LA CEREMONIA DE LA PIPA SAGRADA

pipa«¡Ahó Metakyase!”, pensamos con la fuerza del corazón cuando nuestros labios se apoyan sobre la Chanunpa, Cachimba (“calumet” o pipa). “¡Así sea por todas nuestras relaciones!”, porque lo que estemos intencionando en ese momento es lo que se derramará sobre nuestro entorno. Cumpliendo la “Huehuetlatolli” (“Palabra de los Ancestros”) cuando nos recuerda que hombre y mujer no vinieron a la vida a creer, sino a crear, que somos dioses de nuestro mundo, y es el humo que de nuestro interior se eleva a los cielos el que nos recuerda ello y, al recordarlo, lo evoca, con toda la fuerza simbólica que ello significa. (Recordemos que la etimología del verbo «evocar» proviene de «llamar a los espíritus para que se manifiesten»).

En ese círculo que hacemos con nuestros hermanos, en el gesto de entregar la Pipa de manera ceremonial (para recordarnos la diferencia con el acto profano de fumar), en ese círculo que es el Universo reflejado macrocósmicamente. La Pipa reposará sobre nuestro antebrazo izquierdo, como un bebé, del lado del corazón, para significar nuestros sentimientos. Y al entregarse, girará sobre un eje vertical, caña mirando a quien lo recibe y entregado con ambas manos, con todo el misterio de la ofrenda. En el marco del silencio que resignifica el respeto, la emoción y la comunión con el Todo. Así, la Pipa,  recorriendo el círculo en sentido dextrógiro que representa evolución y crecimiento, también es el momento de dar la Palabra. Con serenidad, reflexión, intención. Y compromiso, pues es inadmisible romper la Palabra dada a los demás o a uno mismo dentro del círculo ceremonial. Es el momento es que, según la Tradición, más cerca estaremos del Gran Espíritu, pues el humo lleva nuestras palabras y pensamientos al Cosmos. Cada uno, cada una, sabrá la seriedad y honestidad de sus pensamientos y deseos en esos momentos. ¡Cómo no habría de saberlo el Gran Espíritu, entonces!.

Cuando el tallo y el cuenco están desconectados, tienes dos objetos sagrados. Cuando se conectan tallo y cuenco, tienes un ser viviente. Y uno se dirige a la pipa como un ser vivo y que respira y que conoce nuestro espíritu.

Por lo tanto exhalar el humo de la Pipa Sagrada es un acto espiritual vital, que da “vida” a lo que baña. Los hermanos reunidos en esa Ceremonia pueden intencionar así sus pensamientos y anhelos, o dotar de fuerza vital a sus objetos de poder.

Compartir la Ceremonia de la Pipa Sagrada es ante todo un acto de fraternidad. De honrar a los asistentes. De hacerles sentir la alegría inefable de saberse que están allí, en ese acto, en ese lugar y con quienes están por un gesto de elección personal, y descubrir en el Ritual que si nuestras acciones en la vida son la medida de elecciones personales eso es evolución consciente.

El divorcio entre el espíritu y el cuerpo de la humanidad comenzó el día que los Actos Sagrados, Trascendentes, con herramientas como el tabaco, el espíritu del vino, la danza, el “abuelito venado” fueron desacralizados. En la Ceremonia de la Pipa Sagrada asistimos a la maravilla de descubrir la resacralización de un acto con inolvidable impronta en nuestro espíritu.

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