Un encuentro con las Calaveras de Cristal (primera parte)

Soy plenamente conciente que mi razón de ser (cuán grande queda el término “misión”) en estos andares es la investigación. Y que la misma, si se precia de objetiva, debe tratar de tomar distancia de la propia emocionalidad vivencial aunque gracias al Principio de Indeterminación uno (yo) experimenta cierto alivio cuando descubre que, después de todo, nunca se podrá dejar de ser subjetivo e interactuante.

Un viaje más a las hermanas tierras mexicanas creó la oportunidad. La profesora Susana Rivera Vázquez, enterada de nuestra presencia nos invitó cordialmente a examinarlas y experimentar con ellas. Porque su propuesta trasciende el mero marco arqueológico: la interacción con estos objetos dispararía otras experiencias. Y cuando los amigos Alma Briseida Álvarez Lomán y su esposo Christoph Motzet diligenciaron esta reunión inesperada en mi agenda, una vez más –aunque esto es sólo un comentario de color- tuve que volver a preguntarme, como alguna vez lo hiciera en tierras francesas en mi propia búsqueda del Grial, si había una sutil y casi jocosa fuerza oculta que me abría puertas y ponía en el camino de eventos sorpresivos para no permitir que jamás se agote mi capacidad de asombro.

Para comprender el contexto, refiramos que la amiga Susana no es alguien desconocido y carente de representatividad intrínseca. Dirige la Escuela de Estudios Superiores en Medicinas Alternativas y Complementarias “Mashach”, la primera institución en México reconocida oficialmente ne el dictado de Terapias Holísticas, con Diplomaturas de validez oficial. Además de bellísima persona, tiene sobre sus espaldas el mérito y la responsabilidad de ser no solamente la cara visible más académica de estos abordajes complementarios sino el eje de inflexión entre los mismos y los estamentos educativos formales. Que no es poca cosa. Razones que –colijo e intuyo- pesaron lo suyo para que por distintas vías los objetos de nuestro interés llegaran a sus manos.

La calavera de cuarzo café presente un sobrerrelieve artístico de un olmeca sentado en posición de medio loto.

Mencionemos un hecho no menor- este material es parte del patrimonio certificado por el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia), la entidad oficiosa que en México tiene absoluta autoridad sobre cuestiones arqueológicas. Rivera Vázquez es entonces custodia, depositaria; no propietaria. Esto implica dos aristas interesantes: primero, que autentica la validez histórica del material, eliminando la posibilidad de fraude –o que haya sido víctima de alguno, y en segundo lugar, ubica las piezas en un contexto arqueológico, por lo tanto, ancestral.

Un siglo de preguntas

Desde que en 1927 Mitchell-Hedges encontrara en Lubaatún el famoso cráneo –auque el Museo Británico tiene otro en su colección desde 1897- la polémica entre “creyentes” y “detractores” signó este misterio como a tantos otros. No abundaré aquì en la polémica por ser sencillo encontrar abundantísimos referencias en Internet; sólo permítaseme decir que los argumentos “en contra” me parecen forzados, más enfocados a buscar dibilidades en los argumentos “a favor” que en hechos concretos. Y ciertas “evidencias”, como el hallazgo de “residuos de abrasivos modernos” en la calavera del Museo Británico me parecen sospechosos. Primero, porque “ensucian” la credibilidad del artefacto pero no explican por sí mismos el misterio de su fabricación. Y segundo, porque tengo fuertes razones para sospechar que desde hace unas décadas a esta parte hay una verdadera “contraconspiración” en ciertos ámbitos académicos para descalificar mediante robos, manipulaciones, etc., toda prueba de “ooparts” (“out of place artifacts: artefactos fuera de lugar”). Si esta “operación” es producto de la “intelligentzia” académica o hay una mano Illuminati detrás –o ambas, funcionales la primera a la segunda- es una reflexión que excede el ámbito de este artículo.

Fue empero en años recientes que comenzó a circular la versión de la existencia de “otras” calaveras, y de alguna manera, todas vinculadas, si no en origen cuando menos en finalidad, entre sí. Para bien o para mal, la última película de Indiana Jones abundó en ese contexto. Y si bien la exageración visual de la cinta enturbia la idea primigenia, ésta es correcta: el fin de la multitudinaria existencia de calaveras –porque existen cientos en todo el mundo- es ser reunidas para producir “algo”. Pero qué es ese “algo”, es materia de opinión.

