer censurar este comentario. ¿Conspiranoico, yo?. El Caralibro ya me ha eliminado sin lugar a la discusión una página de las que supe tener (“Illuminati: el Poder en las Sombras”) de modo que sabrán disculparme pero mi conspiranoia, para este caso, la creo plenamente justificada). El ex adolescente transgresor y revolucionario -en términos de la liberalidad de la información que su emprendimiento cuasi hogareño supe acunar en sus nacientes horas- devino en una paradigma de la censura más soviética: basta que una expresión atente contra la dominante contemporánea del Sistema (que al día de hoy pasa por los negocios farmacéuticos que ya conocemos), cualquier despiste de lo políticamente aceptado y promulgado da lugar a aplicaciones restrictivas cuando no expulsorias, en nombre de la salud pública, la seguridad mundial, etc. Vamos, que ni los panegíricos del ISIS sufrieron tal persecución.
Zucaritas, como sabemos, ha tenido enormes problemas con la Justicia norteamericana primero y la europea después (la segunda fiel vasalla de la primera) por el escándalo de Cambridge Analytica y el usufructo de los datos personales de sus consumidores: algo por lo que lo denuncia la CIA y la NSA, risiblemente, quienes más se pasan por las pelucas la privacidad de los datos ajenos. Entonces, Zucaritas paga una multa de 4.900 millones de dólares (una bicoca para el Caralibro), lava el rostro de su empresa, ahora “Metaverso” (guiño para argentinos; donde la expresión “verso” es popularmente sinónimo de “mentiras”) y el negocio sigue. Pero, oh casualmente, en el 2020 la empresa y sus subsidiarias comienzan con la actitud exagerada y hasta ingenuamente evidente de censurar todo comentario “impropio” sobre, por ejemplo, el bichito famoso y las inoculaciones subsiguientes. Argumentando que “verificadores independientes” demuestran la “falsedad” (olvidando el principio básico que, por otra parte, “falso” puede ser un dato pero no una opinión) aunque, llevados contra las cuerdas, admiten en tribunales que tales “verificadores” sólo expresan… opiniones (Facebook admite ante el juez que el ‘fact-checking’ es solo opinión).
La primera conclusión de este ejemplo (tantos otros se podrían dar) es que nadie llega tan lejos en “poder” y dinero sin que a sus espaldas se prepare un “carpetazo” extorsivo. La segunda, que el “sesgo de aceptación” de tanto creyente en esta plandemia responde a la falsa sensación de seguridad que cree adquirir cediendo su pensamiento crítico. Porque no nos con fundamos: a contrapelo de lo que la masa de comunicadores quiere hacernos creer, no se ejerce el “pensamiento crítico y racional” confiando “en las ciencia” (lo que, con la mejor intención, sólo sería un acto de fe) sino cuestionando las grietas del discurso instalado. No se es más “racional” por consensuar con la mayoría, pues se olvidaría que, justamente, el pensamiento crítico ha llevado a considerar “democracia” cuando las mayorías protegen los derechos de las minorías y “fascismo” cuando los vulneran.
Esto no es más que otra vuelta de tuerca al aforismo del Foro de Davos y la Agenda 2030: “Serás feliz sin tener nada”. Es parte de la construcción de esta Generación Copito de Nieve que vive con miedo a la muerte, al sufrimiento y la escasez.
Deberíamos reflexionar sobre el paralizante miedo a la muerte, que implica nuestra relación, aceptación o negación de la misma. Doscientos o más años atrás la gente tenía una expectativa de vida mucho más breve, el concepto de «derechos naturales» no existía y la vida se entregaba en acciones que desde el hoy descalificamos, como el honor o una bandera (y alguna vez volveremos sobre ello: esa actitud contemporánea de descalificar los motivos por los cuales los humanos arriesgaban la vida en el pasado, olvidando que las «razones correctas» lo son en función del paradigma que se vive y de la propia escala de valores, un respeto a la autodeterminación que parece hemos perdido por considerarnos «evolucionados»). Doscientos años atrás se manipulaba a las masas con miedos más metafísicos quizás, pero como convivían con naturalidad con la muerte la misma no tenía tanto valor coercitivo. Hoy, mayor expectativa de vida, comodidades y confort integrados como parte de nuestro entorno cotidiano, medicina paliativa y analgésica (lo que está muy bien) hacen en tanto a la muerte un poco más lejana, menos cotidiana y «natural » y eso convierte al miedo a la misma en un fantasma agigantado. La Gran Manipulación ya no necesita de la metafísica.
