El viaje Chamánico

El Viaje Chamánico, o Ensoñación Chamánica puede definirse como un trabajo de meditación (y en este punto numerosas disciplinas, desde el Budismo Zen hasta el Arte de vivir argumentarán que no decimos nada nuevo. Y claro que, precisamente, no queremos decir nada “nuevo”: una vez más, se trata de una herramienta ancestral que trasciende todos los horizontes). Se comprenderá mejor este punto si abandonamos cierto paradigma inconsciente que nos arrastra a pensar que Chamanismo y Sabiduría Ancestral remite, necesariamente, a Pueblos Originarios de América.

¿Por qué hablamos de “chamanismo”?

Se impone una necesaria aclaración: sabemos que el término “chamán” deviene de “shaman”, expresión propia de etnias siberianas que se aplica estrictamente al Hombre – Medicina y, por extensión, al “sanador”. Por tanto, la palabra “Chamanismo” debería emplearse sólo para rituales y ceremonias vinculadas a la “sanación”, sea ésta espiritual o no. Si lo usamos en un sentido más amplio, abarcando la totalidad del Conocimiento Ancestral de los Pueblos Originarios, es debido a que la masificación y vulgarización de la expresión hace que en todos los niveles de conocimiento su empleo remita al contexto que refiere. En otras palabras: al leerlo, cualquiera entiende aproximadamente de qué trata la cosa. Ya habrá entonces tiempo y espacio, en artículos y reuniones, de emprolijar la semántica. No nos preocupa tanto que el origen del término sea asiático y no americano ya que, como señalamos numerosas veces, entendemos que el Conocimiento Ancestral no queda circunscripto a una geografía específica. Empero, sabemos que cada Pueblo Originario, cada Filosofía Pretérita merece ser designada por su nombre propio: sirva este acápite sobre Chamanismo como un humilde homenaje colectivo a todas ellas en espera de una terminología que la englobe con más justicia.

Regresando a la Ensoñación, existe sin embargo una condición fundamental que la lleva más allá de la mera Meditación: su campo de percepción es el Mundo o Plano Astral y su inmersión supone, por un lado, el Desplazamiento del cuerpo astral del chamán y por otro, la sujeción de la actividad del mismo en ese plano a una voluntad consciente. Si al Chamán no le gusta la Realidad, crea una Realidad a su conveniencia. Esta afirmación centenaria –si no milenaria- adquiere otra dimensión cuando se parte de comprender que en este ámbito de conocimiento las múltiples realidades “materiales” subyacen, tienen un sustrato, sutil, y ese sustrato es (y lo que ocurre en) el Plano Astral.

Detengámonos un momento. Escuchemos aquí las críticas y quizás las burlas de los escépticos de siempre que sostendrán que todo esto es una tontería o, en el mejor de los casos, una mera especulación gratuita. Permítanme demostrarles que no es así.

Porque, precisamente, estoy proponiendo aquí una vía experimental. No se tratará de exponer resultados estadísticos, ni gráficas, ni nada que haga al falso oropel del packaging académico, sino acudir a la naturaleza más íntima del, precisamente, pensamiento científico, que es la verificabilidad y repetibilidad. No perdamos de vista que lo que hace digno de consideración científica un tema (o debería hacerlo, porque en ocasiones –demasiadas- prima el mediatismo académico por sobre la metodología científica, siendo así que academicismo y cientificismo remiten a cosas muy distintas). En efecto, se considera que algo es verificable científicamente cuando, publicados resultados de los experimentos, cualquiera –con los recursos y capacidad idóneos- los repite. Y arriba a las mismas conclusiones.

Nuestra formación y experiencia en el campo de la Parapsicología, la experimentación paranormal pero –muy especialmente- con ciertas Sabidurías Ancestrales y el Chamanismo nos permitió no solamente “vivenciar” estados de percepción supranormales sino obtener algunos registros físicos a consecuencia de esas prácticas. Éste es el punto donde me detengo y reivindico la metodología: no deja de ser sugestivo que aquellos que critican y desprecian este abordaje (y en consecuencia, los resultados propuestos) siempre lo hacen desde una postura apriorística. Es decir y en términos claros: los refutadotes, los que sostienen que sólo se trata de trucos de la imaginación y buscan refutar con sus argumentos la hipótesis de la “percepción supranatural”, nunca han practicado, experimentado, vivenciado (y con alguna continuidad; no simplemente de manera azarosa y anecdótica) aquellas prácticas –en este caso chamánicas- que les permitiría vivenciarlo, o no. Esto que proponemos es de una obviedad absoluta: si decimos que mediante estas prácticas podemos asomarnos a otros planos de Realidad (porque lo hemos hecho) y ellos sostienen que “no”, y nunca lo han hecho… ¿cuál de las partes es menos “científica”?.

