La Senda del Jaguar

Escribe Ollinkauit (Gerardo Alcántara)

En el antiguo Anahuac existían diferentes formas de introspectar, de tener una mejor percepción del AXCA NICANCAN, es decir, del AQUÍ Y AHORA. En algunas comunidades nahuatlacas, una práctica conocida era la SENDA DEL JAGUAR. El universo en el que vivimos era llamado el sueño colectivo, la realidad que todos tejíamos, dicho de otra forma, una consensuada forma de ver la verdad y plasmar una realidad. Sin embargo, el hecho de que fuera una consensuada forma de verla todos no quería decir que era toda la verdad o que ésta no tenía errores, cabe mencionar, puestos estratégicamente. El sueño colectivo estaba diseñado para que solo los Maestros Toltecas y los más Poderosos Naguales pudieran ver más allá de lo que todos miran. Los hombres y mujeres comunes, creían este sueño y lo tomaban como una verdad absoluta y se maravillaban con la magia que creaban los Toltecas y Naguales, que lo único que hacían era ver otras posibilidades que los demás no. Pero ¿Por qué no podían ver más? Porque la verdad solo podía verse con el corazón limpio, siguiendo los cuatro principios básicos de los Toltecas y con el valor y la voluntad que solo tienen los Naguales. Los hombres comunes, los que no estaban consigo, se alejaban de su conexión divina y se perdían en el ego, en miedos, en ocios y vicios.

El nombre de Senda del Jaguar se toma de la vieja escuela Tolteca, de una de sus historias cuando nuestro Maestro Ascendido e Iluminado (si, también tuvimos uno) llamado Ce Acatl Topiltzin Quetzalcoatl, se cuenta que después de varios años de gobierno en la Huey Tollan y enseñando el arte del buen vivir, su densidad humana lo hizo cometer un error, su detractor, el nagual más poderoso de la Huey Tollan que llevaba el titulo de Tezcatlipoca, celoso de él y el amor que le tenía la gente, en una veintena, en esa en la que todos tienen permiso de beber Meoctli (Pulque) lo invitó y lo instruyó a beber mas de la cuenta. Quetzalcoatl que nunca había tomado una bebida embriagante, se emborrachó, perdió su congruencia y cometió errores vanales y humanos, conseguido esto, Tezcatlipoca lo exhibió frente a todos avergonzándolo. Se dice entonces que Topiltzin dejo la Huey Tollan y tomó camino rumbo al Sur, que solo sus más fieles lo acompañaron, al pueblo del Jaguar (los Mayas), por ello se dice que tomo la Senda del Jaguar y que nunca más se le vio volver, aunque juró volver, cuando su nombre estuviera limpio y no existiera más envidia en el corazón de los hombres, que lo esperaran por donde nace el Sol.

Desde entonces, Guerreros Jaguar, Gobernadores, Maestros y Naguales, incluso se narra que era habitual práctica de varios Huey Tlatoani, han ocupado la Senda del Jaguar para probarse a si mismos, para ir a ver a Tezcatlipoca y conciliar con él, para que no los rete y los ponga en evidencia, para ver si su ego, sus miedos ocios y vicios están dominados por su caminar y no por un falso control.

Para conciliar con Tezcatlipoca hay que tener lengua de pedernal, como Tata Tonatiuh, el Padre Sol, el que es y no se juzga, el que no espera nada a cambio, el que tiene un cuchillo de obsidiana en la boca y no teme cortarse con él. Eso quiere decir tener la palabra para hablar con claridad sobre el que se es, aceptando tu andar y hablando con hechos, sin mentiras ni miedos. Cuando puedes hablar así de preciso, se dice que el mismo Tezcatlipoca, en su energía que es la del norte, la de la meditación y la introspección, toma tu propia lengua de obsidiana y con ella te abre en canal para accesar en ti, para ver si eres tan digno como dices ser. Al hacerlo te lleva al lugar mas oscuro sobre todo el Tlalticpac (Planeta Tierra) que es el Tepeyolotli, o Corazón de la montaña, ahí donde todo es oscuridad, manteniéndote mucho tiempo ahí, hasta que se esfumen todos tus miedos y tus pensamientos, cuando ya no tengas mas oportunidad de ver fuera, cuando lo único que quede sea mirar adentro. Cuando te adentraste en la oscuridad de la cueva y te sientes en calma, Tezcatlipoca invoca a Ocelotzin, el Jaguar, para acecharte, para que entre en tu mente y logres tu mismo verte con los ojos del Jaguar, cuando puedas ver en la oscuridad mas intensa, es cuando estas listo para resolver los mas grandes problemas, pues es cuando vez la verdad más allá de la realidad, cuando puedes ver el fundamento de lo que somos y de donde estamos. Recibes tu mensaje y continuas con tu camino en tu vida, agradeciendo a las energías del Mictlampa (Rumbo norte) por haberte dado lo oportunidad de ver con claridad.

Cabe destacar que, en el Mictlampa, rumbo norte simplemente para muchos, pero que su significado es mas profundo, pues es donde se fundamenta toda nuestra existencia, es el lugar del reposo, de lo in-manifiesto, donde vamos cuando morimos, donde no hay cabida para la materia, donde todo es energía. Cuenta otra leyenda más antigua que cuando se creo el hombre de maíz (el homo sapiens) la energía de Quetzalcoatl (el conocimiento y la materia) tuvo que viajar al Mictlan, para ello, pues son reglas universales, tuvo que dejar su cuerpo, es decir, se dice que murió, para así poder llegar ahí, donde resguardan el lugar Mictlantecuhtli y Mictlancihuatl, la dualidad gobernante en el lugar. Se dice que Quetzalcoatl haciendo uso de la inteligencia, engañó astutamente a dicha pareja consiguiendo huesos de los hombres anteriores, que cabe mencionar se decía que habían sido gigantes sobre la tierra, y que después con la ayuda de un caracol marino (Atecocolli), a través de su sonido que se conecta con la frecuencia de los vivos y de nuestro planeta, pudo escapar del Mictlan trayendo consigo un par de huesos. Se cuanta así de que al tercer día, Quetzalcoatl resucito y llevo los huesos con sus hermanos, Tezcatlipoca, Xipehtotec y Huitzilopochtli (para algunos Tlaloc), juntos molieron los huesos y los mezclaron con su sangre (esencia de la cual cada uno estaba hecho y por la cual vivía) ofrendándose voluntariamente para generar la masa que crearía a los nuevos hombres. Por ello los hombres y mujeres de Maíz llevamos su semilla, su sangre de las cuatro energías de los cuatro hijos del Ometeotl, que son la pareja que rige nuestro plano en este universo…


Texto por Ollinkauit Itzcuauhtli, basado en mitos y leyendas Toltecas del Antiguo Anahuac de dominio popular.

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