O de vivencias

En puridad, no son todas de cristal. Las reunidas en Puebla, por ejemplo, son de cuarzo blanco, cuarzo verde, cuarzo café y ciertas formas de mármol. Una, incluso, apodada “el Tlatoani” (“máximo jefe”, en nahuatl) es un cráneo humano recubierto de obsidiana, malaquita, jade, nácar…). Según su custodia, esta siete en concreto deberán servir de “disparador”, de poder convocante de otras muchas, hasta más de quinientas, que deberáan encontrar la forma de reunirse.

Aquí es donde debemos hacer un alto en un ámbito aún no agotado, y plantear preguntas claras como punto de partida. Por ejemplo, su origen geográfico. Alguna, como la del Tlatoani, extraída de la zona del Templo Mayor de Tenochtitlan, en pleno México DF. Otras, provenientes de la zona maya. Históricamente, de un período en todo caso prehispánico y quizás, como la llamada “Quetzalcoátl”, de sospechados cuatro milenios. Por cierto y en el caso de esta última, además del interrogante de la belleza de su confección en tiempos en que se supone las herramientas eran más que toscas –y obsérvese que casi todas ellas tienen delicados trabajos en sobrerrelieve, con lo intrigante que resulta la dificultad del mismo frente al más sencillo bajorrelieve- cabe preguntarse: habida cuenta d ela habilidad técnica de esos pueblos para reproducir con fidelidad patrones, medidas y configuraciones humanas, el gran tamaño de esta calavera…. ¿es una licencia del artista o representaba a un ser cuyo cráneo tenía precisamnte esas proporciones?.

Ya saben hacia donde apunto. ¿Imaginería artística?. ¿Objetos de culto?. ¿O imágenes perennes de visitantes extraterrestres?.

Y aquí viene el que fuera mi dilema. Estudiar las calaveras significaba ser permeable a la idea de experimentar con ellas. Era lo que me pedía Susana que hiciéramos, todo mi grupo –incluidos mi mujer, Mariela, y mi hijo, David- y yo mismo. Dejando de lados prejuicios a favor o en contra de experiencias místicas, había que permitírselo, por educación y respeto y por objetividad investigativa. Pero a sabiendas que cierto público siempre elogia mi supuesta objetividad analítica y no prestarme a “divagues” de tipo místico, hizo que luego de esa noche me preguntara si haría bien en comentarlo públicamente, porque cualquiera tendría el derecho de pensar que fuera invento mío. La duda me duró, debo admitirlo, sólo un rato. Luego me encogí de hombros y concluí que mi obligación, precisamente para con mis lectores, es contar la verdad, sólo la verdad y nada más que la verdad. Y que cada uno piense lo que desee.

De modo que, solo, caminé frente a las calaveras y comencé a tomar una a una.

Pero lo que me ocurrió es motivo del próximo artículo.

(Continuará)

22 comentarios de “Un encuentro con las Calaveras de Cristal (primera parte)

  1. josep dice:

    Amigo Gustavo, esperaba «hambriento» a que volvieras de México, a ver qué nos traías… y ¡menudo temazo!
    Este vídeo: http://www.viddler.com/v/2708a1bb
    de National Geographic explica (a su manera) lo de las falsificaciones. Pienso que realmente habrá calaveras de cristal falsificadas, como aparecen crop-circles falsos. Pero las que interesan son las verdaderas. Si desechamos en bloque las calaveras de cristal porque desaprensivos han «colado» algunas de falsas, también tendremos que abandonar la paleontología, por el «Hombre de Piltdown».
    Aunque quizá incluso algunas calaveras falsas pueden «vibrar», como ocurre con las maquetas de las pirámides.
    Gracias por el aperitivo, el tema se merece más artículos, más fotos, más podcast, más, más, más…

  2. federico dice:

    espero la continuacion, pinta muy interesante. lastima que las fotos estan fuera de foco y no se puede apreciar correctamente los detalles de las mismas.

  3. Juana dice:

    Claro que sí cuando uno abre su mente a estas inquietudes existe una fuerza sutil que te guía y te va dando mas material para investigar y sentir es inagotable la fuente.

  4. Rafael dice:

    Es interesante pero se les olvida publicar la que encontraron en las ruinas mayas de Guatemala y actual mente esta en un muceo de Inglaterra. me gustari saber si tienen in formacion, grasias

Responder a Juana Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *