Vivir la Espiritualidad cotidianamente

spiritual-lifeEn toda ancestral sociedad tradicional, cualquier gesto responsable reproducía un modelo mítico, transhumano y, en consecuencia, se desenvolvía en un Tiempo Sagrado. El trabajo, los oficios, la guerra, el amor, el deporte, eran Sacramentos. Volver a vivir lo que los dioses habían vivido «in illo tempore» traducíase por una sacralización de la existencia humana que completaba de ese modo la sacralización del Cosmos y de la vida. Esta existencia sacralizada, abierta sobre el Gran Tiempo, podía ser muchas veces penosa, mas no por ello dejaba de ser menos rica en significado; en todo caso, no estaba aplastada por el Tiempo. La verdadera «caída en el Tiempo» comienza con la desacralización del trabajo; sólo en las sociedades modernas ocurre que el hombre se siente prisionero de su oficio, por cuanto no puede ya escapar del Tiempo. Y es porque no puede «matar» su tiempo durante las horas de trabajo -esto es en el momento en que goza de su verdadera identidad social- por lo que se esfuerza por «salir del Tiempo» en sus horas libres; de allí el número vertiginoso de «distracciones» inventadas por las civilizaciones modernas.

¿Advierte el lector que las herramientas de distracción y entretenimiento de hoy en día (el alcohol, el baile, la música, el sexo, los enteógenos, los eventos deportivos) fueron en tiempos ancestrales herramientas de acceso a los Planos Sutiles?. ¿Por qué esta degradación, y qué consecuencia trae?.

El sentimiento de «vacío» que tiene el ser humano, hoy, lo evidencia a pasar -pongo este mero ejemplo- cinco o seis días de su vida trabajando por una suma de dinero, y luego «matar el tiempo»,los días libres, entreteniéndose, creyendo que no hay otra manera de encarar la vida. Ha perdido la «sacralización» de su vida, es decir, vivir, trabajar, comer, descansar dotando todo de un contenido sacro. Esto a tal punto, que la inmensa mayoría de la gente cuando pronuncia «sacro» o «sagrado» piensa sólo en «lo religioso» o, peor aún, «lo eclesiástico», olvidando que la «sacralización» es darle sentido Trascendente a lo cotidiano.  Lo mreligioso pertenece a lo Trascendente, pero no todo lo Trascendente es lo religioso. Es lo dicho: darle Trascendencia, en un sentido metafísico (y aquí, estrictamente, «metatáphysyká»: más allá de la Física) es, precisamente, darle sentido a lo que hacemos. Trabajar por el sueldo no es darle un sentido intrínseco; es sólo un intercambio (donde siempre perdemos nosotros, porque es una regla de los hacedores de mercado que el salario de un empleado debe ser inferior al 10 % de la rentabilidad que le produce a la empresa o la entidad).

Bailar, consumir enteógenos, beber sólo para «divertirnos», para «pasar el rato» (eso es «matar el tiempo»), practicar un deporte podrá entretener pero vacía de contenido la experiencia y por extensión, a nosotros. Y por eso tanta gente -escundándose en un «así-es-la-vida-si-no-la-pasamos-bien-de-vez-en-cuandoqué-nos-queda»pasa la vida (que no «vive») progresivamente aburrida, decepcionada, escéptica, fracasada. Y como vinimos a la Vida no a creer sino a crear, cuando comenzamos a crear ese «matar el tiempo» comenzamos a crear nuestra propia Nada.

En otros términos, las cosas ocurren al revés precisamente de lo que son en las sociedades tradicionales, donde las «distracciones» casi no existen, por cuanto la «salida del Tiempo» se obtiene por todo trabajo responsable. Es por esta razón que, como acabamos de verlo, para la mayoría de los individuos que no participan de una experienciatrascendente en términos espirituales (por eso para los ufólogoss lo suyo es una pasión que entretiene porque también tiene sentido místico) auténtica, el comportamiento mítico déjase descifrar, fuera de la actividad inconsciente de su psique (sueños, fantasías, nostalgias, etc.) en sus distracciones. Lo mismo puede decirse de la «caída en el Tiempo», que se confunde con la desacralización del trabajo y la mecanización de la existencia que le sigue;  que arrastra consigo una pérdida apenas disfrazada de la libertad, de modo que la única evasión posible en la escala colectiva es la distracción.
Porqué el desenfreno total de fin de año?. Porque aunque no lo sepamos, la pulsión espiritual subyace en todo. Esto significa, no que los resultados finalemente serán los mismos, sino que conociéndolo, lo aprovechamos, ignorándolo, lo desperdiciamos. Todos los años procedemos a la destrucción simbólica del mundo (y por lo tanto de la sociedad humana) para poder crearlo nuevamente; todos los años repetimos la cosmogonía, imitando ritualmente el gesto arquetípico de la Creación. Todo esto prueba que los simbolismos, derivando de la estructura y de la actividad de los Seres supremos celestes, han continuado dominando la vida espiritual de la humanidad arcaica aun después de que esos Seres han desaparecido del culto; el simbolismo ha conservado, de una manera alusiva y oculta, el recuerdo de la persona divina que se había retirado del mundo.

Si se logra realizar lo que denominó función trascendente, entonces lo inconsciente brinda todo el estímulo y ayuda que puede proporcionar una naturaleza favorable en la fertilísima plenitud humana.

2 comentarios de “Vivir la Espiritualidad cotidianamente

  1. Jasinto Robles Vela dice:

    La espiritualidad consiste en vivir de acuerdo con nuestros principios y valores. Es sentir, es buscar nuestras propias metas, es crecer, es caminar a nuestro propio ritmo y velocidad.La espiritualidad cotidiana implica no juzgar, o dejarnos llevar por nuestros prejuicios. Revisa las críticas que haces a los demás y piensa que quizás lo que dices revela más de ti mismo, que de ellos.La espiritualidad está en cada uno de tus actos, en tus logros, en tus fracasos, en tus alegrías, en tus tristezas, en tus sueños, en ti , en lo que haces, en lo que entregas, en tus manos, en tu amor. Sigue su infinita senda de alegría y plenitud.
    JRV.

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