LA CUEVA CHAMÁNICA DE LA SERRETA, O CUANDO LA HISTORIA OFICIAL NOS TOMA POR INFANTES

 

En las cercanías de la población española de Cieza se abre un profundo precipicio, conocido como La Serreta. En sus laderas es difícil observar, desde la cima, las profundas oquedades que se abren a ambos lados. Ya sea porque las vieron remontando el bravo curso del río o porque se dedicaron a explorar las irregularidades del abismo, los

El abismo de La Serreta
El abismo de La Serreta

antiquìsimos habitantes de la zona no solamente las descubrieron sino también las ocuparon durante milenios. Y allí nos

El acceso, actualmente
El acceso, actualmente

encaminamos durante nuestra reciente visita a ese pais, en busca de algunos misterios sobre los que teníamos vaga idea.

Debo a la amabilidad de un anónimo guía local, acompañante inevitable para poder acceder al lugar, la “versión oficial” sobre la historia del sitio. Se dice (académicamente) que en el Calcolítico estuvo episódicamente ocupada por familias prehistóricas. De allí la historia hace un salto de algunos milenios, y nos cuenta que, hace unos dos milenios, se construyó en su interior, en dos momentos distintos, dos viviendas –de material- por familias romanas. Y continúa la fábula (que no creo otra cosa) relatando que el hallazgo de trozos de esparto en la vertiginosa “chimenea” que da acceso a la caverna –único lugar practicable para descender- “probarían” que esas dinámicas familias saldrían y entrarían descolgándose con cuerdas, lo mismo que harían con su exigüo ganado (caprino u ovino) que les procuraba subsistencia.
Esas dos familias habrían ocupado la misma vivienda reconstruida por lapsos de unos veinte años, en dos períodos separados entre si por unos cincuenta o sesenta años. Trozos de vasijas, monedas romanas, utensilios de piedra y hueso, pictografías paleolíticas son el sustento con el que elabora este relato. Y mientras yo permanecía

La entrada desde el fondo de la cueva
La entrada desde el fondo de la cueva

apartado del apretado grupo con el que habíamos descendido allí me preguntaba hasta dónde el amable guía no era conciente de la serie de mentiras que proponía.

 

Al fondo, el río
Al fondo, el río

¿Mentiras, Gustavo?. ¿No puede tratarse que, simplemente, sostiene una opinión distinta?. No, mentiras. Porque no puede afirmarse con tanta liviandad que en el lugar habitaban “familias del Neolítico o Calcolítico” por un lado mientras que no se ha encontrado ninguna huella de fogón, del omnipresente y casi eterno fuego familiar que durante años, décadas, se mantenía en esos lugares. No puede sostenerse con tanta liviandad que “dos familias romanas construyeron allí sus viviendas” cuando los fundamentos de las mismas, en vez de ubicarlas al fondo de la profunda cueva, resguardada de las inclemencias del tiempo, estaban –están- casi sobre el precipicio mismo, donde el viento, la lluvia, el frío no darían paz. Mentiras, porque no puede decirse con tanta soltura que entraban y sacaban su ganado caprino y ovino descolgándolos con cuerdas por la vertiginosa “chimenea” que da acceso (al punto que para visitarla se ha construido una complicada escalinata de metal, de incómodo y aún cuidadoso descenso) a la caverna. Aún más; sólo imaginar una

Desde el fondo a la boca
Desde el fondo a la boca

cabra bajando por allí, con mucho cuidado que fuere, es pensar inevitablemente en la penosa muerte de la misma, o cuando menos sus severas heridas, dad ala cantidad de aristas filosas, cortantes, que la piedra presenta en una caída que para nada es verticalmente rectilínea.
Pero no. La “mentira oficial” insiste: bajaban y subían acrobáticamente a esa cueva todos los días, pese a que a su alrededor hay decenas de cuevas igualmente cómodas y de acceso mucho más sencillo.