Ya sabemos que una de esas herramientas es el consumo de Plantas Sagradas, Maestras, es decir, enteógenos (alucinógenos) y es aquí cuando los críticos pueden decir que, en ese estado, se ve y se siente cualquier cosa. Acordemos por un momento. Pero lo cierto es que el Chamanismo tiene otras herramientas sin alterar la consciencia ordinaria, y cito dos: (a) el trabajo en Temazcales, y (b) la Ensoñación chamánica –en los anteriores, durante el “tekio” de montaña, caminatas espirituales, etc.- Ya que de Temazcales hemos escrito (y hecho docencia) bastante, así como del Tekio y las Caminatas Espirituales, enfoquémonos en la Ensoñación o Viaje Chamánico.

  • Comprender claramente no solamente la existencia de un Plano Astral, sino aquello en lo que consiste (los interesados en más información, puede encontrar de interés mi libro “Fundamentos Científicos del Ocultismo”, cuya edición digital gratuita pueden solicitar a: caintegral@yahoo.com.ar ) así como la lectura de este artículo.
  • Tener un claro y sostenido objetivo. El Chamán no hace las cosas por mera curiosidad; no “prueba a ver que pasa”. Su fortaleza (que alimenta también su Voluntad y, por extensión, es lo que le hace destacar a la hora de modificar la Realidad a su antojo) es tener siempre, propósitos claros y firmes. Si tu personalidad aún no está entrenada y educada en ese sentido, sugiero trabajes en ello antes que “intentar” el Viaje Chamánico. Porque –una vez más- el Hombre y Mujer de Conocimiento no “intentan”. Hacen.
  • El campo de acción es, como dijimos, el Plano Astral. Y a éste se accede con cierta facilidad (luego de los dos pasos anteriores) en estados hipnagógicos e hipnopómpicos. El estado “hipnagógico” es ese estado de semi inconsciencia que antecede al dormirse, cuando no estás aún profundamente dormido pero ya no estás completamente despierto. Y el estado hipnopómpico es lo mismo, pero al salir del sueño. Vale decir que tienes que crear, voluntaria, conscientemente, un estado de semi adormecimiento con un marco técnicamente adecuado. Este marco estará dado:
  1. por la apertura de un Espacio Sagrado. Un fuego, consagrado de manera de despertar en él al Abuelo Fuego. Uno o más cánticos. Una intención (mejor si es grupal). El saludo a los Rumbos.
  2. La realización de una Danza, pasos de “firma”, caminata alrededor del Fuego (que habrá dejado de ser “un fuego”; nótese la sutil diferencia) bajo la guía de alguien que acredite experticia en este trabajo.
  3. La introspección sobre el Propósito.
  4. A partir de aquí, las indicaciones de ese alguien capacitado que debe guiar al aprendiz. Si se me observa negar aquí el Conocimiento, permítaseme decir que sería una falta de respeto al espíritu del Chamanismo plantear que todo él puede ser enseñado “en teoría”. Es fundamentalmente vivencial. Y si lo es, es a partir de este punto donde debe comenzar la vivencia. Pero atiéndase a una observación importantísima: la razón de ese Viaje o Ensoñación Chamánica es operar en ese “plano sutil” –el Astral-, operar en el sentido de cualesquiera sean los objetivos que se proponga: la sanación de un tercero, un “salto cuántico” en su cotidianeidad laboral o personal, el reunirse (siempre en el Astral) con otros chamanes, etc.

Para finalizar (por ahora, claro). Si la primera reacción del lector es rechazar por “supersticioso” este planteo, permítame señalar que detrás de su aparente “lógica” late una conducta absolutamente “mágica”: como “supone” que no es posible, concluye que no lo es. Insisto: experimentar primero, y a consciencia (con todo lo que la expresión “a consciencia” implica) y concluir después.

Luego: como gusto señalar, no estamos aquí ante “creencias”. Si es método, prueba, ensayo, error, conclusión, es que estamos frente a una tecnología espiritual

11 comentarios de “El viaje Chamánico

  1. Victor dice:

    Impecable Gustavo. Una consulta, en este tipo de viajes, con ritual incluido, los participantes son todos «chamanes» o estan involucrados algun tipo de «iniciados».

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