IPEC

Los investigadores OVNI deberían prestar más atenciòn al estudio del “componente espiritual” del fenómeno, aún si ellos suponen un origen extraterrestre. Porque no pueden dejar de considerar que, cuando debatiendo su existencia e intenciones se señala “por qué no” entregan la “vacuna contra el cáncer”, la “fuente de energía infinita y gratuita” y tantos bienes deseables a nivel mundial pero lo que se recibe son mensajes de trasfondo espiritual, debemos, con un poco de sentido común, preguntarnos si lo que nos entregan no es lo que tarde o temprano alcanzaremos por nosotros mismos, sino precisamente aquello que nos hace falta y no prestamos atención.

Y si NO es extraterrestre, también: porque señala, o bien aquello que angustia al colectivo humano y está a punto de hacer crisis, o bien, por el principio de economía de energía, aquello que se desea y busca como pulsiòn porque, en algún lugar y forma, hay Algo que lo satisface.

El OVNI es un absurdo, qué duda cabe: su comportamiento en los cielos parece destinado a sacudir los fundamentos de las creencias mismas de la humanidad, y me gusta teorizar que la Inteligencia que se mueve detrás de ellos se comporta precisamente de forma tan absurda porque, a semejanza de un cósmico koan zen (un acertijo sin respuesta racional que destruye las creencias preestablecidas del estudiante), busca afectar al Inconsciente Colectivo de la humanidad para provocar un salto cuántico en la evolución de su mentalidad. Por ello, los OVNIs no aterrizan de una buena vez en las afueras de la Casa Blanca: porque su efecto demoledor de paradigmas sólo funciona actuando detrás de bambalinas, orillando la credulidad, moviéndose al filo de la realidad cotidiana, sospechosamente intuido pero nunca confirmado. La duda, la ansiedad intelectual, la emocionalidad subyacente que el fenómeno viene generando a través de las décadas es lo que genera el efecto buscado: una variable emotiva distinta en la línea del pensamiento histórico de nuestra especie. Lo que quiero decir es que, si la Inteligencia que se mueve detrás de los OVNIs más que netamente extraterrestre es extradimensional, lo que equivale a hablar de entes de una Realidad paralela, y si a nuestra percepción esos entes no son distintos a lo que históricamente conocemos como “entes espirituales”, a esa Inteligencia le será más fructífero a sus fines un cambio gradual pero evidente en la psicología de las masas que en el hecho físico, anecdótico y mediático de aparecerse a las puertas de la ONU.

¿Qué pasa con la Ovnilogía (o Ufología) por lo menos a nivel nacional?. Ha caído en un penoso estado de mediocridad e inmovilismo. Se consideran “avances en la investigaciòn” crear nuevos blogs, abrir páginas en Facebook, reunir un par de docenas de amigos a compartir un café para hablar del tema, reunir firmas -cuyo destino último uno puede desconocer, máxime cuando los gestores de esta “iniciativa” no ha aclarado a la comunidad ovnilogía su “status” vincular con militares- y coordinar pequeños congresos regionales. De vez en cuando, una entrevista en TV o radio crea la sensaciòn de “aperturismo”. Pero sigue pasando el tiempo, y el que cree que sabe, cree, y el que sabe que cree se ha dedicado a otra cosa…Algunos investigadores “de campo” continúan sumando fotos, recogiendo muestras en bolsitas herméticas, encargando análisis de sus propios bolsillos y sintiéndose, así, cuando menos, los hijos no reconocidos de una ciencia que les ignora.
Necesitamos una Ovnilogía más “agresiva” que se construya, básicamente, sobre dos premisas: descontractuarnos de las “explicaciones” muchas veces perimidas por mecanicistas, animándonos a pensar situaciones más audaces si fuera necesario, mientras hacemos fe pública de ello. Y salir al terreno, sí, pero no después que el OVNI estuvo (lo que no está mal) sino para estar ANTES que llegue (lo que estaría mejor)…