El símbolo del chamán
El símbolo del chamán

¿Cómo no pensar que la “historia oficial” es, sí, una mentira, cuando las pruebas de la verdadera naturaleza del lugar están a la vista?. Pues sí, allí destaca, impoluto, virgen, poderoso, el símbolo universal del chamán. Desde los trabajos de Mircea Eliade al presente sabemos que por encima de culturas y horizontes cronológicos, los chamanes eran identificados con un símbolo, una determinada pictografía o petroglifo: el que presentamos aquí. El academicismo español no puede ignorarlo, pero sí puede hacer como que no ve, a la vista de los escasos visitantes que se llegan al lugar. En efecto, ¿cómo admitir la incómoda situación que este enigma plantea?. Porque si allí existieron chamanes calcolíticos, éstos, que vivían y trabajaban en solitario, lógicamente tendrían en esa cueva de duro acceso el lugar ideal para sus trabajos, adonde llegar sería parte del viaje espiritual necesario para quien buscara sanación. Y esos romanos de siglos, milenios posteriores –y aquí sí, tal como admite la misma “historia oficial”- que se dedicaban a ser “boticarios” o “herbolarios” (el guía repetía como un sonsonete esos términos, sin advertir las implícitas contradicciones de su relato-) con lo cual formalmente continuaban la tradición chamánica de sus antecesores, lo que enseñaba que no solamente no habían elegido azarosamente el lugar (además, ¿con qué fin una “familia romana” se refugiaría durante veinte años –y no una, sino dos veces

¿Protosímbolo de Esculapio-Hermes-Mercurio?
¿Protosímbolo de Esculapio-Hermes-Mercurio?

en un siglo- tan lejos de cualquier centro poblado?) sino que, aún más, eran conscientes y conocedores de la ancestralidad sagrada del lugar, posiblemente asociada esta ancestralidad al conocimiento del “poder” telúrico de ese refugio.
Pero la historia oficial necesita construir la mentira. Total, los escasos visitantes suelen creer cualquier cosa, porque no

Entre los restos de la fortaleza medieval árabe que domina la región
Entre los restos de la fortaleza medieval árabe que domina la región

les interesa hacerse preguntas. Eso exime al guía, y al maestro del guía, explicar, por ejemplo, cómo un mismo símbolo allí presente se derrama sobre la faz de la Tierra a través de los milenios si no se acepta una Sabiduría Ancestral común, o, en su defecto, un Emergente Arquetípico también común..

La cueva de La Serreta, según la arqueología oficial refugio de familias del Calcolítico primero y de dos familias romanas alrededor del siglo II D.C es, en realidad, una cueva chamánica por partida doble: porque sus ocupantes conocidos ejercieron esa función y dejaron sus evidencias (el símbolo del chamán en un caso, los rastros de los elementos de herbolaria y farmacopea en otro) y por las características energéticas del lugar, un lugar que no casualmente abunda en leyendas de duendes, elfos, hadas, trasgos y demonios –según el momento histórico- No lejos de allí, en Cieza, los árabes levantaron su “medina” –ciudad- vigilada por el “castillo” que mira desde lo alto, desde ese alto en que ahora, mirando hacia el abismo de La Serreta, me deja preguntarme, mientras el viento comienza a bramar a mi alrededor, hasta cuándo las academias científicas seguirán tratándonos de infantes.

Agradecimiento renovado al amigo-hermano Sergio Chorro Rocamora y los suyos, por acompañarnos, colaborar en hacer este relevamiento más sencillo y facilitar buen material fotográfico

14 comentarios de “LA CUEVA CHAMÁNICA DE LA SERRETA, O CUANDO LA HISTORIA OFICIAL NOS TOMA POR INFANTES

  1. J.W. Sofía dice:

    Hace un par de décadas, después de un revelador viaje por el Euskal Herria y de merodear medianamente acompañado por las callejas de Bilbao y de pequeños viajes hacia el Sur y hacia el Norte pasando por la fascinante Gernika-Lumo donde aún persisten las cicatrices de la Operación Rügen (el más vil bombardeo a civiles, hecho con un fin tan oscuro como profano) hasta llegar a Paris; me fui por las mías a recorrer la geografía española y europea.

    Fue en Alacant (Alicante para el castellano no Valenciano) que me encontré por casualidad (o no tanto) con Jhená Rosënbauer, su esposo y sus dos hijos, una familia alemana por demás ávida de los pasados misteriosos europeos y propietarios de uno de los archivos mas interesantes que haya tenido yo oportunidad de visitar.

    El asunto es que me abordaron en medio de una improvisada charla sobre Patagonia, donde estaba mostrando las bellezas del sur argentino a través de unas diapositivas que ya estaban gastadas de ir y venir en muchas localidades de España, después de una avalancha de preguntas terminamos compartiendo una toña alicantina en el desayuno del día siguiente.

    Nuestro destino era, sin saberlo, el mismo: Murcia y Cartagena… así que juntamos equipajes y (por aquel entonces) pesetas y terminamos recorriendo las serranías, valles y desfiladeros al Oeste, cueva de La Serreta incluida, por dos largas semanas.

