Sobre pareidolias, paradigmas y descalificaciones

Hace unos días publiqué una entrada en Facebook con una imagen obtenida por terceros. Me resultó interesante para plantear –entre los seguidores míos en esa red– un debate sobre sus posibles explicaciones, como una manera de enriquecernos argumentativamente.

La imagen remitía al reciente deceso del futbolista Diego Maradona. Por si fuera necesario aclararlo, no me interesa el fútbol en lo más mínimo –con todo respeto a quienes sí– y la muerte del jugador me produce poco más que cierta compasión distante, como la de cualquier otro ser humano. Significo con esto que no me encuentro particularmente predispuesto. Y, sin embargo, apenas vi la imagen no pude evitar “reconocer” lo que se proponía: en el cielo nocturno, con la Luna apareciendo entre las nubes, la imagen del astro (“el Diego”, no Selene), de espaldas, casi como reflejo o proyección de esa foto icónica corriendo con la camiseta de la selección argentina y el 10 en la espalda. Vi –veo– debo ser sincero, hasta el esbozo de los colores y el número.

Pero también es cierto que primero, apenas un segundo antes, había leído el título de la nota periodística original, de título “La increíble silueta de Maradona reflejada en el cielo de Paraná que se viralizó en las redes”, enlace que me fuera proporcionado por el amigo Diego Arnaiz. Verlo y preguntarme si se trataría de una “pareidolia” fue instantáneo, pero a fuerza de ser crítico me pregunté si podría una pareidolia generarse tan “instantáneamente” tras la sugerencia del título. ¿O habría otras explicaciones?

Así que con ánimo colaborativo compartí el enlace en mi perfil y uno de mis grupos de investigación. Allí mencionaba que estaban abiertas a la consideración todas las opciones que se me ocurrieron:

a) Pareidolia: asociaciones inconscientes que hace la mente con contenidos conocidos ante figuras amorfas.

b) Egrégoro: concepto hermético que remite a la idea de “entes colectivos psíquicos” que pueden manifestarse físicamente.

c) Proyección del Inconsciente Colectivo: ante el “estrés” que para cierto universo grupal (casi todos los argentinos y los fans del fútbol en todo el mundo) significó la noticia, la Parapsicología preconiza que el IC puede “proyectar” (de manera como el Inconsciente Individual lo hace con el fenómeno parapsicológico conocido como “ectoplasma”) imágenes (remito al concepto tibetano de “tulpa”).

¿Y si todo fuera una simple cuestión de paradigmas? Tomemos, para ejemplificarlo, el caso de las pareidolias. Unos las ven; otros, no. Los que “no” ridiculizan a los que “sí”, bajo la premisa –falsa premisa– de que no verlo, no “sugestionarse”, los hace más evolucionados, más serios, más críticos, más objetivos, más…

Pero olvidan dos hechos importantes. El primero, que las pareidolias siguen siendo una hipótesis y por lo tanto, “creer” que es “eso” y no otra cosa sigue siendo una cuestión de creencia. Lo segundo, que piensan así –en la “superioridad intelectual” de quien no ve pareidolias– porque el Paradigma social así lo insinúa.

Ahora bien, ¿qué pasaría si –con iguales especulaciones psicologistas– desde mañana los científicos (de hecho, muchos ya lo están haciendo) salieran a postular que ver pareidolias es señal de creatividad, gran capacidad de asociación de datos, pensamiento lateral y alternativo, falta de inhibiciones o represiones, capacidad de resiliencia frente a los prejuicios? ¿Negarían ustedes que los que “no veían” harán, consciente o inconscientemente, su mejor esfuerzo por sí verlas ahora?

Me dirán que escribo esto porque suelo ver pareidolias. Y sí, es muy posible. Porque acepto que estén en mi Paradigma. Esto se demuestra de una manera sencilla: quienes vean pareidolias seguramente estarán de acuerdo con mi exposición y quienes no, no estarán de acuerdo. Nuevamente, deberíamos regresar a Kant, Descartes y otros para preguntarnos: ¿es el “ahí fuera” como lo percibo “aquí dentro”? Si es el caso, las pareidolias son sólo eso. Pero si ese “ahí fuera” fuese diferente al que construyo “aquí dentro” (de mi percepción) lo que llamamos pareidolia es una manifestación objetiva de un hecho de íntima interconexión entre lo interno y lo externo que aún no comprendemos. Allí aparece el pensamiento hindú diciéndonos que nuestra percepción de partes diferenciadas es “Maya”, “ilusión”, pues Todo es Uno que solo percibimos como diferenciados.