Pirámides en Ucrania. No hace mucho que corre la info que en Crimea -precisamente- se ha encontrado una construcción de base piramidal, antiquísima, y que sumarían así siete edificaciones de civilizaciones desconocidas a través de toda Ucrania. Donde, justamente, está puesta la atención del mundo en estos días. Qué interesante es comprobar que donde dirimen sus diferencias los gendarmes del mundo siempre se producen particulares saqueos a sitios arqueológicos (Siria, Jordania, Irak, Egipto, Afganistán, Bosnia), como si el contexto de la Matrix fuera funcional a hacer desaparecer determinados elementos arcaicos que comprometerían la “historia oficial”.

Extraterrestres o extradimensionales, no necesitamos que nos traigan la cura del cáncer, el secreto de los viajes interplanetarios, las energías renovables, porque somos capaces más pronto o más tarde, de descubrirlos solos. Los “panrefutadores militantes” dirán que eso “probaría” su existencia, no comprendiendo que no es distinto al niño que, mientras juega con otro, duda de la sensatez de su papá porque trabaja todo el día en vez de hacer lo que él sabe más inteligente, que es quedarse jugando con él. Lo que buscamos, lo que reclamamos, es lo que sabemos que quizás no obtendremos solos y necesitamos: estrategias espirituales para crecer, para abrirnos al Universo y a nosotros mismos, para conciliarnos y comprendernos.

Muy interesante que todos los libros “sagrados”, desde el Popol Vuh a la Bibia, del Zend Avesta al Teoamoxtli, del Talmud al Libro Egipcio de los Muertos enseñen que los “dioses” crearon al hombre para adorarles. Se me ocurre que si “adorar” fuera una forma diplomática de reemplazar “servir”, con los Annunaki modificando primates para crear una especie de peones jornaleros y los Illuminati explotándonos la Humanidad necesitará unos eones de terapia para mejorar su autoestima.

Lo que ocurre en las sombras y las masas parecen no enterarse, es que la Ovnilogía (o Ufología) es un catalizador (en Química, un “catalizador” es una sustancia que acelera la transformación de otra) de la sociedad. A través de ella, las turbulencias culturales que origina pueden generar un orden nuevo. Pienso que la actual situación del mundo es una estructura disipativa cuyas fluctuaciones pueden alcanzar una masa crítica que provoque el salto a un nivel de organización más elevado.

Una “estructura disipativa” es un sistema abierto, cuya estructura se mantiene por una disipación continua de energía. Esta disipación crea la posibilidad de un “reordenamiento” brusco hacia una mayor complejidad. Y como el Inconsciente Colectivo de la Humanidad es un sistema abierto, la velocidad de absorción y generación de información que contemple la posibilidad de un “universalismo” compensa la velocidad de entropía de la cultura dominante. Está por ocurrir un “salto cuántico”. Y si esto es consecuencia de un proceso natural de nuestro psiquismo humano o es sembrado “desde afuera”, es algo que escapa a los alcances de este comentario.

…que eventualmente nos visitan son “hermanos del Cosmos”, convendría reflexionar sobre los casos de abducción, donde se comienza por la violación del albedrío del protagonista y en ocasiones culmina con dolorosas (en términos psicológicos y/o fisiológicos) prácticas intrusivas. Es el momento en que debemos preguntarnos si esos episodios (o todos ellos) no tienen más de “extradimensionales” que de “extraterrestres”.

Y enfrentar el incómodo hecho intelectual de descubrir que, bajo los ropajes del marco cultural de cada época, ha ocurrido desde siempre. Sólo que les dábamos otros nombres.