    El asunto es que no me impactó tanto la cueva misma, acostumbrado a las pinturas rupestres, petroglifos y cavernas de Santa Cruz, Neuquén y Mendoza; me asombró en sobremanera la prolijidad de las «marcas» (si las puedo llamar así) prolija y geométricamente dispuestas en la geografía de los desfiladeros y su entorno que disimuladamente indican no solo la localización de La Serreta, sino de los otros complejos de cuevas, pasadizos, aleros y refugios naturales y «excavados» en la roca.

    Me impactaron los grabados en la piedra hechos en la base de las salientes verticales, y las perforaciones en la roca que aparentan estar destinados a la instalación de accesos desmontables, que no sería nada raro para el acceso y seguridad de tales espacios.

    Pero por sobre todo me invitó a la imaginación la presencia, dentro de algunos de los mismos, de reservorios de agua a modo de cisternas muy similares a los que existen en Petra (Jordania) que algunos años antes tuve la oportunidad de visitar.

    Es cierto que existe una «historia oficial» y es cierto que no todo se sabe, pero no le hecho la culpa a la intencionalidad sino a la pérdida consistente de las tradiciones culturales y la historia regional; y esto pasa en todo el mundo.

    Creo que cuando los ancianos se olvidan, se olvida con ellos la vivencia de la memoria, y han pasado (y seguirán pasando) generaciones de ancianos a quienes no se les pregunte sobre lo que saben, sobre los lugares que han caminado, sobre los conocimientos de su legado y sobre el «por qué» de los detalles de cada lugar que le es propio.

    Aquí en Patagonia eso es muy común, y lo he visto en mis viajes; sabemos del mundo lo poco que se logra acumular en una biblioteca, por algún que otro buscador afortunado que tuvo la suerte de recibir fondos de investigación o por el descubrimiento ocasional de algún que otro caminante de la vida; pero el gran volumen del saber está allí esperando y lamentablemente disolviéndose lenta pero inevitablemente con el tiempo.

  2. Juan Carlos dice:

    Muy interesante artículo, los paisajes españoles son toda una aventura y pocos saben que España es uno de los paises con mayor cantidad de sitios naturales cuidados y dedicados a la actividad recreativa y deportiva.

    Pero me gustaría destacar también el largo comentario de J.W. Sofía, quien agrega a la nota varios toques de color interesantes, el principal es el de la memoria de los ancianos que me pareció muy valiosa, el segundo son esos datos respecto a las cavernas y el último que ya había leido en otro artículo referido a estos temas es el de la familia alemana.

    Leí muy buenas referencias del Sr. Sofía, algunos buenos comentarios públicos y he leído sus escritos; pero también y en casi todos mensajes «privados» comentarios no tan buenos. Si me permite el titular de «Al Filo de la Realidad», me gustaría pedirle al Sr. Sofía alguna constancia de su visita a España «hace un par de décadas», cualquiera sea, como una manera de confirmación de confianza de sus relatos que sobresalen por su calidad y contenido.

    De seguro Gustavo Fernández no tendrá problema en este pedido a saber que la verdad y honestidad siempre gratifica a los gentiles y con ella se dara más entidad a los comentarios de los usuarios de su blog, habida cuenta que como en este caso el Sr. Sofía no tiene perfiles conocidos en las redes sociales.

    Gracias, quedo a la espera.

    • Gustavo Fernández dice:

      Quiero dejar constancia que el día de la fecha J.W.Sofía me ha escaneado tanto la página inicial de su pasaporte como la página 19 del mismo, donde consta arribo y partida de Madris en el año 1999. Independientemente de las vicisitudes e implicancias del relato, esto satisface, a mi criterio, la inquietud del lector Juan Carlos -quien por razones de entendible confidencialidad deberá confiar en mi palabra como Administrador de este blog, ya que debo preservar la documentación facilitada de toda exposición pública- Agradezco a ambas partes la resolución educada y caballeresca de esta inquietud.

  3. J.W. Sofía dice:

    Hace instantes (Noviembre 14 de 2.014, 17:23 Horas) envié vía privado al Administrador del Sitio Web, constancia solicitada por el Señor Juan Carlos sobre ese viaje particular que hice a España. En breve de seguro el Sr. Gustavo Fernández confirmará la misma.

    No me molesta cuando los pedidos de esta clase se realizan con cortesía y educación como en este caso, y aunque no acostumbro a rendir esta clase de méritos de mis actividades hice por esta única vez una excepción. Gracias.