Pero las líneas de hoy exceden el debate de pareidolias y paradigmas. ¿Dónde quiero llegar? A reflexionar en cuán fácil resulta descalificar al que piensa distinto, en éste u otro tema cualquiera: «vendido», «apátrida», «ignorante», «idiota»… se escribe como si fueran «argumentos» en sí mismos. ¿Agredimos porque íntimamente no toleramos que se ponga en duda el universo de nuestras convicciones? ¿Porque tememos que “el otro” tenga razón? ¿Simplemente porque se me acaban los argumentos y el ego necesita desesperadamente imponerse como sea?

Misterios de la naturaleza humana, a veces mucho más interesantes que los propios del universo del que es parte. Pero ahora discúlpenme: han aparecido algunos grupos de nubes y quiero tenderme en el césped a ver pasar animalitos…

4 comentarios de “Sobre pareidolias, paradigmas y descalificaciones

  1. Hijo de la Gran Fruta dice:

    No me parece tan raro.
    Imaginen al cielo y las nubes como un lienzo y al inconsciente como pincel.

    Para mí no hay mucha diferencia entre eso y una persona que toma un lienzo de papel y un pincel y se pone a pintar.

    Lo etéreo se manifiesta en las dos cosas: en la persona tratando de ser creativa, conscientemente pintando, y en los millones de personas que tienen en la mente a Maradona y, por alguna razón, el inconsciente termina pintando eso en el cielo.

  2. Hijo de la Gran Fruta dice:

    Yo en el cielo veo dragones, enfrentamientos galácticos y muchas chicas en bikini.

    Hay que tener un inconsciente terriblemente lelo para pintarlo en el cielo a Maradona, pero bueno… Cada uno con su paradigma……

  3. Josep dice:

    Muy enriquecedor, amigo Gustavo, como siempre. Y yo, como siempre también, me salgo por la tangente. No he sido capaz de ver a Maradona en las nubes, y mira que lo he intentado. Tampoco puedo disfrutar de los animales que ves en ellas, ni las manchas de humedad me sugieren pareidolias. En cambio, recuerdo que de niño sí que veía estas cosas, generalmente me daban miedo. Como te conté hace tiempo, a los 13 años dejé de visualizar, es lo que ahora los psicólogos llaman “afantasía”. Como iba a un colegio muy religioso, pensé que fue un castigo de Dios por visualizar demasiado a Brigitte Bardot. Lo sentí como si me hubiera quedado ciego en un aspecto muy importante y que no podía explicárselo a nadie, así que empecé a interesarme por la música… por poco tiempo, porque igual que me quedé ciego a visualizar imágenes, a los pocos meses también me quedé “sordo” a visualizar sonidos. Así que desde entonces no “veo” pareidolias, ni “oigo” pareidolias auditivas (por ejemplo, soy absolutamente negado para las psicofonías).
    Pienso que entre tus numerosos lectores y oyentes de tus podcast habrá algunos con afantasía visual o auditiva. Sería interesante que nos contaran si esto les afecta en “ver” las paraidolias visuales o en “entender” las psicofonías.
    Otro aspecto que sería interesante, es lo que yo llamo mi “gafe” con los médicos. Sospecho que no me funcionan los placebos… ¿requerirán algún tipo de visualización para que nos hagan efecto? Además, y es también una sospecha, pienso que además de los placebos sin medicamentos, también usan medicamentos como placebo. Muchas veces he ido al médico con un problema y me han recetado tranquilizantes, acompañados de un alegato muy convincente de que me iban a curar mi dolencia. Nunca me “curaron”, pero de forma estrepitosa: estuve 2 años con una úlcera de duodeno sangrando, y los tranquilizantes que me trecetaban no funcionaron, hasta que me encontraron la úlcera, entonces con dieta y medicación adecuada se curó en pocos días. Y de los ¡decenios! que estuvieron medicándome con ansiolíticos contra los síntomas de mi diabetes, mejor no hablar. Pienso que posiblemente los sensibles a las pareidolias, si el médico les da una pastilla diciéndoles muy convencido que les va a curar, cuando ellos se la toman y se sienten “mas tranquilos”, “se creerán” que se están curando… ¡y se curan! O al menos deja de dolerles. ¿Habrá mas casos de este “gafe con los médicos” junto con afantasía?

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