Tantos “ovnílogos serios” que citan a Jacques Vallée como paradigma patriarcal de la Ovnilogía, y no veo que se dignen a levantar este guante…

Amig@s espiritualistas: no reneguemos del método y las herramientas científicas; no desconfiemos de la Ciencia. Ella es femenina, por lo tanto, lunar: prudente, conservadora, pragmática. La Espiritualidad intuitiva (cuidado con ese “la”) es audaz, solar….. y como los rayos del Sol en exceso, puede quemar. Bajo la luz de la Luna podemos caminar en la oscuridad. Pero es tenue, por lo que avanzamos despacio. Y siempre necesitará del Sol para iluminar. Por eso, los grandes científicos (no los mediocres, sólo preocupados por el “qué dirán” académico) han sido, también, grandes espiritualistas.

Extraterrestres, extradimensionales. Si lo último tiene relación con lo divino-maligno, cielo e infierno, dioses y demonios, se me ocurre que podemos escarbar allí algo. A fin de cuentas, ¿qué diferencia hay entre las corrientes que hablan de dimensiones o universos paralelos donde existen —para nosotros— seres no físicos, alternativamente favorables, desfavorables o indiferentes para nosotros, y toda la teología de ángeles y demonios)?. Puesto de otra forma, ¿qué pasa si releemos la teología y el catecismo, y observamos la liturgia de tantas religiones preguntándonos si no se trata más que de arcaicos intentos de contactar —o bloquear contactos— con otras dimensiones?. Otrosí digo: ¿y si nos preguntáramos si las “abducciones” son aggiornamientos de las “posesiones”?. ¿Imaginan a los ovnílogos tomando una formaciòn como exorcistas?.

Todos quienes “compran” desde hace unos años las “aperturas de portales cósmicos” los 10.10.10, 11.11.11 0 12.12.12, deberían detenerse a pensar que estas numerologías atañen a un calendario, minúsculamente terrestre, y aún más, por gregoriano, parcial, impreciso y funcional a cierta cultura pero que, por ello, no puede tener resonancias o sincronicidades de algún eco universalista. A lo sumo, crearán un desvalido egrégoro.

Se considera que muchas fotografías de OVNIs son “dudosas” por borrosas. Bien, peor cuando alguien publica una demsiado nítida, enseguida se le postea el sanbenito de “fake”. ¿En qué quedamos?. Si son de mala calidad, porque son de mala calidad. Y si son de buena calidad, porque son de buena calidad… Aún más: los que suelen catalogar de falsa una de estas fotos simplemente dan esa opinión peor no la fundamentan, algo tan observable en términos de “seriedad” como decir que tengo un alien en el ropero y no mostrar evidencia alguna…

De cualquier investigador es sabido que el inconsciente replica en ocasiones los paradigmas, modelos y estereotipos típicos del OVNI, el extraterrestre, la abducciòn. Ello ha llevado a algunos refutadores militantes a argumentar que si la mente cuenta con “escenarios” psicológicos similares a la casuística OVNI, eso demostraría lo imaginario del fenómeno. Y así sería, si no hubiera “modelos arquetípicos” en la naturaleza inconsciente del ovni, del extraterrestre, etc. Pero ocurre que esos “modelos arquetípicos” sí existen, por lo tanto, su presencia no es el origen de los informes sino la huella que en el inconsciente colectivo ha dejado durante millones de años la presencia feérica y trascendental, incomprensible y asombrosa, de seres más evolucionados. Si Jung definía a los Arquetipos a semejanza de cauces secos de ríos que antaño corrieron, como las fallas y grietas de una superficie torturada por fuerzas geológicas donde esas huellas permiten deducir “qué pasó por allí”, la presencia del Modelos Arquetípicos de Lo Extraterrestre sugiere “qué pasó por allí” también: milenios de visitas en todas las culturas, en todos los pueblos, al punto que dejaron su impronta en los estratos más profundos de nuestro inconsciente (colectivo). Así, cuando nos asombra la similitud entre el contenido onírico y la simbología inconsciente frente a las manifestaciones OVNI, reparemos en que lo primero es la incorporación y asimilación del trauma aún no elaborado (en términos de la línea de tiempo de la humanidad) de toda la profundidad de las experiencias de contacto con seres no humanos.