    • Gustavo Fernández dice:

      Quiero dejar constancia que el día de la fecha J.W.Sofía me ha escaneado tanto la página inicial de su pasaporte como la página 19 del mismo, donde consta arribo y partida de Madris en el año 1999. Independientemente de las vicisitudes e implicancias del relato, esto satisface, a mi criterio, la inquietud del lector Juan Carlos -quien por razones de entendible confidencialidad deberá confiar en mi palabra como Administrador de este blog, ya que debo preservar la documentación facilitada de toda exposición pública- Agradezco a ambas partes la resolución educada y caballeresca de esta inquietud.

  4. ELIAS GOMEZ dice:

    Realmente un EJEMPLO, si con mayusculas, es la primera… QUE VA LA UNICA VEZ que en estos temas leo que dudan de alguien, le piden constancias y la persona las entrega con total educación. Muy raro pero alentador pues hay que ver que todavía queda tela por cortar en los asuntos del misterio, y que la cortesía y la corrección todavía estan presentes. ¡Tenía que pasar en AL FILO DE LA REALIDAD!… de 10 !!!… (aplausos).

    Por otra, he leido, como Juan Carlos los artículos de Sofía y realmente son muy buenos, tienen mucho que enseñar, sería bueno que el Sr. se sume a las redes sociales y se haga conocer, siempre es bueno «encontrar» al interlocutor con algún historial, foto y algún otro dato.

    Conocí La Serreta hace muchísimos años pero no tuve la suerte de ustedes, primero me asé al sol español y después me orcí un tobillo que me tuvo imposibilitado durante una semana, es que en ese entonces no había ni barandales, accesos, ni siquiera había señalización del lugar !.

    • Gustavo Fernández dice:

      Hola Elias y, por cierto, en lo personal me satisface que se diriman estas cuestiones cvon respeto. Hace rato que bregamos por proponer disensos con educación, primero desde la revista digital, luego desde este blog, más tarde en los podcasts. Y seguimos convencidos que hay muchas gente respetuosa, educada y digna, sólo que, como en tantos órdenes de la vida los «otros», siendo menos, hacen más ruido…
      Quieran los buenos vientos que puedas regrear a La Serreta en algún momento, y conocerla como se merece. Cordialmente,

  5. Juan Carlos dice:

    Totalmente conforme con su palabra Gustavo, gracias; y gracias al Sr. Sofía, es muy raro encontrar personas que respondan con educación a un pedido como el mío.

  6. Juan dice:

    Hace unos 40 años, cuando yo era un adolescente, participé en «Misión rescate», una especie de actividad escolar mezclada con un programa de la televisión española de la época. Nuestra misión era dibujar y dar a conocer el refugio mesolítico de Ojos Albos a donde solo se podía llegar andando o en burro y que solo conocían los pastores del lugar. Hoy es un sitio accesible y relativamente concurrido. Hicimos copias de los dibujos y se nos ocurrió interpretarlos del lado de la ufología, que estaba entonces muy de moda… El caso, es que el profesor que nos acompañaba era de esos que marcan y mis pasos se dirigieron hacia una profesión en la que he pasado más de 10.000 horas en grutas,y todo tipo de galerías subterráneas. También he tenido la gran suerte de ser testigo de excavaciones y de desarrollar un ojo certero en el hallazgo de restos de nuestros antepasados. He utilizado mi imaginación durante muchas horas y le he dado vueltas a cosas que no me cuadraban. Así, durante el año que estuve siguiendo la minería romana, en especial en la provincia de León (no en las Médulas), no paraba de pensar cómo sería aquello. Yo cuestionaba la teoría de los esclavos trabajando las minas de la montaña y postulaba que deberían ser colonos. Hoy la teoría oficial es esta última. Al final, uno llega a la conclusión que bajo el sol o escondido en la oscuridad eterna de las cavernas hay poco de nuevo.
    Con respecto a los guías, no se puede generalizar. Yo me he encontrado con verdaderos sabios, con los que la visita es distinta cada vez que se va con ellos. Maravillosos comunicadores, con los que el punto de interés se enriquece de forma exponencial, voluntariosos o simples mercenarios… Mi última experiencia con guía fue el año pasado en Toledo (España), contratamos una excursión Toledo subterraneo en la noche. Nos habíamos colado en un grupo y nos maravilló el guía. Lamentablemente, el que nos tocó no era igual y cuando uno ha encontrado un subterraneo, del siglo XII en su jardín, lo que te enseñan es fácil que te decepcione. Creo que las explicaciones de la historia no solo se alejan bastante de las corrientes oficialistas, además, cada vez es más común el ofrecer visitas guiadas con espectáculos donde se mezclan las leyendas locales con las leyendas universalizadas por el cine. Es cosa de la globalización, supongo.
    Enhorabuena por el blog.

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