Si nada de lo expuesto te lleva a reflexionar. Déjame señalar un último punto: el pase nazitario (¿Ups!, perdón, debe haber sido un error de tipeo). Los vak*unados, ¿pueden contagiarse?. Sí. ¿Pueden contagiar?. También. Entonces, ¿para que el famoso pase?. Obsérvese que ni siquiera estoy aquí debatiendo el tema de los pinchazos. Hablo de esta nueva aplicación que nos obligan a instalar en nuestros móviles, una verdadera “puerta trasera” a toda tu vida, tus movimientos, tus contactos… pues si se tratara de chequear que la masa se inocule, hubiera bastado con el certificado de las mismas. Pero no; una nueva generación de desarrollo informático ha encontrado su “justificación” y vos, con miedo a la muerte, la enfermedad, la escasez, no sólo te encogés de hombros y la aceptás: aún inevitablemente, deberías cuestionarla. Y me dirás: “¿Para qué, si no tengo nadas que ocultar?” y el asunto no es ése: es que no es correcto.
Pero hace tiempo que aceptamos resignar lo correcto por lo conveniente.
Anon en Netflix curiosamente va de la mano con este artículo … la frase final lo resume todo… igual que aca
A veces imagino que todo éste nuevo sistema de control no es solamente aplicado por el mero hecho de ejercer, justamente, control sobre la población; concentrando el enorme poder que nos da la libertad de elección para solo.. unos pocos (aunque suene un poco cliché).
Pienso que también les sirve para tenernos domados para algún acontecimiento futuro probablemente.. Aunque parece que hubo algunos personajes que de películas, libros, música o predicciones lo venían anunciando, la verdad es que, desde mi punto de vista, nadie pensaba que podríamos estar viviendo tiempos como éste.. (y me refiero al Control ejercido, no al cuco).
Entonces lo que quiero decir es que esté control que ejercen y que muchos ya lo aceptaron como una nueva forma de vida.. de «Normalidad», puede que les sirva para que si el día de mañana de repente empiezan a aparecer ovnis por todos lados del planeta.. Digamos, Extraterrestres, por ahora… Y estos comenzarán a querer comunicarse con la humanidad para advertirnos del mal domina nuestras vidas y no nos deja ser libres, la mejor arma que tendrían los poderes para contrarrestar la avanzada tecnología de estos sería, no con armas.. Simplemente teniendo a la gente confundida… De su lado. Llenos de miedo ante otro «apocalípsis», ignorantes y controlados la gente no confiaría en extraños que aparecieron de repente… La gente, de nuevo, controlada y con miedo, acudiría a todos esos poderes que los han salvado de pandemias, de desastres naturales… Que los han encerrado, los han vuelto pobres, ignorantes y les arrebataron el control de sus vidas.
Es por esto que en mi mente (tal vez por idiosincrasia) sigue dando vueltas la idea de que nos están preparando para otras cosas..
El elemento «extraterrestre» sigue latente. Se los ve en todos lados (sean interdimensionales, o de dónde fuere… Es muy difícil discriminar a simple vista… Por condicionamiento cultural, para el común de la gente serían extraterrestres, lo sean o no).
El único fin que le veo a esto es control para acumular poder. Volvernos baterías que alimentan a una minoría. Esto es lo que veo.
La cuestión está en aceptar la cruda y a veces terrible Verdad; qué es donde hay Libertad, o vivir cómodos y «felices» en una mentira de la cual solo final de nuestras vidas y en el otro lado nos daremos cuenta que fue solo un cúmulo de estímulos físicos y superficiales banales que no trascienden y no nos sirven de nada en los siguientes planos de existencia.. («sí, pero quien nos quita lo bailado», dirán algunos defensores de la mentira. Y en parte es verdad, cada uno hace con su vida lo que quiere)
Esto que voy a decir es una intuición: Hay un factor que está por encima de nuestras encrucijadas y que como niños creemos que podemos sortear.. La Naturaleza.
Más allá de todo, la Naturaleza es imparable. Tiende al balance. Es primordial. Todo lo que hacemos, vivimos, vemos, percibimos, escuchamos, son el resultado de un punto. No se puede ir en contra de la Naturaleza, que es Matrioshka, porque eso es ir en contra de uno mismo; la autodestrucción. Por lo tanto, nadie está por encima de esto. Es inexorable.