ENSOÑANDO SOMOS MÁS

huehueteotlLa frase del título son palabras con las que nuestro maestro y Abuelo de “Casa del Cóndor”, Ollinkauit (Gerardo Alcántara) propuso y dirigiò una vivencia que trascendiò distancias, tras su sueño trascendente de unir los vuelos del águila y del cóndor. Estoy casi tentado a definirla de ahora en más como “Meditación de Ollinkauit” –en tanto mi hermano, maestro y amigo no se moleste por ello- porque en su simpleza radica la profundidad de las grandes enseñanzas. Y sirvan estas líneas de estímulo para invitar a otros hermanos y hermanas a acompañarnos en próximas experiencias.
Cierta noche, coordinando horarios, grupos en México, Colombia y Argentina sincronizamos nuestros tiempos para compartir un espacio meditativo. Que aquí, en Paraná, Entre Ríos, contó con la presencia de cuatro hermanos: Cristina –Tekutli (Jefe) de “Casa del Cóndor”-, Javier, Mariela y un servidor (diversas contingencias nos privaron ésta vez de la asistencia de otros allegados). Encendido del Abuelo Fuego, y antes de la apertura de Rumbos quiero compartir la primera magia de la noche.
Mientras esperábamos que el fuego tomara incremento (mucha leña gruesa y dura, poca blanda y pequeña, apenas unas pocas brasas hasta allí) pusimos de fondo el tema “Hena me”, indicado por Ollimkauit para la Ceremonia, y se me ocurriò enseñar a Mariela y Javier unos movimientos de Tonallin (Yoga Tolteca) al ritmo de la música (era día Acatl, pero nos permitimos la informalidad de practicar las correspondientes a día Mono y Movimiento). Primera observación: cierta pasividad y falta de entusiasmo del grupo empezó a ser atravesada por una poderosa energía dinámica, una alegría que estallaba en risas y movimientos cada vez más intensos. Y en ese momento, algo llamó nuestra atención: el fuego, el Abuelo Fuego, hasta entonces mustio y casi apagado, había tomado intensidad y bramaba abrazando todos los leños colocados a su alrededor. ¡Cómo dudar que la energía que comenzamos a hacer circular vivificaba al Abuelo!. O cómo dudar de la alegría del Abuelo ante la danza y la música que nos transmitía su energía. Allí se sentía en su Doble Esencia, como Huehueteotl, el Fuego Creador y también como Xiutekutli, el Fuego Transformador, transformando actitudes y estados de ánimo.
Llegó el momento de iniciar formalmente la Ceremonia. Entonces sí, Apertura de Rumbos, unas palabras de circunstancia, una ofrenda de tabaco que hicimos al Abuelo y entonces la meditación, en silencio. En el astral –ésa era la intención- encontrándonos o percibiéndonos.
Tras la meditación, trece vueltas cantando al fuego, unos minutos de tararear la canción y finalizar con el cierre de Rumbos. E intercambiar pareceres….
Cristina nos habló de su percepción de muchas presencias y, especialmente, de sentir (o ver con el alma) como los tambores eran tocados por multitud de manos que se acercaban a los mismos. Pero eran manos arrugadas(comenta que le pasa a menudo en meditaciones chamánicas) El sonido de nuestros tambor eran mucho mas fuerte cuando lo tocaban esas manos. Sintió mucho viento (mucho más del que había, que no era gran cosa). Mucho viento y q el fuego le envolvía. Mariela, que se veía alejada del círculo y de pronto, unas manos cálidas pero firmes la empujaron a integrarse. Javier, sintió que alguien –o algo- caminaba sobre la hierba –del lado opuesto a nosotros y al fuego, y huelga aclarar que no había nadie más que nosotros cuatro- y luego se alejaba. Y yo, estando con los ojos cerrados, me divertía “viendo” el fuego cuando advertí que el lugar estaba colmado de personas. Parecía un doble círculo de hombres y mujeres, sentados también en actitud imitativa. La “imagen” –mental- fue tan fuerte que tuve que abrir los ojos para convencerme que no, que estábamos –físicamente- solos. Hubo también otras percepciones y sensaciones, muy personales.
Esta es la sinopsis de la primera –voy a insistir con la denominación- “Meditación de Ollinkauit”, y el reporte cuando menos por parte de quienes nos sumamos desde “Casa del Cóndor”. Esperamos con ansias e interés conocer las vivencias de otros hermanos, y la próxima fecha designada para, entonces, hacer con anterioridad extensiva la invitación a todos aquellos que deseen sumarse.

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